MIS LIBROS FEMDOM

25 mayo 2014

¿Por qué lo llaman sumisión cuando quieren decir calentón?


Lo mejor como digo a veces es tomarse las cosas con humor, así que aquí dejo esta escena de la película Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo. La respuesta en ambos casos es, lógicamente, que diciendo la verdad no conseguirían lo que buscan en el fondo: sexo o un rato fingiendo con una Ama para llevarse su fantasía cumplida. La forma (deshonesta) de conseguirlo es hacerse pasar por lo que no son: un ferviente enamorado en un caso o un sumiso auténtico de pies a cabeza en el otro.

La película no va de D/s, claro, pero en esta escena hay un poco de humor femdom cuando la pareja de actores porno va a TV para un show sado de dominatrix y esclavo, y casualmente el chico coincide con sus padres.



Y para los más observadores, la respuesta es sí, el punto de partida de mi novela Despertar sumiso es parecido, chico que entra por circunstancias en el mundo del porno y allí encuentra a una mujer que le cambia la vida.

18 mayo 2014

El friki y la dominatrix



En esta película, Walk all over me, tenemos la típica visión desde fuera del tema Ama/sumiso. Ella es una dulce chica con problemas económicos metida a dominatrix que al principio se espanta cuando conoce a la clientela de su amiga, pero que luego se apunta al dinero fácil, escogiendo a un sumiso novato que le parece el menos friki de la colección.


Eso sí, nadie engaña a nadie acerca de lo que no es, la tal amiga dice que hace un papel como una actriz y en cuanto a ellos, buscan tal o cual fantasía a cambio de soltar billetes.


Creo que las escenas se entienden aunque estén en inglés. Y hablando de idiomas, aunque sospecho que ningún sumiso moverá un dedo sin la recompensa de una sesión, si alguno tiene nivel alto inglés/español o es bilingüe, que me avise para ayudarme con la traducción de mis libros. No creo que me lluevan los voluntarios pero ahí dejo el llamamiento.



16 mayo 2014

Retazos de experiencia femdom



Sabéis que no suelo contar nada de mis vivencias con sumisos, más allá de que todos los casos de falsos sumisos están basados en hechos reales, pero me apetece dejar constancia de los buenos ratos que he pasado cuando el sumiso en cuestión merece la pena. Que no todo va a ser hablar de lo negativo. Eso sí, las palabras siempre se quedan cortas para transmitir sensaciones, así que haré lo que pueda.


Tu cara. La puedo recordar ahora mismo. A la perfección. Estás debajo de mí. Mi sexo en tu boca. Te pregunto si no tienes suficiente (pregunta retórica por supuesto, sé la respuesta...), tras muchos minutos en la misma postura. Mueves la cabeza a un lado y a otro y tus ojos me miran fijamente, suplicantes, anhelantes de que no me aparte nunca de donde estoy. Sonrío. Y me río. Sí, me río, pero no de ti. Me río porque estoy feliz.


No. Así no, no seas desobediente, no te he dicho que hagas eso. ¿Acaso te he dado permiso para hacer eso? Zas. Te abofeteo. Tu cara se queda en la posición en que mi mano la ha dejado. Tus ojos bajos. Tus labios a punto de curvarse en una sonrisa. Porque te ha gustado. Te gusta que te abofetee. Que te riña y te corrija. Sonrío. Estás en mis manos.


Un dedo, el otro, varios a la vez, todos en tu boca bien abierta. Tus ojos apenas mantienen el enfoque. Ver tu expresión es más excitante que sentir tu lengua entre los dedos de mis pies, por la planta, por el empeine, por todas partes. Te gusta chupar mis pies, ¿verdad?, te pregunto, y tú no tienes ni fuerzas para hablar, asientes con la cabeza, sin parar de recorrer cada centímetro de mi piel. Dejo un pie en tu boca y busco con el otro aquello que palpita entre tus piernas. Se está bien así, creo que seguiremos durante muchos minutos más.




Quédate tumbado ahí, de espaldas, voy a usarte. Me paseo por tu cara. La recorro con mi culo de lado a lado. Muchas veces. Deprisa. Despacio. Me recreo. Me separo un poco para hacerte sufrir. Tienes la lengua sacada, tratando de apresar la parte de mi piel que consiga rozarte. Sueltas un “ohhh” que sale de algún sitio más profundo que tu garganta. Te encanta estar así, y a mi me encanta tenerte así.


Pillo lo primero que tengo a mano, el cinturón de tela que me he quitado antes de desnudarme. Levanto tus brazos por encima de tu cabeza y uno tus muñecas con un nudo. Ahora no puedes escapar, te digo. “¿Y por qué querría escaparme ahora?”, bromeas. Cierto. No quieres, querrías que ese momento se congelase en el tiempo. Y yo también.


Por favor, aráñame... Por favor, deja que chupe... Por favor, úsame... Por favor, por favor...” Me encanta que me supliques. Tu excitación se dispara en ese momento. Podría hacer cualquier cosa contigo cuando estás así. Pero me controlo, sé que soy la que está al mando y no puedo hacerte daño. Te araño la espalda, pero sé que no te dejaré marcas. Aunque luego lamentarás que no fuera así, querrías tenerme grabada en tu piel y tener un recuerdo y sentir que no lo soñaste. Porque, aunque cueste creerlo, a veces los sueños se hacen realidad :)

11 mayo 2014

El sumiso estratosférico




Decía yo en Diosas o humanas que algunos necesitan a un ser de otra galaxia para poder sentirse sumisos. Sumando dos más dos, resulta obvio que esos ni son ni serán nunca sumisos, porque aquí todas somos humanas, mujeres de carne y hueso, con virtudes y defectos, vaya, igual que ellos, pero esto es como el tío que no se mira al espejo y es el soltero eterno porque espera que Naomi Campbell (escojo este nombre por aquello de la diosa de ébano, cada cual que escoja a quien prefiera para su fantasía estratosférica) se acerque por su casa y le pida en matrimonio. Yo no soy una super woman, pero si lo fuera solo dejaría estar a mis pies a un super hombre, y tú, sumiso estratosférico, por supuestísimo que no lo eres.


Porque encima el individuo en cuestión suele pedir lo que él no tiene, aunque intente colarte lo contrario. Me refiero por ejemplo a los que presumen de cultura y solo son pedantes que sueltan una palabreja culta pero mal utilizada, con lo cual quedan peor que mal. “Te atisbo que soy así y asá”. ¿Que me atisbas dices? Será que me dejas atisbar XD. Ains, es lo que pasa por tomarnos por tontas de remate.


Una cosa es que no te sometas a cualquiera -y mucha grima me dan a los que les vale cualquier escoba con fusta- y otra muy distinta es que no te sometas ni a Santa Ama del Quinto Cielo.


Me han llegado a mandar varias hojas describiendo cómo sería una relación así. Es divertido y todo, oye. Te imaginas aquello como una cosa cronometrada al segundo, donde todo es en plan wowww y ohhhh desde la mañana hasta la noche, donde una mínima mirada de ELLA (así, en mayúsculas todo el rato) hace que al sumiso le tiemble el ombligo y se le retuerza la médula espinal de placer, donde llevar un café a la cama sea una tarea de adoración infinita en la cual el sumiso va levitando por el pasillo en búsqueda de su Ama Ultra Poderosa de Todas las Galaxias …


Por-fa-vor...


¿Hasta cuándo vais a hacer lo mismo? ¿Hasta cuándo nos vais a venir contando el cuento de caperucita en sus mil versiones? Eso sí, en todas sois vosotros el lobo, aunque os disfracéis de borrego, ups, digo de cordero ejem. Lobazos que quieren salirse con la suya sí o sí, que quieren que las cosas sean a SU manera, que cuando no van de gusanos arrastrados se pasan al bando contrario y van de perdonavidas que te hacen el favor inmenso de escribirte para ver si por casualidad eres la Ama esa que ni existe ni la van a fabricar jamás de los jamases.



Los pies en el suelo, majetes, que por ahí arriba os podéis pegar un hostiazo descomunal. Esto es más natural, es como la vida misma, no os montéis películas. Y dejad de dar la tabarra, que las cartas a los Reyes Magos se reciben en otra dirección. 

08 mayo 2014

No pisoteo, yo domino


Me ha gustado el artículo de elpais Cómo ser mujer y sobrevivir al banco de imágenes.




La imagen de la portada a la que hacen alusión me recuerda a muchas otras parecidas que son supuestamente femdom.






En general se podría hablar de cómo ser mujer y no morir en el intento de escapar de clichés de todo tipo. Por desgracia el femdom tampoco se libra de esto. Como dice la periodista, ¿otra vez una mujer poderosa invocando los mismos clichés? ¿Otra vez el manido fetichismo del tacón?

No tengo nada en contra de los tacones ni de usar nuestra feminidad (lo que diablos signifique eso, dicho sea de paso), pero si SOLO es eso lo que hace al sumiso arrodillarse ante nosotras, nos convertimos en muñecas de carne y hueso, en un juguete a tamaño natural, algo despersonalizado sin alma ni humanidad. Y oye, así se cierra el círculo ahora que lo pienso. Esa Ama de manual que le dice al sumiso lo gusano que es a cada momento y que le levanta el dedo corazón en señal de púdrete, son justo eso, la esencia de la falta de humanidad en persona. Sus armas de poder son las que se basan en pisotear, en ser la tía sin escrúpulos ni gota de compasión que viene a ser la versión femenina del macho castigador prepotente. Si a eso añadimos un sumiso que desea ser su putita, ¿qué tenemos ahí? Pues una machorra y un nenaza, o sea, más de lo mismo, machismo del puro y duro.

Sobre el machismo en femdom ya me extenderé, que me voy a quedar a gusto cuando lo haga, pero ahora quería hacer un avance aprovechando el artículo. Me quedo con estas palabras entre las que se cita lo dicho por Anna Freixas. Son para enmarcarlas:

La inteligencia femenina sigue resultando una agresión, y la ambición, una cualidad negativa asociada a estereotipos como el de la Dama de Hierro. “Son los bastiones de resistencia del machismo, un machismo que intenta ridiculizarnos. El gran problema de la mujer no es solo mostrarse como realmente es, sino encontrar modelos en los que reflejarse. Porque a la hora de mandar no los tenemos”.

(¡Exacto! No tenemos modelos a la hora de mandar, lo más parecido es el modelo del macho poderoso, y eso es lo que copian todas las Amas del porno y las que adoptan ese modelo de “dominio” de manera profesional o amateur. Y sobre lo de la inteligencia femenina, me han llegado a sugerir por privado que el blog parecía escrito por un hombre. Pues no, majos, soy una mujer, aunque os fastidie ver que tengo más de media neurona).


Y es en esa búsqueda de espejos no deformantes donde la iniciativa de Lean In y Getty (mostrar imágenes de mujeres reales) puede significar el principio de una nueva memoria visual asociada a una verdadera identidad femenina en sus múltiples facetas de poder, como dice Freixas, “asertivas, lúcidas y rápidas sin ser tildadas de agresivas o marimachos”.


No soy agresiva. No soy una marimacho. No soy lo que a nadie le da la gana que yo sea. Que os den, a vosotros, a los de los clichés. Al sumiso que entienda quién soy y no busque que me amolde a su manual no le digo que te den. A ese solo le digo: eres lo que busco, te valoro y, lo que es más, te admiro por no ser un borrego que sigue un manual. 

¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...