MIS LIBROS FEMDOM

20 diciembre 2015

Un sumiso en mi probador- Relato femdom

Aquí os dejo mi relato femdom navideño de este año. A disfrutarlo :)

Tengo una sorpresa para año nuevo, así que no publicaré en estas fechas. Hasta entonces, que paséis una felices y femdomeras fiestas ;)


La época de las compras navideñas son una pesadilla. Esto no lo digo solamente yo, claro, pero los agobiados clientes que se quejan mientras hacen cola para pagar no se pueden ni imaginar lo que supone estar al otro lado del mostrador, teniendo que salir cada día dos horas más tarde por cuadrar las cuentas del día.


No lo tenía claro cuando abrí esta pequeña boutique de lencería en un gran centro comercial, pero no me puedo quejar, y en épocas como esta aún menos. La clientela se diversifica en esta fecha, desde la abuela que quiere tener un detalle con la nieta hasta el jovencito que se ruboriza cuando pregunta por un conjunto para su primera novia. Y luego están las y los fijos. Ellos repiten menos, pero siempre hay excepciones, y la excepción de mi tienda es él. Lleva varios meses viniendo cada semana. No habla mucho ni da muchas vueltas. No sabe que lo observo sin que lo sepa, ni que detecto el brillo en su mirada cuando ve eso en concreto que le enciende el deseo de sacar la Visa.


Distingo a un fetichista a un kilómetro, pero sé que este no es solo eso. Me hace gracia el ligero temblor de su mano cuando la extiende para que le entregue la bolsa, sin atreverse a mirarme a los ojos, pronunciando un gracias casi inaudible.


Aquella noche lo planeé todo al milímetro. Sabía que no faltaría a su cita pese a ser la tarde previa a la llegada de Papá Noel. Es más, tenía que aparecer con mayor motivo para hacerme creer que aquella ropa iba destinada a su pareja... Pero yo sabía que ni tenía pareja ni la ropa era para ninguna mujer. ¿Que cómo lo sabía? Bueno, psicología a golpe de ventas se podría llamar.


Le dije al vigilante de seguridad que no le sorprendiese ver luz en mi tienda porque me quedaría hasta bien entrada la noche y que una amiga vendría a echarme una mano. Casi con puntualidad británica llegó mi más fiel cliente, a las 7 de la tarde. Sabía que su debilidad eran las prendas negras, así que decidí jugarlo todo al rojo ese día y llené cada rincón de la tienda de prendas en ese color. Noté que tuvo que disimular la decepción cuando paseó la mirada rápidamente por todas las paredes, para acercarse a cualquier estantería a continuación.


Me paseé distraídamente cerca de él y observé que había cogido un tanga de encaje especialmente caro.
-Hola -dije, mientras le miraba directamente a los ojos-. Buena elección, aunque no sé si entra en tu presupuesto.
-Bueno, esto... hoy es una noche especial, no me importa gastarme un poco más -respondió él sin apartar la mirada de la prenda.

...Sigue leyendo en Mi libro de relatos femdom (disponible en a m a z o n)




12 diciembre 2015

Adoptauntio... o domesticauntio

Todos los sitios de contactos en internet me dan la misma urticaria, porque suele haber dos extremos entre la clase de hombres que los utilizan: desesperados que no ligan ni p'atrás, o ligones compulsivos. Pero como tampoco es plan de ir con un megáfono por la calle, y ya que el blog tiene sus limitaciones de alcance, por muchas visitas que reciba, uno de los lugares en los que decidí hacer “labor de investigación” sobre posibles sumisos ocultos, como comentaba hace poco, es la web adoptauntio. Hace siglos me hice un perfil y ahí lo dejé, de manera que volví a ver qué se cocía. Pero antes, por si no sabéis de qué va el tema, os cuento brevemente. Se trata de una web española de encuentros/citas/ligue/amistad o lo que sea que busque cada cual, que tiene la novedad de que las mujeres tienen la iniciativa, al menos en las charlas, porque ellos como mucho pueden visitar tu perfil o darte un toque mediante un “hechizo”. Ya el hecho de que no te agobien con mensajes no deseados es un alivio, y una gran ventaja frente a otras webs si no te gusta que lleguen cien babosos en plan “k passa wapa”. En cuanto a las chicas, pueden dar permiso para que les hablen o meter directamente en la cesta de la compra (tal cual suena) a sus “hombres-objeto” (tal cual suena también). Ellos tienen la posibilidad de rechazar la oferta, claro, que todavía tienen algunos derechos jajaja. Si entran en tu cesta creo que no pueden hablar con otra durante 24 horas, o algo así, tampoco conozco el tema muy a fondo.

La verdad es que para pasar el rato tiene su punto, puedes sentir que eres la que manda hasta cierto límite, aunque ya se encargan en la web de suavizar el tema diciendo que se trata de hombres-objeto “para mimar”... Oye, qué limitativo, ¿no? ¿Y si quieres darles también caña por qué te vas a quitar el gusto? XD Bromas aparte, lo cierto es que casi ninguno de los que están ahí se considera hombre-objeto. Es para ellos una opción más, y para los vagos es un plus el hecho de que ellas den el primer paso, simplemente.


Durante mi investigación por la red encontré este curioso vídeo. El chico tacha de loca a una usuaria por el hecho de que quiere un hombre que le obedezca. A ver, que no está pidiendo que salten por un puente o se corten el cuello, busca obediencia, que no es algo malo ni peligroso en sí mismo, ya luego depende de la persona a la que vayas a obedecer. Que sí, que hay aprovechadas que ni siquiera disfrutan dominando, y también está la que llega ahí con el corazón partido buscando vengarse por lo que le hizo su ex, pero vaya, que de eso hay en todos lados, incluso a la vuelta de la esquina. Además, el tipo aconseja a sus hermanos de género masculino que no se arrastren por un polvo... ah, hombre, empieza por ahí, que si vas a lo que vas (y usarás todas las mentiras y trucos sucios que hagan falta para lograrlo), no puedes dar lecciones a nadie. Aparte de eso, se queja de que las mujeres buscamos un payasete... no, chaval, queremos una compañía agradable, alguien por lo menos simpático, no alguien con la cara de acelga triste que tienes tú.

Por supuesto no falta la crítica al supuesto hembrismo del concepto, y que a la inversa sería digno de denuncia por machismo, pero... es que lo de coleccionar mujeres es algo que la mayoría de hombres lleva haciendo desde que el mundo es mundo, así que ahora que no se quejen, y se siente si pagan justos por pagadores. Además, que ahí la cosa no es tan distinta. No sé si ellos conocen el dato, pero cuando visitamos un perfil de un chico podemos ver con cuántas mujeres habla, incluso quiénes son ellas... así que si un tío te dice que le gustan las mujeres con clase y ves que únicamente habla con chonis medio desnudas, o que le gustan maduras y está charlando con las de 20, pues está claro que miente como un canalla. Pero voy con el vídeo antes de enrollarme acerca de todo esto.




Bien, como iba diciendo, lo de la mentira es algo muy extendido y casi que se da por sentado y por válido cuando se trata de un macho en fase de cacería. Por ejemplo, son muchos los que buscan una chica divertida, interesante, con magia (literal... no sé si esperan a la amiga de Harry Potter o qué, ejem), bella por dentro y por fuera, etc etc etc, que por pedir que no quede. Y claro, te quedas pensando, ¿será este tío tannn divertido, interesante, mágico y mega especial como la mujer que pretende pescar...? Ahí dejo la reflexión.

Pero iba a hablar de mi experiencia y del tema que nos ocupa, así que basta ya de introducción. Veamos: sumisos. ¿Hay alguno ahí metido? ¿Abiertamente? ¿A escondidas?

Lo primero que me ha llamado la atención es el alto número de visitantes a mi perfil. Bueno, digo alto pero en realidad no sé cómo andarán las demás, por supuesto, pero quiero decir que, con un perfil que deja claro lo que busco ya desde el nick, es curioso que lleguen tantos a mirar. Supongo que algunos irán en plan “a ver la friki esta de qué va”, pero cuando me decidí a darles la palabra a unos cuantos a ver qué me contaban, parecía que había interés real. Otra cosa es que se repita toda la colección de falsedades y engaños que hay entre los sumisos que reconocen serlo abiertamente, pero a estas alturas tengo ya casi asumido que no es un problema basado en ser más o menos sumiso, sino que el problema es que son hombres, con todo lo que conlleva, ya sea por genética o por condicionamiento social. Lo de prometer hasta meter parece que sigue bastante vigente, por desgracia.


Tengo que decir que sí hay sumisos que lo ponen en su nick y/o perfil, y los pocos que encontré llevaban meses sin entrar. Entre el resto, cuando me hablaban sin tener nada en la línea sumisión en su perfil, había un poco de todo. Alguno quería probar por probar, otros tenían el tema encerrado desde hacía tiempo bajo siete llaves, etc. Y luego está visto que el cliché de Ama de postal está muy extendido. Por ejemplo, un tipo me dijo que podría ser divertido probar a ser sumiso sexual, pero que antes tenía que ver si yo le convencía en persona. Es decir, daba por sentado que yo me iba a ir con todos y cada uno de los que viniesen a pasar el rato conmigo. Es lamentable que te vean como una especie de puta gratis nada selectiva, cuánto daño hacen el porno y las que van dejando anuncios en la sección de clasificados de pago.


Y bueno, poco más que contar sobre esto, en resumen supongo que será un medio como otro, y que como digo en el título, podría tener la modalidad alternativa titulada domesticauntio o dominauntio o similares, y así sería más fácil que nos metiésemos l@s que vamos buscando algo muy concreto. Podrían tomar nota también en los sitios bdsm, y que solo pudiera hablarte un sumiso si le das permiso, porque resulta lamentable que te digan “hola Señora, soy sumiso” y veas al lado la foto de su polla en primer plano.

04 diciembre 2015

Hacia el Edén. Reseña



Tras ver la película Exit to eden (Dos sabuesos en la isla del edén) que comenté por aquí en verano, me entró curiosidad por leer el libro original, Hacia el Edén, de la autora Anne Rice, y eso hice. La versión corta de mi crítica es: decepción y tomadura de pelo. La larga viene ahora.

Imaginemos que alguien escribe un libro sobre viajes espaciales contado por un astronauta. A mí me encanta el tema, así que lo leo. Pero resulta que descubro que al astronauta lo que le gusta es pescar truchas y ni él ni los lectores sabemos por qué demonios se ha metido en algo que no es cualquier tontería ni cualquiera sirve para ello, en definitiva, que se necesitan toneladas de VOCACIÓN.


Pues tres cuartos de lo mismo ocurre en este libro. Se supone que va de un sumiso y una dominante, y por eso lo leí, pero zas, ella no para de desear que el tipo la domine y él solamente piensa en demostrarle lo macho que es. Una auténtica pena. Y lo más indignante del asunto no es que sea una historia acerca de roles invertidos, que cada cual tiene derecho a descubrir lo que le llena y a cambiar de opinión, sino que el mensaje de fondo es que esa combinación de chica obediente y macho que ordena es lo NORMAL. Es que no se trata ni siquiera de describir una bonita historia con trasfondo de amor entre ama y sumiso, no no no, qué va, el tema es que se dejan de tonterías y son una pareja como dios manda, vainilla total pero eso sí, como ya digo, ella es sumisa porque eso es lo socialmente aceptado, en la fecha de su publicación y 30 años más tarde, porque no es el único libro en esa línea. Aunque yo paso ya de hacer publicidad de ningún otro.


Pero es que la cosa no queda ahí, o mejor dicho, hay más de lo mismo en el resto de la historia, porque ya es de traca el asunto del club para am@s y esclav@s. Porque oye, es que tampoco existen las personas dominantes según la señora Rice, es que TODOS son sumisos escondidos. Sí sí sí, veréis. Resulta que cuando fundan el club ese tan guay de miles de hectáreas en plan paraíso terrenal para pasarlo chachi entre am@s y sumis@s, los jefes se plantean si será viable. Por el dinero no se preocupan ya que hay mucho millonario depravado que pagará lo que haga falta por pasar las vacaciones allí, incluso los esclavos pagarían si no fuera porque les pagan a ellos, ya que quedaría raro, poco consensuado y tal. Bueno, pues el mayor problema lo encuentran a la hora de que puedan toparse de frente con algún conocido allí dentro y claro, imaginaos lo terrible que sería que te encontrases con tu vecino y se entere de que te gusta que te azoten, ¡como si él no estuviera ahí por la misma razón!


Inciso. El tema realmente va acerca de clubs sadomasoquistas. Por tanto se trata básicamente de dolor, azotes, masoquismo y... el sadismo entra porque no hay más remedio, pero esa parte parece que se la quedan cuatro actores que andaban por allí, ya que los jefes dan por sentado que TODO el mundo tiene la fantasía de ser azotado, de ahí la preocupación de que te miren raro si coincides con un conocido, pero a la jefa y protagonista (y sumisa en el fondo), se le ocurre la “brillante” idea de que los que pagan serán vistos como amos todos y todas, que se supone está mejor visto, como lo de ser macho alfa, y luego en la intimidad de una mazmorra podrán solicitar los servicios de expertos sumisos adiestrados en el arte de dominar... En serio, que no me lo invento, abajo tenéis el fragmento. No sé qué se tomó la Rice para escribir semejante engendro, pero ahí lo soltó y se quedó tan pancha.


En fin, lo de siempre. Eso de ser Ama o sumiso verdadero va a resultar más infrecuente que ser extraterrestre, tal vez -por volver a lo que dije antes- debería hacerme astronauta a ver si me encuentro al sumiso en otro planeta, porque en este la cosa está complicadita según nos cuentan los autores de best sellers.


Desde que empecé a leer me surgieron dudas de difícil justificación:
¿Por qué lloran tanto los esclavos cuando los llevan hacia el Club? Recibirán 100.000 dólares por estar dos años cumpliendo sus fantasías, así que no entiendo tanto desconsuelo.
¿Por qué ella se pasa a Ama siendo sumisa? Está claro que no me equivoqué en mi teoría del que busca ama-sumisa.
¿Por qué el protagonista es un tipo que busca situaciones límite como hacerse fotógrafo de guerra? Será para hacernos ver que no hay gente normal entre los sumisos...


Uno de los maestros que tiene la protagonista le dice que el sado es una fase para muchos, y de eso va el libro, de recuperar la normalidad (léase patriarcado o sistema vainilla con predominio maledom), no de normalizar las relaciones D/s. O sea que "Hacia el paraíso" no, más bien hacia el infierno de la eterna incomprensión.


El tema de los esclavos ("verdaderos", si es que tal cosa existe...), ya lo traté, y no me interesan para nada. 
Uno de los motivos es que, en sentido estricto, un esclavo se somete a cualquiera, como ocurre en el libro, y a mí qué puñetas me va a interesar uno que se arrastra sin importarle ante quién. Y a ellos tampoco les interesan sus amos más allá de que les hagan lo que esperan, como dice el protagonista según podéis leer más abajo.

Aquí van unos fragmentos -en los que buscando mucho hasta hay algún momento medio bueno, como cuando él se siente sumiso mental-, y el resto de mis comentarios intercalados:

De pronto imaginé que la besaba, que lograba someterla con mis besos, y luego le arrancaba la blusa de encaje y botonadura de perlas. No podía imaginarla de otra forma salvo en mis brazos, mientras la besaba con fuerza y la obligaba a abrir la boca. Estupendo. Esto cada vez se pone peor.

(Y que lo digas, chico, peor de lo peor, que se supone que eras sumiso, leñe).

Queremos que acuda gente famosa, rica, personas que no quieren que nadie se burle de sus deseos masoquistas, del hecho de que les guste que les aten y les azoten. El truco está en crear una situación en la que no se sientan obligados a reconocer que son masoquistas, que el hecho de ser socio de El Club no signifique que lo sean. Los socios que acudan a la isla serán «amos» y «amas», cuyos caprichos serán satisfechos en público y privado por un personal de esclavos masculinos y femeninos perfectamente adiestrados. Serán huéspedes de Kubla Jan en Xanadú, donde podrán gozar contemplando a jóvenes bailarines, y al harén, a menos que deseen retirarse a una habitación privada, insonorizada, y pedir que les enviemos a un esclavo o esclava que sepa hacer ejecutar el papel de «amo» o «ama» con habilidad y elegancia.

Lo FLIPO.

Ella debía de haber entrenado a mil esclavos como yo, y probablemente ninguno de ellos le importase un carajo, del mismo modo que a mí me importaban un carajo los «amos y amas» que me habían adiestrado.

Ajá, si ya sabía yo que así era la cosa... Mientras te calienten la bragueta, lo demás te resbala.

Pero respecto al sexo, el maravilloso ritual sadomasoquista, me importaba bien poco quién lo realizara, sólo que se ejecutara en la forma más estética. Y ahora me sentía ligado mentalmente a ella. Ella se había apoderado de mi mente, de mis pensamientos. Era como si de pronto se hubiera materializado la figura oscura que existía en mi imaginación. Eso no me gustaba nada.

Je je, me recuerda a los sumisos que parecen encontrar lo que buscan (mismamente a mí) y huyen despavoridos...

No puedo soportarlo, pensé, tengo que poseerla ahora mismo. ¿Acaso creía que por el mero hecho de habérmela cepillado iba a evitar que me azotara?

Qué chirriante la actitud de este “esclavo”, puffff.

Una violación sin remordimientos. ¿No deberían experimentar todos los hombres eso una vez en su vida? ¿Su capacidad de utilizar a otro ser humano de esa forma, pero en una situación en que no se produjera ningún daño moral o físico? Era un jueguecito al que habría podido aficionarme con gran facilidad de no haber estado obsesionado con ella. ¿Por qué había elegido Lisa aquel juego? El hecho de darme la oportunidad de dominar al otro no dejaba de ser arriesgado. ¿O acaso lo había hecho adrede, con la idea de que cuanta más confianza adquiriera más dura sería la caída?

Esa parte es de re-traca. Ahí tenemos al protagonista reflexionando antes de entrar en cierto juego ante un público que va a ver quién gana en un combate entre dos esclavos. El ganador es el que consigue violar al otro. Y por supuesto gana él, sacando su lado de macho-man de mil voltios. Lamentable a más no poder.

Cómo se reiría si supiera lo asustada que estaba yo ante la perspectiva de decepcionarlo, de no estar a la altura de sus expectativas. Esa idiotez de que los esclavos sólo existían para complacer a sus amos y amas no era más que eso, una idiotez.

Dios, una idiotez es seguir leyendo este libro visto lo visto, pero todo sea por el blog, ains.

Tu único deseo es complacerme —le murmuré al oído. Eso era lo que correspondía que dijera su ama. Haz bien tu papel, como si fueran a darte un Oscar—. Dime que eso es lo que deseas. Quiero oírlo.

Desde luego que hay grandes actrices entre las amas no vocacionales. Uf. Arg.

Siempre me he preguntado cómo explicaríamos a los ángeles, los masoquistas que conseguimos salvarnos, que preferimos ser atormentados por un par de demonios. Es decir, si se supone que es el paraíso pero no hay demonios, aquello deberá de ser un infierno.

La historia podría haber tratado del posible conflicto entre amar a alguien y querer dominarlo, pero no va de eso ni remotamente. Por buscarle algún sentido a la historia, más allá del típico final feliz destinado al público generalista en el que la gente rarita se cura de lo suyo, lo único que se me ocurre es que el protagonista se quiere demostrar a sí mismo que es más duro y más macho que nadie por soportar las humillaciones y los azotes. Eso encaja con los masocas puros que intentaron conocerme (sin éxito), los cuales no quieren de una mujer más que palizas y torturas.


Aparte de todo eso, la historia avanza hacia el punto en que ella, aparte de salirle la sumisión por las orejas, piensa que él es demasiado guapo, culto y valioso como para poder ser un esclavo de verdad. O sea... que ella entonces demuestra que se ve como una tonta, fea e inútil, ¿no? Uf, uf y uf.

Hoy por hoy no existe ninguna otra forma de salvar el mundo que no sea crear un escenario ficticio donde poner en práctica simbólicamente nuestros impulsos destructivos. El sexo no va a desaparecer, ni tampoco los impulsos negativos que encierra. De modo que si existiera un club en cada esquina, si existieran un millón de lugares seguros donde la gente pudiera representar sus fantasías, por primitivas o repulsivas que éstas fueran, es posible que el mundo se convirtiera en un lugar muy distinto. Quizá la violencia real acabaría siendo considerada una vulgaridad, una obscenidad.

Interesante teoría, pero no creo que los perturbados de manicomio puedan curarse mediante el bdsm, o que sea una terapia para nada. Una cosa es que alguien enferme por reprimir su sexualidad y otra es darle la vuelta y decir que es el remedio para todos los males del cuerpo y alma.

Lisa yacía con las piernas y los brazos abiertos como si estuviera atada a la cama y no pudiera moverse ni defenderse. Era completamente mía.

Genial”, todo el libro conduce hacia esto, no es que sea una relación igualitaria, es que encima la supuesta dominante jadea cuando se pone en plan sumisa. “Apañados” vamos l@s pobres lector@s. Por cierto, ella se corre tres veces seguidas en menos de cinco minutos, deberían darle una medalla a esa chica, juas.

Otra de las cosas que me chirrían es que el tal esclavo dice que se acostó con 500 hombres (cifra literal) y que se enamora de la chica porque podía hablar con ella como si fuera un hombre... Esclavos que son dominantes en el fondo, dominantes que son esclavos, bisexuales más bien homo que de repente se vuelven hetero... El libro se podría llamar Sexualidad confusa.

He traicionado todos los principios en los que creemos”, dice ella cuando se da cuenta de lo que significa sacar al esclavo de la isla sin que nadie lo sepa. Y es que se da cuenta de que ha ocurrido algo TERRIBLE, es que... es que... tachán, se ha e-na-mo-ra-do, y además, con un amor NORMAL.

Ya digo que el libro no es más que el cuento rosa del amor como dios manda y bla bla bla, y poco favor hacen a la sexualidad “alternativa” todos esos autores que meten el bdsm con calzador y cuentan cómo los protagonistas se curan de sus rarezas gracias al amor, como le pasa al señorito Grey y su moza. En cuanto a que eso le ocurra a alguien de carne y hueso (y vuelvo a acordarme de aquel chico supuestamente tan mega sumiso que se casó en menos de un año con una chica vainilla), opino que una de dos, o no eran sumisos o están renunciando a su verdadera naturaleza, y en ambos casos, tienen una falsedad que tira de espaldas. La cabra siempre tira al monte, o sea, que por mucho amor loco (y vainilla) que le entre a alguien, siempre volverá al cabo del tiempo, cuando pase la luna de miel o x años, a pasearse por internet y seguir con sus pajas sobre el tema.

Total, que al final ella entra en shock porque no puede compaginar la idea de ser “rarita” con la de enamorarse, y piensa que su vida antes de él era una mierda: “No puedo creer que una persona que ha hecho las cosas que he hecho yo sea capaz de amar”. ¿Diosss, pero qué se fumó la autora? ¿Y qué se supone que hizo esta mujer? ¿Acaso mató a alguien o qué?

Aparte de todo lo demás, el libro es repetitivo (ella dice que se va a desmayar de la excitación, que lo que siente es demasiado, y lo repite casi cada vez que se revuelca con el esclavo de quita y pon), le sobra en mi opinión la mitad de las páginas, y va en la línea de otros tocho-tostones de la autora como Las brujas de Mayfair.

No destripo el final si cuento que por supuesto acaban casándose, y que ella le dice que haría cualquier cosa por él excepto volver a hacer el papel de Ama. Toma ya. En la parte final hay frases-perla como esta:

Estoy dispuesta a renunciar a todo lo que he conseguido desde que cumplí los dieciocho años. A mi vida, mi carrera, todo. Para casarme contigo, en una ceremonia tradicional, con anillos y jurándonos amor eterno...

Yo no sé cómo no denunciaron por machismo a la Rice, ahí estuve a punto de vomitar. Encima tiene que ser él quien la convenza de no renunciar a su trabajo en el club. Y colorín colorado, el tierno cuento ha acabado.

Qué bien hubiera estado que ella no se hubiese dividido entre Ama y mujer, y que hubiese mostrado toda su vulnerabilidad (se pasa la última mitad del libro llorando de estrés cada cinco minutos) y aún así se hubiera declarado dominante. En fin, me reafirmo en que uno de los motivos por los que decidí escribir mis libros femdom fue porque no veía mi versión de la historia por ninguna parte, y eso que no conocía librejos como este.

¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...