MIS LIBROS FEMDOM

29 enero 2013

La Biblia del sumiso




No busco un sumiso perfecto. Eso, junto con lo de buscar un autómata que diga a todo que sí, es de las acusaciones más frecuentes de los que leen mi blog en perpendicular. La mejor forma de frustrarse es buscar la perfección, en el ámbito que sea. Y eso va también por los sumisos que buscan una mega Ama todopoderosa que no estornude ni tenga el menor síntoma de ser humana.

No hay sumisos perfectos, porque no hay personas perfectas, pero lo que sí hay, y sí busco, es la actitud perfecta. Y en mi caso, lo único que me sirve es que el sumiso siga estos 3 sencillos pasos:

1- Reconocer sus errores.

No quiero que el sumiso me dé la razón como a una loca, o que acate un castigo u orden sin estar de acuerdo con mis motivos. Si nos conocemos bien y nos compenetramos, estaremos en la misma sintonía, y sabrá que ESO me molesta y es justo que tome las medidas oportunas.

Si el sumiso se enzarza en discusiones infinitas acerca de la poca importancia de lo que hizo o de lo que dejó de hacer, o toma la actitud pasota de no querer hablar de ello, claramente no encajamos.

2- Corregir su comportamiento.

Lo importante es querer avanzar, poner todo de su parte para que no se vuelva a repetir. Así que, una vez reconocido su error, lo siguiente será tener el propósito de volver a su buena línea y no desviarse, y como digo siempre, demostrarlo con hechos, no con palabras.

3- Compensar al Ama.

Esto es como cuando te llevas un disgusto y buscas esa canción, película, comida, paseo o cosa X que te sirve para quitarte el mal sabor de boca. Pues de eso se trata, de que el sumiso se esfuerce el doble para que aquello se quede en un mal sueño y aquí no ha pasado nada.

Son 3 pasos sencillos, casi de perogrullo, pero en la práctica a muchos se les hace un mundo.

Sobre fallos perdonables e imperdonables y sobre castigos ya hablaré en otro momento.

PD.- La foto resume ese momento de arrepentimiento y perdón, y la conocí gracias a un par de contertulios, de especial gusto para las imágenes sutiles. Ya sabéis quiénes sois ;)

26 enero 2013

El sumiso loser


Voy a dar mi opinión acerca de ese tipo de sumiso que considera el no va más de la sumisión lo de ser humillado por tener el pene del tamaño de una avellana. Lo más habitual es que la burla por parte de la mujer se combine con ponerle los cuernos con otro hombre que le quintuplica el tamaño de la cosita que tiene en la entrepierna.



Que cada una se divierta como quiera y cada uno se excite como pueda, ahí no me meto, pero no sé qué tiene que ver la velocidad con el tocino. Si un hombre tiene unos genitales minúsculos, la talla como macho-man semental no la puede dar, claro, y como TODO en la sexualidad impuesta desde los cánones y desde el porno se centra en el coito, pues estos pobres poco pueden hacer para encajar en lo establecido como normal. ¿Qué hacer entonces? Bueno, si no pueden luchar contra el enemigo, solo pueden unirse a él. Es decir, lo único que van a encontrar es burla o rechazo, a no ser que aparezca una mujer que se pase lo normalmente establecido por el forro, y exploren juntos otras maneras de disfrutar de la sexualidad, que, oh, sorpresa, no es sinónimo de genitalidad.


Pero lo dicho, en general, encontrarán más de lo otro. “Qué pequeña la tienes, no me sirves”, etc. Y el hombre con mini pene puede dedicarse al onanismo o al celibato o a irse de putas o... a esta otra opción, convertir su “tara” en un motivo de excitación a través de la humillación.


Pues vale, perfecto, que me parece una opción tan válida como otra cualquiera, pero... ¿qué puñetas tiene esto que ver con dominar a una persona? Si esa persona viene YA con un “defecto de fábrica”, ¿por qué vas a recrearte en lo obvio? ¿Sería igual de excitante decirle “qué cojo estás” si le falta una pierna?


Es como si un Amo le dijera a una sumisa, “oye, qué vagina tan estrecha tienes, ja ja ja, ¿a que te pone que te lo diga?”. El ejemplo no es tan inverosímil como puede parecer. Algunas mujeres nacen con una vagina incompleta y, en otros casos, la estrechez realmente aparece cuando por motivos psicológicos se contraen los músculos vaginales (vaginismo).


Lo de ponerse en el caso inverso provoca muchas reflexiones interesantes, sin ir más lejos, ¿porqué los Amos no humillan a las sumisas vistiéndolas con ropa masculina? Ya sacaré más casos, ahora vuelvo al tema.


Me parece otro de tantos casos en los que, a falta de un esquema tradicional donde meterlo, se acaba echando en el saco de la sumisión, donde cabe cualquier “cosa rara” que se tercie. Un loser, como un cornudo consentido a secas, disfrutará de su sexualidad de la manera X, pero, sumiso, lo que se dice, sumiso, creo que la mayoría de las veces lo será por resignación, a falta de otras posibilidades.



Yo, casualmente o no, solo he tenido charlas de lo más desagradables con estos sumisos de pene diminuto. Recuerdo en concreto a uno, el único que vi “en directo”, aunque fuera por cam, que me dejó una impresión de lo peor. Ya digo que no me interesa ni me pone para nada esta clase de humillación, pero por curiosidad le dije que me enseñase “aquello”. Me contó que había tenido una despiadada Ama que lo anuló como hombre por completo. Lo obligaba a llevar bragas siempre, entre otras cosas, algo que me parece una idiotez en este caso, porque total, si le cabía la prenda sin problema no notaría diferencia alguna con los calzoncillos.

Cuando me puso la cam, me agradeció que no me hubiera reído. No, no me apeteció reírme, ya digo. No le veo la gracia a reírme de los defectos del prójimo. Me llamó mucho la atención que me diera las gracias. ¿No se supone que disfrutan con la burla? Pero claro, me dijo a continuación que las mujeres somos malas por naturaleza, con lo cual ya fui atando cabos. Si a eso le unimos que yo no vi ni una gota de respeto ni de actitud adecuada por ningún lado, llegué a la conclusión de que aquel pensaba que no servía para nada como macho y buscaba las únicas mujeres que, en teoría, podían querer tener algún tipo de relación con él, aunque fuera la de humillarlo y tratarlo con la punta del pie. O sea, acomplejado y a punto de estallar de rabia contra las malvadas mujeres que se burlan de su cosita. Qué joya.


No digo que no haya hombres con auténticos sentimientos de sumisión que casualmente tengan mini pene, pero ya estoy harta y cansada de que se meta en un mismo cajón de sastre todo lo que no sea un “hombre de verdad” y le planten la etiqueta de sumiso. Realmente harta.

20 enero 2013

La esencia de la verdadera sumisión




A mí, por si no lo he dicho ya, la sumisión que me llena es aquella que surge desde lo más profundo del interior del sumiso, no como una elección, capricho o deseo de cumplir una fantasía, sino como una necesidad que no le deja opción, porque esa es su manera de sentirse realizado, a la vez que excitado, en su relación con una mujer. Espero que no haga falta a estas alturas explicar que esa mujer tiene que ser dominante y complementaria con él, pero lo que sí voy a comentar es que la clave de la verdadera sumisión no se queda ahí en ese sentimiento interno del sumiso. Me explico.

Ya dije que esto no es algo unidireccional, un sumiso puede creer ser, en teoría, el mejor sumiso del universo, porque sienta ganas de caer de rodillas ante esa mujer en concreto o porque la simple idea de la situación X le ponga a cien (repito también que el sumiso sexual a secas no me interesa, pero que tampoco me interesa un sumiso no sexual). Esa necesidad de entregarse para hacer feliz a su Ama es algo que, como digo, es lo que le surge, y podríamos pensar, ah, vale, pues ya está, con sentir eso e intentar servir al Ama, ya tenemos a nuestro sumiso ideal. Pues no, falta lo primordial. La felicidad del sumiso no es (solo) dar rienda suelta a esa necesidad, ni siquiera es (solo) sentirse el más afortunado por ser el elegido para someterse a esa mujer, lo fundamental es que realmente consiga que su Ama sea más feliz gracias a él, y entonces sí que podrá decir, con todo el mérito y toda la razón del mundo, que su sumisión es útil, y que llega a donde tiene que llegar, y cuando consigue su objetivo, retorna a él esa sensación de plenitud y esa satisfacción de saber que es ÉL quien consigue que la vida de su Ama sea realmente satisfactoria.

No quiero decir que la felicidad de ambos se base al 100% en su relación D/s, la vida es más amplia que todo eso, me estoy refiriendo a la felicidad interna de esa relación. Si pretendemos que la otra persona llene TODO nuestro universo, vamos de cabeza al desastre. No se puede idealizar a nadie ni a ningún tipo de relación, pero de idealizaciones ya hablaré.

En el contexto de una relación de Dominación Femenina la verdadera sumisión se mide, para mí, en el grado de satisfacción que consigue el Ama gracias a su sumiso. (Nota para Amas en duda: si ese sumiso no te hace feliz, qué más pista quieres... Si encima te hace infeliz, dos consejos: primero, huye; segundo, no mires atrás).

No siempre se consigue alcanzar esa sublime felicidad, pues la felicidad en cualquier ámbito es como una brisa que te roza de vez en cuando, pero lo importante es ver que el sumiso pone todo de su parte para intentar que así sea. En esto consiste el famoso, y a veces abstracto, concepto de la entrega. Solo con un conocimiento profundo del sumiso se puede saber si está dando el 100% o no. A muchos supuestos sumisos les parece más que suficiente intentarlo a un porcentaje bastante menor, quedándose eternamente en esa línea cómoda desde la cual no implicarse demasiado, con un constante pedir disculpas, con la permanente promesa de hacerlo mejor que nunca intentan siquiera poner en práctica.

Las palabras son gratis, “tengo que hacerlo mejor”, “no volverá a pasar”, y similares, llega un momento en que resultan ridículas o directamente irritantes cuando te das cuenta de que el sumiso en cuestión solo está jugando al teatro de la sumisión. La sumisión verdadera no puede compararse con ningún teatro irreal, claro que lo que se siente tampoco es irreal, que no es poca recompensa.  

15 enero 2013

El orgullo del sumiso


El orgullo del sumiso yo lo resumo en: dignidad sí, soberbia no. Un buen sumiso sabe lo valioso que es. Otra cosa es que te lo refriegue por la cara. Es fascinante ver cómo su ego se lo tiene que guardar donde pueda, cómo se va diluyendo delante de ti hasta que no quede ni rastro.


Sobre el orgullo habla una novela de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio. Antes de volver sobre esta, comentaré que en otra, Persuasión, tenemos al prota masculino en una actitud de sumisa espera. Ella lo rechaza por ciertas habladurías pero al cabo del tiempo él le deja una carta en la cual dice cosas como “me atraviesas el alma, me ofrezco a ti, solo por ti pienso y hago planes”. Me encanta leer ese fragmento en clave femdom.


Volvamos a la, en mi opinión, mejor obra de Austen. De todas sus protagonistas, la joven Elizabeth, Lizzy para los amigos, es la más interesante desde un punto de vista femdom. En cuanto a los protagonistas masculinos, la mayoría son perfectos caballeros, como corresponde a los usos y costumbres de la época, lástima que fuera más un papel social que un signo de sumisión.


En la escena cumbre de esta historia, convertida en película y serie en diversas ocasiones, el chico se declara de manera imprevisible a nuestra damisela. Tan imprevisible es que ni él mismo contaba con sentirse atraído por una mujer tan distinta a las demás (no es la típica atrapa-maridos que abundaba por el vecindario), y así mismo se lo suelta: “me he enamorado contra mis propios principios”. Hala, y se queda tan ancho. Pero ella no se corta un pelo y le manda a freír pimientos, de manera rotunda, aunque muy educadamente, que para eso es una señorita.


La escena me encanta porque me veo a mí misma rechazando a esos pretendientes gallitos que daban por sentado que iba a aceptar salir con ellos SOLO porque diesen el paso de pedírmelo. El regustillo sádico de esos rechazos es difícil de describir con palabras. Jane Austen también era aficionada al deporte de rechazar al maromo de turno. Solo una vez aceptó la propuesta de matrimonio de uno, y se arrepintió al día siguiente.


Sigo con la historia. Ella lo rechaza, pero ya está prendida la llama, a ella también le hace tilín él, y bueno, no destripo nada si cuento que por supuesto acaban juntos. Él le dice más adelante que el entorno lo ha convertido en un ser orgulloso, pero que tiene buen fondo. La sociedad lo ha hecho así, pero él es de otra manera... Qué cosas... ¿De qué me suena esto?


Él encaja el rechazo con mucha deportividad y lo ve como una oportunidad de mejorar (que aprendan todos esos sumisos rebotados que querrían matar al Ama que los rechaza). Y cuando vuelven a reencontrarse ya es el hombre que ella quiere, no el que él creía que tenía que ser.


Muy al final del libro, tenemos a la pareja de recién casados compartiendo vivienda con la hermana de él, más joven y huérfana, y se nos dice que esta chica aprende en esa convivencia que una mujer puede tomarse ciertas libertades con su marido... Uhm, de lo más críptico, mi imaginación vuela hacia cierto tipo de libertades... Sea como sea, Lizzy consigue llevarlo finalmente a su terreno y nos podemos imaginar quién manda en esa casa.


Siempre fue mi libro favorito de Austen, y repensándolo tiempo después, comprendo mejor el porqué. 




10 enero 2013

Hazme cornu** y llámame sumiso



Advertencia: un cornu** NO es un sumiso, así que si buscas cuernos vete de mi blog. Y censuro la palabra porque estoy harta de atraer esa clase de visitantes. 

Uno de los puntos obligatorios del manual de la perfecta Ama hija de satanás (y uno de los temas estrella en el porno femdom, y por tanto, topicazo a más no poder) indica que es privilegio del Ama tener todos los hombres simultáneos que le apetezcan. Vale, hasta aquí, de acuerdo, es nuestra decisión, faltaría más, pero falta un punto b que explique que no vas a ser menos Ama si solo te apetece estar con tu sumiso (casi) perfecto. Sea cual sea la política de cada una en esto, lo importante es que antes de aceptar a un sumiso le dejes claro si debe estar preparado para “compartirte” o si en tus costumbres entra o no la poligamia sumisil o vainilla. Y el sumiso lo único que puede hacer es decidir si quiere entrar en una cuadra, en una casa para dos o en un albergue temporal.


Voy a analizar esto un poco más a fondo, que el tema tiene más miga de lo que parece.
¿A qué llamamos cuernos? Que yo sepa, se trata de buscar relaciones paralelas, ya sean esporádicas o duraderas, a espaldas de tu pareja oficial. Entonces, la definición no sirve cuando se trata de hacer cornu** al sumiso, porque él SABE lo que ocurre. El sumiso cornu** se adjudica ambos adjetivos y se queda tan ancho, cuando puede ocurrir que no sea ni lo uno ni lo otro.


Por simplificar, las situaciones “cuerniles” son estas:
1-El sumiso presencia la “infidelidad”, se siente humillado, sufre y se aguanta.
2-El sumiso no sabe en qué anda su Ama ni con quién, pero sabe que ella está o puede estar con quien le de la gana.
3-El sumiso está presente cuando su Ama se lo monta con otros, y lo disfruta, dándole la vuelta a la humillación para convertirla en algo excitante, disfrazado de entrega y generosidad hacia su Ama.


Sobre los casos 1 y 2, nada que objetar dentro de una relación pactada y consentida. El caso 3 también se supone que es pactado y consentido, pero... leyendo las fantasías de algunos, que en su mayoría no han pasado más allá del teclado, percibo siempre un tufillo sospechoso a pseudo sumisión. Estos supuestos sumisos que “solo ponen la condición” de estar presentes cuando ella esté siendo poseída salvajemente en un frenesí carnal por un “macho de verdad”, en mi opinión buscan su propio placer, y venden muy mal esa teórica entrega, porque en el pequeño detalle de no pasar por el aro de la situación 2 están dejando muy claro que no aceptan la plena libertad sexual de su Ama, sino que quieren participar en ella. Es decir, ¿qué tiene que ver esto con la sumisión? Yo ahí lo que veo es una pareja liberal que practica lo de los cuernos como puede practicar un trío, un intercambio o lo que se tercie, prácticas bdsm incluidas.


Para mí (opinión personal, remarco) esto tiene poco que ver con la Dominación Femenina  Y no lo digo tanto por el sumiso sino por el lugar del Ama en ese caso. Me explico. La clave la veo en eso del macho de verdad. Me hace gracia la típica escena en la que aparece el sumiso atado en un rincón mientras su Ama (aunque yo creo que lo mismo le valdría la vecina del 5º) es follada en posición absolutamente sumisa por un hiper macho con hiper pollón. ¿Soy la única en ver el contrasentido de que el Ama se muestre sumisa (o dejémoslo en vainilla) con otro hombre delante de su sumiso?


No sé si esto es el no va más de la perversión y de ahí le viene el hipotético morbazo, o si directamente es un sinsentido, como lo que buscaba est@ Am@ que llegó hasta mi blog tecleando estas palabras:




Es como esas paradojas a las que les das mil vueltas y al final lo dejas por el dolor de cabeza que te entra.


Con respecto a esa fantasía masculina concreta, mi postura es:


- Los hombres vainilla NO me ponen, mucho menos los dominantes, y no me lo voy a montar ni a solas ni delante del sumiso con uno de ellos.


- NO veo al sumiso como un medio hombre que no pueda satisfacerme, mi placer no viene de humillar a alguien por un defecto evidente (ya hablaré de los losers de pene pequeño) ni me van los sumisos resignados.


- Ese tipo de escena NO me haría sentir la Ama más mega poderosa del universo. Sería imposible mientras me someto a un macho man o a un hombre no sumiso.


En definitiva, me parece la típica paja mental o física del “sumiso” que busca, como todo pseudo sumiso, realizar su fantasía. Oye, que si ella también disfruta con eso, ya sea Ama, vainilla o misionera, me parece genial, todos contentos, pero está planteado de una manera que a mí me parece chirriante, algo lógico si tenemos en cuenta que la iniciativa en ese caso 3 casi siempre parte de ellos, y puede ocurrir lo mismo que cuando un sumiso quiere que su chica vainilla se convierta en su Ama, o sea, existe el peligro de que en el fondo ellos manden sobre la situación.


Lo que buscan estos sumisos “especializados” en cuernos tiene toda la pinta de ser, ni más ni menos, que el emputecimiento de su Ama (ingenua de mí que pensé que eso era más habitual en la parte sumisa), y se supone que la máxima entrega del sumiso se produce al ser objeto de la humillación de presenciarlo. No sé, me pierdo, de verdad, intento entender ciertas cosas pero no veo la manera. ¿Sumisos que pretenden tener una Ama santísima que los ame y los tenga en el primer lugar de su corazón, y que a la vez sea la más golfa-puta-zorra (palabras “respetuosas” literalmente usadas en relatos y blogs de sumisos cornudos de estos) para disfrutar con la humillación permanente de que ellas se tiren a medio planeta?... ¿Eso es sumisión? Creo que no es ni Dominación. Me parece, por parte de ellos, querer lograr la cuadratura del círculo, y seguir el mismo esquema patriarcal de siempre, por muy pintado de sumisión que quieran venderlo.


En definitiva, si se te llena la boca diciendo que tu Ama es libre de hacer lo que le de la gana con quien le apetezca, no impongas meterte en primera fila. Si por el contrario lo tuyo no es compartirla, dilo desde el minuto uno. Hagas lo que hagas, y busques lo que busques, habla claro, pero no intentes dar gato por liebre, porque no cuela. No llames sumisión a convencer a tu Ama para que haga lo que deseas tú. Luego hasta puede ocurrir que se vuelva una zorra de verdad y te deje tirado, para tu mayúscula (ejem) sorpresa.

05 enero 2013

Anuncio femdom


En esta época de regalos por narices nos bombardean con publicidad de perfumes. Algunos están bastante currados, y hay hasta alguna grata sorpresa con trasfondo femdom.

¿Que qué hay de femdom aquí? Por si no salta a la vista, ella se va después de haberlo usado a él para su placer, que tengo que explicarlo todo... Por cierto, muy urgente tendría que ser lo que me esperase fuera de aquella habitación para abandonar yo a semejante polluelo ;)





01 enero 2013

Nunca nos separarán (ojalá)




Hay relaciones X y relaciones Y. No hablo de algo masculino/femenino o algo así. Estas dos letras son iguales de mitad para arriba, dos líneas que se unen en un punto. De mitad hacia abajo, la cosa cambia. En la X las líneas vuelven a separarse, y en la Y se quedan unidas. Pues eso ocurre con las relaciones. En algunas, estás unid@ durante un tiempo a esa persona y luego cada uno sigue su camino, queriendo o por circunstancias externas. Pero en otras, sigue la unión por siempre, a veces incluso en la distancia.


En el amor lo complicado es coincidir. Cuando a A le gusta B, B no le corresponde, o no está en su mejor momento. Pero hablo de relaciones en general, sobre todo de la amistad.




Con las relaciones Y ocurre lo de la canción, “yo estaba allí, tú estabas allí, dos mundos chocaron y no podrán separarnos”. Vídeo muy invernal y mensaje al viento para este cambio de año: deseo que sigan en mi vida los que hacen que esta sea mejor. 





¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...