En la entrada anterior sobre machismo en femdom hubo una cantidad de comentarios bastante elevada, y no es que participase mucha gente, pero los que lo hicieron escribieron ríos de tinta cibernética. Sabia que el tema iba a escocer pero lo curioso es que no ha sido por los motivos que yo imaginaba. Esperaba hordas de sumisos ofendidos porque los llamase machistas y resulta que hay lectores que se han ido al extremo opuesto y me han atacado por mi supuesto ultra feminismo y por mi falta de ortodoxia como Ama.
Por resumir un argumento concreto de cierto lector, hay hombres que entran al femdom para liberarse de la losa de ser hombres (oh, pobrecitos, muahahaha) y que necesitan sentirse degradados, humillados, pisoteados y verbos sinónimos para sentirse felices. Yo es que hay cosas que no sé por dónde se cogen. Es como si alguien no está a gusto en la situación que sea y en vez de tratar de mejorar se le ocurre la brillante idea de machacarse para... ¿estar mejor? ¿Ein? ¿En serio un hombre harto de fingir ser macho alfa se cura de eso vistiéndose de putita? No sé, en serio, me pierdo, a lo mejor las mujeres que sufren por el machismo deberían pintarse barba, ponerse un calcetín haciendo bulto en las bragas y un traje de chaqueta con corbata, y así serían felices por un rato. Y si enciman las insultan llamándolas “puto tío”, ya tienen varios orgasmos... ¿No?... Yo siempre recurro al ejemplo opuesto para desmontar los argumentos absurdos de ciertos individuos.
Pero la cosa no queda ahí, porque resulta que yo no soy buena Ama, según este hombre, ya que no permito que el pobre hombre de turno se convierta en mi piltrafa, y (según él, que además acaba de llegar anteayer a mi blog) quiero un hombre “de verdad” a mi lado. Pues sí, eso quiero, un hombre en condiciones, que no es ni macho alfa ni macho omega, una PERSONA honesta, valiosa, y con una serie de características afines a mí. Y claro, entonces es que yo, por esa regla de tres, ni soy Ama ni nada, que para eso, dice él, se queda en el bando vainilla. Pues que se quede. Es más, es que ahí es donde no deja de estar, porque en sus palabras no hay ni UNA frase en la línea de “quiero entregarme a una mujer, aportar algo valioso a su vida”, qué va, todo lo centra en YO, YO y YO. Como todos los falsos sumisos, claro.
Y “casualmente” el pobre no encontró nunca Ama. Qué “raro”, me “sorprende” después de decirme a mí cosas como que soy en realidad sumisa (muahahaha), que nunca tuve sumiso (y este qué coño sabe) y que yo SÉ en el fondo que ÉL tiene razón. Otro lobo disfrazado de cordero, “para variar”. Suma y sigue, ¿¿quién da más, señores??
Sumisos que no lo sois: hacednos el favor de poneros otra etiqueta para evitarnos frustraciones mutuas. ¿Qué tal algo así como “hombre harto de serlo buscando degradación” o “morboso en busca de nuevas experiencias”? Pues eso, afinad más la definición y quizá hasta os irá medio bien logrando lo que queréis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario aparecerá publicado si supera la supervisión de contenido permitido