Dice Elise Sutton que al sumiso hay que disciplinarlo usando el castigo corporal. Se fija un día y una hora a la semana y hala, ven aquí que te pongo sobre mis rodillas y te azoto el culo hasta que no te puedas sentar. Vamos a ver...
En frío, a mí no me sale castigar a nadie. Si no estoy enfadada por algún fallo suyo, no me voy a poner de mala leche de momento. Ese tipo de tareas, son eso, tareas que le dan trabajo extra al Ama. Qué pereza.
Pero imaginemos que hago el esfuerzo y me pongo a ello. Empiezo con los azotes. Uno, dos... Me voy entusiasmando, oye. Tres, cuatro... Uhm, me estoy empezando a poner a tono con esto. Cinco, seis... me sale la vena sádica-erótica y paro de repente ordenando al sumiso que se arrodille y me lleve al orgasmo. Qué bien, al final ha merecido la pena el esfuerzo. Pero... ¡esto no era lo que se pretendía! ¿Qué ha aprendido el sumiso con todo esto? Que puedo hacer lo que me dé la gana con el manual de E.S. Y además que puedo usarlo a él cuando quiera y como quiera, pero me da a mí que no era este el plan que propone E.S. Se trata de castigar, que lo pase mal, que recuerde quién manda. Pues vaya, ¿es que no lo sabe cada segundo que está conmigo y cada segundo que no está pero piensa en mí?
Como dijo Fray Luis de León, para hacer el mal cualquiera es poderoso. Yo no quiero que se me someta alguien porque lo aterrorizo y lo muelo a palos; eso no es autoridad, eso es tener que recurrir a la fuerza a falta de liderazgo real. Si se castiga por sistema, al final el sumiso acaba tan desorientado que no sabe cuándo lo hace bien y cuándo mal, ni qué debe hacer o qué no, y que lo mismo da todo, porque todo da lo mismo.
Además, el castigo supone un esfuerzo como ya digo, y yo solo me tomo la molestia de orientar hacia la mejora a quien se lo merece y tiene madera para cambiar su nivel de sumisión, ya que su forma de ser es casi imposible de moldear.
Y por resumir, cuando la rabia me nubla la vista, echo mano del peor castigo posible para él y el más efectivo: la indiferencia absoluta. Y es el menos trabajoso. Si él ve que te pierde, reacciona, pero si le dedicas atención, aunque sea negativa mediante un castigo corporal, sabe que sigues estando ahí, que eso es lo único que quieren algunos, poder decir que “tienen Ama”. Una tarea poco grata que te venga bien o que a él le fastidie, sí es una buena opción, pero el castigo corporal... Somos mujeres, no necesitamos la fuerza bruta para dominar, no caigamos en el machismo de siempre. Una frase debe valer para ponerlo en su sitio, si no es así, no hay castigo que valga, mejor que lo domine su prima, si tiene paciencia e interés.
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