MIS LIBROS FEMDOM

16 diciembre 2017

Pobres machitos alfa

Hace poco me topé con cierto libro por motivos que no vienen al caso. Quiero decir que no lo busqué ni lo hubiera leído en condiciones normales, pero me lo recomendaron por algo y encima ni siquiera tenía nada que ver con ese asunto. El libro trata de cómo ligar con mujeres. Lógicamente no me interesaba de entrada, si acaso para cotillear en las estrategias de los ligones baratos, pero creo que esas estrategias ya las conozco todas, y desde luego no hay nada nuevo en ese sentido en el libro de marras.
No le quiero hacer publicidad, aunque sea negativa, y supongo que está en cualquier ranking de libros de estos. Se trata de un ladrillazo de 700 páginas, que a partir de las 100 primeras leí en diagonal, deteniéndome en los capítulos que me llamaban la atención. Y por supuesto que lo traigo porque se ha ganado un puesto de honor en la lista de los horrores sociales acerca de cómo se ve la sumisión masculina ahí afuera.
Pero vamos por orden, porque el libro no tiene desperdicio. El autor nos cuenta que era un pringado que no se comía una rosca con las mujeres, que pagaba a prostitutas para tener sexo, y que luego se convirtió en un casanova que tenía que quitárselas de encima a bastonazos. El libro ya digo que es un ladrillazo, porque además el hombre este se ha inventado una terminología basada en letras, como por ejemplo, las TB (tías buenas) y esas letras las usa todo el rato, y va complicándolo hasta el infinito, como veremos en una muestra que traigo.
Yendo al meollo de la cuestión, la táctica general se resume en una palabra: mentir. Nada nuevo, ya digo, desde que el mundo es mundo los hombres mienten para pillar cacho cuando por sí mismos no son capaces ni de atraer a las hembras de las moscas. Hay más motivos para mentir, pero no quiero extenderme sobre algo que se sabe de sobra. De manera que el consejo del experto (ejem) es ese, invéntate un personaje, por supuesto en la línea del macho alfa, y busca tontas que se lo traguen. Un ejemplo es este:
Cualquier imbécil con un poco de voluntad y decisión puede pincharse unas cuantas tabletas de esteroides, comer como una lima, beber batidos proteínicos y ponerse en pocos meses como el armario de tu abuela. Si además toma rayos uva y alguien le asesora un poco con la ropa, tendrás la viva réplica de un Macho Alfa en menos que canta un gallo. Si el imbécil, además, resulta ser el mismo al que le ha tocado la lotería, podrá incluso comprarse una motaza, un deportivo descapotable y ponerse la cara de Brad Pitt. Y no digamos ya si al imbécil le da por tocar la guitarra eléctrica y montar una banda pop dirigida a las quinceañeras. Por supuesto, esta caricatura del imbécil sucedáneo de Hombre Alfa es una exageración burda. Espero que mis lectores sepan apreciar mi uso puramente humorístico de la misma. Para más INRI, yo mismo he hecho muchas de las cosas en las que me cebo sin piedad. Y, como colmo de los colmos, pronto podrás comprobar que la mayoría de ellas pasarán a ser recomendaciones de este manual.
La coherencia no es el fuerte de este escritor, como volveremos a ver. Dice que está siendo irónico pero aconseja que se hagan todas esas cosas que él mismo llama imbecilidades. Para echar el rato y reírse, el libro está medio bien en las partes que no habla con acrónimos (TB, etc). Pero claro, yo ya sabía que me iba a indignar leer tanto halago hacia el macho alfa, y la cosa fue a peor.
Ya no solo se trata de que anime a los hombres que no ligan a que mientan y engañen, a ellos mismos para empezar, sino que aconseja que a la mujer hay que darle caña, volverla loca y tratarla mal. Esto no lo dice así de tajante, y de hecho se proclama como no misógino, pero unas páginas más adelante demuestra lo que realmente piensa del género femenino.
No te lo quería decir, pero la verdad es que me da un poco de vergüenza que me vean contigo por la calle.”
Supón que sale con un: “Odio esa música que pones en el coche” Una respuesta chulifresca sería decir en tono juguetón pero seguro: “¿En serio? Pues entonces no va a gustarte nada estar en mi coche, porque ahora que sé que te molesta es lo único que voy a poner”.
Lo de chulifresca forma parte del nuevo vocabulario que se inventa el individuo para montar una especie de secta que se entienda entre ellos, con otras palabras como frusco (frustrado corriente). Por cierto, si no te ves como macho alfa, entonces eres uno de estos fruscos, para tu información, juas.
Ya llegaremos al punto que me interesa: cómo trata la sumisión masculina. Pero os estoy poniendo en antecedentes porque me parece importante saber con qué clase de “autoridad” en la materia estamos tratando. Uno de los trucos que propone es decirle a la TB: tienes unas pestañas muy largas, lástima que sean postizas. Ella responderá que no, que son suyas. Y entonces él tiene que decir: sí, y yo me lo creo, a ver, cierra los ojos... Y ahí tiene que besarla. O sea, consejos que pueden valer para un niño de guardería, o ni eso. Porque vamos, el tortazo que iba yo a arrearle al tipo que me hiciera eso... Claro que, yo no iba a cerrar los ojos, ni literal ni figuradamente, con estos buitres. Vamos, ni yo ni cualquier mujer que no haya salido de un convento hace cinco minutos.
Veamos un ejemplo del tema de las letras que os comenté, que son como movimientos de ajedrez o alguna cosa extraña que me parece que ni él mismo entiende del todo:
Un tostonazo, vaya.
Entre los consejos para ligar más, tenemos un alargamiento de pene, el mechero más guay del mundo, un descapotable, ponerse pinta de malote, un teléfono móvil secreto aparte del normal con un número que solo conoces tú (esto te permitirá llamarte a ti mismo y fingir conversaciones que proyecten alto Valor Social), etc. También propone cambiar de profesión:

O sea, el que no liga es porque no quiere, con lo fácil que es meterse a boy o a actor porno. Ya digo, como libro de humor es hasta bueno. Podría estar poniendo ejemplos lamentables hasta hacer esto tan largo como su libro, pero no me resisto a comentar un par más antes de hablar del tema sumisión masculina:
A partir de ahora, borra de tu registro expresiones tales como: “no quiero que haga nada forzadamente, quiero que lo haga solo si de verdad le gusto” o “necesito saber que le gusto antes de intentar nada”. La razón es sencilla: no funciona así. Además, las mujeres nunca hacen nada forzadamente a menos que las violen. Créeme: cuando hacen algo, es porque quieren. Pero, sobre todo, recuerda: no funciona así. Sé lo que piensas. Probablemente es algo parecido a “pero quiero que ella sienta por mí lo mismo que yo siento por ella antes de hacer nada”. Pues bien, eso jamás va a ocurrir. Para empezar, sois personas distintas con sentimientos y experiencias diferentes. Pero, sobre todo, ella es una mujer, y tú un hombre. Habitáis universos diferentes que rara vez se cruzan.
Leyendo al tipo este, resulta increíble que no nos hayamos extinguido como especie o que no hayamos muerto todas y todos en una guerra mundial entre sexos. Puaj. Y vuelve a darnos otro ejemplo de su falta de coherencia cuando dice que las mujeres no hacemos nada forzadamente, cuando todo el libro está dedicado a enseñar a manipularnos y a obligarnos a pasar por el aro del macho alfa. Y como “perla” de esto que comento, tenemos este fragmento:
Olvídate del cliché de buen tío que siempre intenta preservar a su doncella de cualquier posible turbación. Si lo haces, quizás te quiera como marido, pero nunca como amante. En otras palabras, dale caña. Hazla, de nuevo, sentir tanto y tan intensamente como puedas. Crea estados y emociones totalmente opuestos, para que estos puedan experimentarse de forma más vívida. Nada se experimenta con más intensidad que el placer tras el dolor y viceversa, que la alegría tras la pena y la tristeza, que la sorpresa grata tras la decepción y viceversa… etcétera. Muévela, pues, de estado a estado, crea y alivia Tensión Sexual, eleva y aplasta su ánimo, llévala a lo más alto y a lo más bajo: al cielo y al infierno. Dale química dura a su cerebro y crea emociones intensas con valor adictivo. Para lograr un mayor efecto, trabaja por que le afecten tus valoraciones sobre ella, TÚ ERES EL PREMIO. Conviértete en su mundo: que sus objetivos no vayan más allá de ti.
...Poco que comentar, aparte de las arcadas que entran al leer este panfleto en favor del maltrato psicológico, solo quiero matizar que el tipo de capullo que describe ahí, es imposible que lleve al cielo a ninguna mujer, como no sea a base de disgustos. Y sobre lo de ser el premio... sí, sí, el gordo de navidad por triplicado, no te jode. Lo gracioso y patético es el método que aconseja poco después:
Si haces creer al Objetivo que otras personas, actividades, trabajos, etc., te requieren —a ti, tu atención, tus habilidades y, en general, todo aquello que puedas ofrecerle—, podrás parecer mucho más escaso ante sus ojos y, en consecuencia, más valioso. Si no los tienes, invéntate actividades, amigos que te necesitan, chicas que quieren hablar contigo, trabajos que debes completar, etc. Y ni que decir tiene que todo aquello que te demande debe “sonar” excitante y divertido cuando menos. Sé peliculero, Recurre a cuentos, historias reales o ficticias, dramatiza, exagera. Usa los silencios y las pausas. Llora. No me importa qué ni cómo lo hagas, pero conmueve.
Jajajaja,¿para esto hace falta escribir semejante ladrillo? Como si los fantasmas necesitasen consejo o como si no hubiera millones por todo el planeta. Ah, lo de “objetivo” se refiere a la víctima femenina que hay que conquistar para sentirse más macho. Asqueante por decirlo de manera suave. No aparecen por ningún lado la empatía ni las emociones positivas, de hecho aconseja que te alejes de todo eso porque entonces ella te va a poner en la friendzone... ¿¿¿En serio???
Otra cosa que no me resisto a comentar, es algo que quiero que vean mis lectoras no españolas, que por si ya le van pillando “aprecio” al amigo casanova, con esto lo van a “adorar” directamente:
Supón que hablas con una extranjera, y le dices: “Qué raro, en mi país no dejamos entrar a nadie con armas de destrucción masiva” “Vaya, ¿te parezco peligrosa?”, podría ella preguntarte, o algo parecido. “Mujer, si no parpadeas…”. Si no lo pilla —muchas no lo pillan—, puedes añadir algún otro comentario, del tipo: “Bueno, y si llevas gafas de sol… Aunque la verdad es que, si yo estuviera en la frontera, te pondría una venda en los ojos directamente”. Aquí muchas lo cogerán, pero como sabemos que las extranjeras a veces son un tanto cortitas para esto, siempre puedes concluir con un: “Mujer, con esos ojos…”. Si después de esto sigue sin captarlo, descártala: sencillamente no te conviene.
Juassss, claro que sí, chavalote, no es que ella tenga que descartarte a ti por cretino, es que encima eres tú el que te permites el lujo de hacerlo. En fin. No, no somos tontas, por mucho que les pese a los buitres, y este hasta lo reconoce a ratos:
Nunca es bueno que te vean el plumero. Desde el momento en que el Objetivo sospeche seriamente que existe entre vosotros alguna clase de Batalla de Egos o que estás practicando con ella alguna clase de juego, va a encargarse personalmente de que dejes de jugar.
Y vuelve a dar el consejo de tratar mal a la mujer para salirse con la suya, como es lógico desde el punto de vista del inseguro farsante que se disfraza de machote que controla la situación:
Para evitarlo, echa mano de la Coartada de Corte. El principio se basa, simplemente, en disponer de pretextos plausibles para torturarla. La idea es que adquieras la costumbre de intensificar lo que siente por ti mediante ciertas dosis de mortificación, trátala como a ese gato sobre el que haces oscilar un trocito de cuerda para retirarla justo antes de cada vez que este se disponga a saltar sobre ella y atraparla. Acúsala, malinterprétala, desconfía.
A ella le corresponde tratar de que le gustes o conquistarte, ya sea en el sentido de intentar crear en ti atracción, ya en el de obtener aceptación o Validación de ti. De hecho, necesita tanto impresionarte que está dispuesta a acostarse contigo para conseguirlo. Y sí, os vais a acostar juntos, pero solo si ella se mantiene a la altura de tus estándares y expectativas.
...Jajajajajaja. Di que sí, la mejor manera de que un lector pardillo ligue es hacerse el inalcanzable y “hacerle el favor” a esa tía buenorra de acostarse con ella.
Y ya, para rematar, dándome la razón acerca de lo que digo siempre de los lobos disfrazados de cordero, tenemos esta otra joya:
En suma, ¿qué crees que te conviene ser? ¿Un corderito con guisa de lobo o un lobo disfrazado de cordero? Es obvio, ¿no? Los ataques más eficaces son aquellos que no se esperan. No asustes a la presa ladrando estruendosamente como un perro. Utiliza, por el contrario, la estrategia cazadora del gato. Actúa con sigilo. No anuncies por megafonía tus ataques… ¡Ah, y tampoco expliques una técnica antes de usarla! Está claro, ¿no? Corazón de lobo, piel de cordero. Te evitará ser detectado por muchos Radares.
Chico, no hace falta un radar para detectar membrillos como los que vayan a leer tu libro y aplicar toda esa mierda de métodos cavernícolas. Me recuerda en muchos momentos a los falsos Doms, que son seres que se meten en bdsm porque ven a las sumisas como un nicho fácil de conquistar, ya que son nulos para conquistar mujeres en el mundo vainilla. Este libro no enseña a tener una relación, claro, es básicamente enseñar trucos para ir a la cama, pero coño, si te hace falta empollar 700 páginas para un simple revolcón, plantéate que lo mejor para dejar de ser un frusco de esos es meterte a fraile, que si encima tienes la suerte de ser como el de mi primer relato navideño, hasta pillarás Ama y todo jiji.
Total, que el resumen de este hombre es que las mujeres queremos hombres con cerebro de mujer y entrepierna masculina, y los hombres quieren acostarse con tíos con vagina... Así que ya sabéis, vamos a volvernos lesbianas todas y a comprar arneses de tres en tres, y en cuanto a vosotros, podéis darle al sexo anal con el colega que mejor os caiga.
Pero vamos ya al tema femdom y su tratamiento en este libro. Con todo lo anterior, no podéis esperar que salga bien parado, y eso es justo lo que ocurre:
Muéstrate más poderoso que ella. Todo lo Alfa es poderoso. Y el poder, en sus infinitas formas, es probablemente el mayor afrodisíaco que existe para la mujer. El dinero, la fama, la popularidad, etc., son todos ellos modos de expresar poder. Por supuesto, es más que posible que la mujer en cuestión con quien interactúas te supere en muchas de estas áreas. Tu obligación como Aven es centrar el juego en aquellas en las que tú eres más poderoso que ella. ¿Machismo? Bueno, recuerda que hablamos solo desde el punto de vista de la atracción y, por lo tanto, lo dicho no está reñido con la igualdad de sexos en nuestra sociedad. De hecho, la mujer de hoy en día quiere sentirse igual de poderosa que cualquiera de los hombres con quienes trata diariamente, con una excepción: el hombre por el que se siente atraída. A este debe verlo, de un modo u otro, como más poderoso que ella. Lo contrario es letal para la atracción.
Bueeenooo, ya están llamándonos marcianas a las que disfrutamos sintiendo poder sobre nuestra pareja. Qué ascazo más grande. Lo de Aven es otro palabro que se inventa el tío para su secta de ligones mega alfa de la rehostia. Veamos qué aconseja para combatir el poder femenino:
Una de las formas más rápidas de renunciar a tu poder es mostrar al Objetivo que su atractivo la hace poderosa frente a ti. Si consientes que esto ocurra, te estás convirtiendo en uno de los innumerables mosquitos que caen redondos ante su belleza. En el siguiente Frusco, inofensivo y vulnerable. Tu obligación es desarmarla.
Todo en ti y en tu conducta debe hacerle ver que no es así. Dale a entender que su aspecto no te intimida y que, si quiere demostrarte su valía, deberá despojarse de su coraza de TB y empezar a mostrarte aquello que la convierte en una persona real y digna de tu respeto. Si es necesario, desármala por completo usando alguno de los Desarmadores enlatados que encontrarás más adelante. Déjale claro que vives en un lugar donde la belleza es algo común y vulgar, que estás harto de tratar con TBs, que necesitas algo más o que cualquier otra cosa al margen de su atractivo es lo importante.
O sea, os traduzco: si te interesa una tía buena, invéntate que trabajas rodeado de top models, llámala fea en sus narices, húndela en la miseria, etc (que de eso van los mencionados desarmadores, que incluyen cosas como decirle que ella le recuerda a su mascota, que la encuentra repulsiva pero buena gente y lindezas por el estilo) y la tía saltará a tu cama como una leona en celo... Me parto.
Llegamos a lo más “jugoso” del libro en cuanto a femdom:

Y así es como llega a hablar del sumiso, o como él lo llama, el supercalzonazos:
Las mujeres no son tontas después de todo. Puede que tú y yo, si encontrásemos a alguien que nos lo pusiera todo en bandeja y que nos tratara como reyes, también lo aceptásemos por un tiempo. Esto es lo que el supercalzonazos hace. Sigue a su chica a todas partes diciéndole cosas como: “¿Qué te pasa cariño?”, “¿Estás bien?”, “¿Puedo hacer algo por ti?” o “¿Hay algo que te haya molestado?” y “Lo siento”. Algunas mujeres, en especial las más dominantes, los aceptan o incluso se casan con ellos. Sin embargo, a la larga ni ellos ni ellas son felices.
Bien, llevo todo el rato intentando no faltar el respeto, pero como este libro está plagado de insultos a nuestra inteligencia y a todo nuestro ser, aquí lo llevas: tú eres gilipollas integral. Ea, ya está dicho, es que como no somos tontas “después de todo”, hasta captamos cuándo se nos intenta tirar por el barro, y lo de que no somos felices al unirnos entre mujeres dominantes y hombres sumisos, te digo: ya quisieras tú ser una millonésima parte de feliz que nosotr@s en vez de escribir mierda para aprender a vivir, con una careta, una vida de cartón-piedra, pedazo de frusco-aven-capullo.
Pero la cosa no queda ahí, y a saber lo que habrá porque no lo leí entero:
Aunque a los genes de la mujer les interese “capturar” a un Hombre Alfa que, a la vez, sea fiel y sumiso, estos saben de sobra que dicho fenómeno no se suele dar en la vida real. Y todo se origina de ahí. Por ejemplo, una mujer puede querer a alguien sumiso y obediente (aunque no lo expresen con estas palabras). Sin embargo, cuando lo eres, parece que se resientan por ello. Lo hacen hasta el punto de que pueden llegar a buscar algo nuevo en otra parte. Y ¿por qué ocurre esto? Sencillamente, porque al someterte con demasiada facilidad… ¡les estás demostrando que no eres Alfa!
Ufff, qué sarpullido de tío, que no, que no a todas se nos caen las bragas con los putos alfas de las narices. Más ejemplos de la manía que le tiene a las mujeres en general y a las dominantes en particular:
Cuando te dice: “Que tengas un buen día”, la miras seriamente, dejas una pausa para crear Tensión Sexual y respondes: “No me digas lo que tengo que hacer”. Nueva pausa. “Ni siquiera te conozco y ya estás en plan dominante”.
No creo que muchas mujeres deseen conscientemente un hombre sobre el que carezcan de control y al que no puedan dominar. Y, sin embargo, lo más probable es que dichas mujeres no se sientan excesivamente atraídas por hombres a los que pueden dominar y controlar perfectamente. ¿Me sigues? A niveles distintos, desean cosas completamente opuestas. E incompatibles. Esta es la razón, además, por la que conviene sacar a las TBs de su Modo Lógico. Porque, desde su mente racional, rechazan todo lo que les atrae a un nivel emocional y sexual.
Si pretendiésemos extraer alguna clase de ideal femenino, este rezaría algo como: “Deseo un hombre dócil al que no pueda dominar”. Y tal enunciado, que cualquier persona del sexo masculino tacharía de sinrazón, tiene perfecto sentido para la mayoría de las mujeres. ¿No me crees? Sal ahora mismo, léele la frase a la primera mujer con que te cruces y pregúntale qué opina. Esto no quiere decir que las mujeres estén locas o equivocadas. Quiere simplemente decir que tienen necesidades incompatibles entre sí, por lo que no pueden —por más que a veces se empeñen— satisfacerlas todas a la vez. La frase: “Quiero un hombre dócil al que no pueda dominar”, podría traducirse por algo como: “Quiero un hombre que a un nivel superficial me comunique que es controlable, para no tener que sentirme incómoda con él. Pero, a un nivel más profundo, deseo notar algo salvaje e indomable en él y saber que, en última instancia, va a seguir sus propios designios sin dejarse dominar ni por mí ni por nadie. Créeme, no es tan complicado. A continuación te ofrezco algunos comentarios que pueden echarte un cable a la hora de convertirte en ese ideal. Cuantos más puntos en común tengas con una mujer, más fácil va a resultarte crear Conexión, Confianza, Confort e incluso un cierto halo de Predestinación. Por supuesto, algunos te los puedes inventar.
Y paro aquí con los extractos del libro porque tanta basura junta apesta demasiado. Para los lectores más avispados que le sigan la pista con lo que cuento aquí, os diré que, en efecto, se trata del mismo que ahora se dedica en youtube a adoctrinar a las mujeres para que conquisten a los hombres, usando los mismos consejos en la línea de “eres el premio, hazlo que sufra por ti”... Jajaja, delirante.
Cuánto sufrimiento, para ellos y ellas, se ahorraría si dejasen de intentar imponer el modelo de macho alfa a toda costa. Es un modelo caduco que en todo caso jamás puede funcionar si se cuela desde el engaño, la coerción y la manipulación.
Para terminar este post, os comento que estoy preparando una guía sobre cómo ser buen sumiso, y tengo la “mala noticia” de que uno de los consejos será que debéis ser honestos con vosotros mismos y con ellas... Aunque si no te convence, siempre puedes unirte a la secta de los fruscos esos, y vivir en una orgía permanente, juas.

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¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...