Con esto de la mirada del sumiso me refiero a lo siguiente. No siempre tenemos la misma expresión, excepciones aparte, pues hay gente menos inexpresiva que una maceta. Yo no tengo siempre la misma mirada y aunque no me veo, seguro que en esos momentos de dominación se me nota a través de los ojos lo que siento y pienso. Al sumiso le pasa igual. No me refiero a que ponga cara de estar calentorro perdido, que también, sino a una mirada especial en la que pasa de tener la cara que pone normalmente para ir por la vida a esa otra mirada en la cual notas que se “viene abajo”, se rinde ante ti, se le dulcifica el rostro, o se pone muy serio, o por el contrario se le pone una sonrisa que no puede disimular. Y todo eso es muy bonito, claro. Y tenía que contarlo, así que ahí quedó.
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