MIS LIBROS FEMDOM

08 mayo 2015

Femdom no es maltrato


Llegará un momento en que repita los temas, pero como el blog cada vez es más extenso, bastará con leer una parte para captar todo lo que tengo que decir. Ya hablé de relaciones nocivas aquí:

Pero no está de más poner un título tan claro como el de hoy, al menos para los que solo leen “los titulares”. También por decir lo que se me quedó en el tintero antes, y todo esto al hilo de un programa televisivo que encontré hace poco. Lo vemos primero, para que se entienda el asunto.




Si una mujer empieza diciendo que los hombres son perros que no merecen ni los huesos, no es que sea dominante, es que es una misándrica (odia-hombres). Por otra parte, por mucho que repita que ella es dominante y él sumiso, eso no significa nada. ¡Pues anda que no hace falta conexión mutua y grandes dosis de aprecio y/o amor para que una relación de estas funcione!


Me cuesta explicar algo que tengo tan claro, pero venga, si me hicieran una entrevista y saliera esa pregunta, diría lo siguiente, porque creo que está bastante extendida la imagen de maltrato al hombre como sinónimo de femdom, y que con decir que a él le gusta eso, asunto arreglado.


¿Cómo se distingue femdom y maltrato?
Lógicamente, lo primero es diferenciar a una maltratadora de una (buena) dominante. El maltrato contiene unos elementos inconfundibles, por mucho que desde la ignorancia exterior no se perciba la diferencia. El hombre sometido es FELIZ, porque puede vivir de acuerdo a su naturaleza, CON la mujer adecuada. El maltratado sufre y es infeliz, como le pasa al chico este cuando el tema se les va de las manos. Una cosa es utilizar una correa o un collar de esos de manera erótica y disciplinaria, y otra es usarlos como tortura sin venir a cuento, y conste que lo del collar de descargas a mí en concreto me parece inútil si como castigo hay que llegar a esos extremos.


Podría extenderme mucho más pero al que le haga falta tampoco lo entenderá, así que daré otras ideas clave de manera resumida. Hay dos clases de poder: el que se otorga y el que se obtiene por medio de la violencia y la coacción. El primero corresponde al femdom y el segundo al maltrato. Por mucho que un sumiso fantasee con la idea de ser obligado a todo, en el fondo lo está deseando, así que él “da permiso” para que ocurran las cosas.


Una relación femdom tiene dos partes, no se puede dominar a quien no se somete, y nadie se somete de forma no voluntaria, y solo unos pocos locos se entregan a mujeres desequilibradas y psicópatas. Punto.


Otra diferencia. La chica esta dice que no lo aguanta pero no quiere darle el divorcio. Por el contrario, una dominante nunca retiene ni acosa a un sumiso que no quiere quedarse.


En resumen, como la noche y el día. La pena es que haya individuas que presuman de dominantes cuando no saben ni dónde están de pie, que no controlan ni sus propias reacciones y que se descargan con el infeliz de turno por todas sus frustraciones, miedos e inseguridades. Porque de eso va el maltrato, de volcar lo mucho que se desprecia a sí mism@ el/la maltratador/a en el fondo. Y disiento de lo que dice el abogado acerca de que sin daño significativo no hay maltrato, basta con sentir que te tratan mal, como indica la palabra, y la única vía es alejarte de quien lo hace, y por esa parte sí estoy de acuerdo en que este sumiso tardó demasiado tiempo.

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