La diversidad sexual está bastante lejos de ser socialmente aceptada. Ejemplos hay miles, pero hoy traigo estos dos, y más que irán apareciendo. En los dos casos se transmite la idea de que un hombre fetichista de pies es lo más asqueroso y perturbado que te puedes encontrar como mujer, como vamos a ver.
El primer vídeo es de un “gurú” del amor. Se está poniendo de moda este tipo de asesor para mujeres, de guías sobre cómo encontrar al hombre de tu vida. Algunos, incluso este en concreto, dicen cosas interesantes y válidas, que de manera muy resumida consisten en tener autoestima y no dejarse llevar por espejismos antes de tiempo. O dicho de otra manera: una mujer tiene que quererse y valorarse a sí misma antes de esperar la aprobación ajena de cualquier hombre, y si un hombre quiere estar a nuestro lado, tendrá que demostrar con hechos que la cosa es viable. Todo super obvio, pero claro, el mito del amor como algo que te cae encima en vez de algo que surge de forma natural es algo que aún lava muchos cerebros.
Bueno, pues este hombre suele decir cosas útiles, pero en algunas ocasiones ha dejado claro que su única forma de concebir una relación hombre-mujer es desde el cliché de macho alfa. Tampoco es una novedad social eso, claro. Y aquí en concreto, mientras da un buen consejo acerca de no perder el norte con un hombre hasta que se demuestre la posible compatibilidad, va y suelta lo siguiente: “¿recuerdas al último tío con el que te liaste? Sí, el tío que disfrutaba siendo atado a la cama mientras le metías un pie en la boca?” Y a continuación hace un gesto de aguantarse las ganas de vomitar. Poco más que comentar, se comenta por sí mismo, el tipo demuestra una gran amplitud de mente, juas...
El segundo vídeo es un fragmento de la serie Modern Family. Resulta chocante que en una serie que incluye nuevos modelos de familia como el matrimonio gay o la diferencia étnica y de edad, aparezca esta escena en la que se ataca a los hombres con afición por los pies femeninos. Pero en fin, así está la cosa.
¿Son unos perturbados los fetichistas de pies o los sumisos? A ver, en todas partes hay locos, y por aquí han desfilado públicamente unos cuantos, pero más bien la cuestión es: ¿un hombre se acaba desequilibrando debido a la presión social acerca de lo que un “hombre de verdad” debe desear?
Ahí dejo la reflexión. Y ahora voy a dedicar un rato a recordar esos momentos irrepetibles en los que disfruté (sí, yo, tanto o más que ellos) mientras jugaba con mis pies sobre cualquier parte de un cuerpo masculino.
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