Primer capítulo de mi libro Guía para ser buen sumiso.
Vamos a empezar por el principio, que no es otro que preguntarte a ti mismo, sinceramente, qué eres en realidad. No te garantizo que vayas a encontrar Ama, o a mantener a la que tienes, respondiendo a esa pregunta, pero estarás más cerca de ello. ¿Cuál es la diferencia entre sumiso y kinkster? En los círculos BDSM se suele unificar todo, y parece que es lo mismo sumiso, esclavo y kinkster. No sé si te sonará la palabra kinkster. Podemos usar también bedesemero, pero en definitiva se trata de una persona que practica una sexualidad alternativa, para diferenciarla de la convencional o vainilla. Palabrejas aparte, lo que debes preguntarte es si lo tuyo consiste en una serie de gustos apartados de lo “normal”, como fetichismo de pies, placer con el dolor, afición por el bondage, etc. ¿Te excita lamer pies? ¿Te excitas si te azotan el culo? ¿Te pone a cien que te aten las manos? Todos esos gustos sexuales apartados de lo que se supone que es más frecuente se llaman parafilias, y la lista es muy extensa. Pues bien, la diferencia entre sumiso y kinkster es la siguiente. El kinkster disfruta cuando consigue cumplir sus deseos de sexo alternativo, y más allá de esos momentos, no se siente sumiso con ninguna mujer. Lo ideal es que se relacionen con mujeres que lo vivan al mismo nivel que ellos, y todos felices, pero el conflicto viene cuando se definen como sumisos, sin serlo.
El problema, como digo, es que en el mundillo BDSM se llama sumiso a cualquiera que quiera ponerse esa etiqueta, y al final entran en el mismo saco los que quieren pasar un rato de sexo alternativo, los curiosos morbosos, los que engañan a cualquier mujer que se deje con tal de cumplir egoístamente sus fantasías, etc. Y hay un grupo de hombres que no se quieren quedar en los ratos de sexo BDSM, sino que se sienten plenos y realizados entregándose a una mujer a todos los niveles, que disfrutan priorizando el deseo de ella, que son complacientes en el sexo y en todo lo demás, que son felices haciendo feliz a la mujer, etc. Es decir, hay sumisos que merecen mucho más ese nombre, a pesar de que se lo hayan adueñado por las buenas todos los demás. Un caso extremo de sumiso, o de kinkster según sea su ámbito, es el esclavo. Hay esclavos sin límites que son kinksters que se prestan a que hagan con ellos prácticamente de todo, aparte de matarlos o mutilarlos, aunque algunos descerebrados tampoco se negarían a eso. Y hay esclavos 24/7 que quieren vivir en una sesión BDSM permanente.
Así pues, debes hacer examen de conciencia para aclararte contigo mismo y saber qué clase de sumiso eres. Si eres un kinkster, no pasa nada, asúmelo y no vayas diciendo por ahí que eres algo más allá de eso. Mi consejo en tu caso es simple: sé honesto y busca una compañera afín. Practica el SSC, es decir, todo debe ser consensuado y estar dentro de unos límites razonables dentro de unas sesiones realizadas con cordura y medidas de seguridad.
Quizá te preguntes por qué un kinkster habría de tener problema en reconocer lo que es. Pues bien, la respuesta rápida es: hay pocas mujeres dominantes, y las que hay no se conforman con esta especie de sumisión-a-ratos. Otra razón es que, desde una postura egoísta, prefieren pasar los ratos sueltos que necesitan para colmar sus oscuros deseos, con mujeres que lo viven como forma de vida. Es como si escoges el mejor plato de la mesa si crees que está a tu alcance. Es comprensible querer obtener el mejor resultado posible con el mínimo esfuerzo. Pero en esos casos se produce una falta de simetría y una injusticia evidente, y no tarda en caer la careta o en aparecer el sentimiento de que ahí falta algo. Porque ninguna mujer que sea Ama vocacional, y no kinkster, se va a conformar con menos que un sumiso auténtico.
Creo que en el fondo todos sabemos quiénes somos, pero si eres muy inexperto o no te aclaras, hagamos un test rápido. Imagina esta situación: una mujer (dominante) te dice “vas a hacer lo que yo te diga”. ¿Cómo reaccionas?
a- en el sexo te parece perfecto, fuera de ahí, ni de coña
b- en el sexo te parece perfecto, siempre y cuando se ajuste a tu ritmo, y puedes hacerle el favor de ceder en algo si eso te garantiza llevarte sexo kinkster
c- fuera del sexo también te atrae la idea, de hecho te excita obedecer en cualquier cosa que te pida
d- te atrae dentro y fuera del sexo, y te libera dejar en manos de ella la relación, sin que lo conectes todo con lo sexual
La clasificación que acabo de hacer es muy generalista, pero la clave está en ver qué papel juega lo sexual. Puede que sea el único motivo, o puede que hagas otras cosas como medio para llegar a eso, o puede que no necesites ni que esté presente para seguir sintiéndote a gusto en una relación donde manda ella.
Tengo que aclarar que con sexo en este contexto me refiero a cualquier práctica entre hombre y mujer en clave femdom, es decir, no hablo de coito, que es lo más de lo más en el mundo vainilla. Una tanda de azotes es algo sexual, por supuesto, porque no se produce como un ejercicio en un gimnasio: es un momento íntimo compartido por hombre y mujer que conduce a la excitación, ya sea en ese momento o después al rememorarlo. Habrá quien diga que el sexo no pinta nada en todo esto, por ejemplo cuando se le pone al sumiso un CB (cinturón de castidad), pero incluso ahí estamos actuando sobre su sexualidad, así que es justamente la protagonista. Concretamente con el CB se pretende controlar los orgasmos, no anularlos por completo.
Guía para ser buen sumiso: disponible en a m a z o n, en papel y digital.
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