Tranquilos, esto no lo digo yo (de momento, que tampoco quiero jubilarme aquí), es el tema que avancé en el anterior post.
A mí me parece que un sumiso que dice esa frase es un “sumiso que no puede ser sumiso”. Diréis que a veces salgo con unos temas muy raros o que me invento las cosas, así que voy a tirar de archivo y de historia real pre-blog, para no herir susceptibilidades de posibles lectores actuales, porque parecida historia se ha repetido un par de veces desde que escribo aquí.
Este es el mensaje que me envió un candidato a sumiso que vivía en mi misma ciudad cuando le pregunté por qué se lo había tragado la tierra de repente:
Hola, buenas noches... no quiero desaparecer de esta forma, ni mucho menos parecer una persona, o un sumiso, o sea lo que sea, que pasa de todo... solo tengo que decirle que estoy pasando por una mala racha, etapa, sobre todo con la familia...
Como me siento en estos momentos...? pues ... estoy bien, pero si le soy totalmente sincero, no estoy en condiciones para afrontar una relación Ama-sumiso, para ofrecerme a alguien, es como me siento en estos momentos. Tenia mucha emoción por haberla conocido, no lo dude... y si no me equivoco, usted también, aunque sea un poco, el tiempo dirá lo que pasa, en estos momentos solo quiero amistad.
No suelo ir diciendo por ahí a cualquiera donde trabajo, lo digo por que me ha dado mucha confianza usted y me ha caído muy bien, hoy por hoy.
Y en fin, pedirle disculpas, no sé si sirve o servirá para algo, pero sí... tiene razón... y desaparecer así todos estos días como que... no le gusta a nadie, le pido perdón y que podamos tener una buena amistad.
Como me siento en estos momentos...? pues ... estoy bien, pero si le soy totalmente sincero, no estoy en condiciones para afrontar una relación Ama-sumiso, para ofrecerme a alguien, es como me siento en estos momentos. Tenia mucha emoción por haberla conocido, no lo dude... y si no me equivoco, usted también, aunque sea un poco, el tiempo dirá lo que pasa, en estos momentos solo quiero amistad.
No suelo ir diciendo por ahí a cualquiera donde trabajo, lo digo por que me ha dado mucha confianza usted y me ha caído muy bien, hoy por hoy.
Y en fin, pedirle disculpas, no sé si sirve o servirá para algo, pero sí... tiene razón... y desaparecer así todos estos días como que... no le gusta a nadie, le pido perdón y que podamos tener una buena amistad.
Un saludo de xxx
Su experiencia previa como sumiso se reducía a prácticas bdsm con la novieta de turno, así que en lo de obedecer más allá del tema sexual era novato total.
Un par de anécdotas para ilustrar el paso a la realidad de tantos sumisos que quieren y no pueden ir más allá de una fantasía. Un día, caminando por una acera muy amplia y ningún transeúnte cerca, le dije “veo que ya no me hablas de usted”, a lo que me respondió “es que estamos en público”. Ojo, que yo no impongo el usted, solo lo quiero si a él le sale natural. Al rato se despidió de mí enmendando el error, pero son esos pequeños detalles que luego se hacen gigantescos. Otro día, aprovechando que me dice dónde trabaja, como indica en el mensaje ese, me paso por allí sin avisarle. Era un puesto de atención al público, así que me acerco con naturalidad por la zona, y cuando me ve, su cara adquiere el tono de las amapolas. No era la típica reacción de un chico tímido (que también) sino que noté una expresión como si temiese que yo sacase un látigo o algo así, sea como sea, ni estaba cómodo ni natural ni nada parecido.
Por no extenderme mucho más, pasaré al momento en que lo puse a prueba con una orden no sexual (a eso ni llegamos, por supuesto, al fallar todo lo previo). Me iba a acompañar en un pequeño desplazamiento y solo debía ocuparse de la ruta, y de estar tal día a tal hora para recogerlo. Pues bien, ahí fue donde desapareció, como si le estuviera pidiendo la luna. Ni cogía llamadas ni respondía mensajes. ¿Esperaba una sesión bdsm que parecía no llegar nunca? ¿La mala racha era ahora un obstáculo cuando no lo fue para conocerme? ¿De repente fue consciente de lo que suponía ser sumiso real sin límite de tiempo?... Pues no sé, supongo que una mezcla de todo un poco, añadiéndole curiosidad y ganas de probar, etc. Por cierto, el nombre real nunca me lo dijo, lo descubrí yo después gracias a internet. Esto último por sí solo ya da que pensar, así que ahí dejo la historia, que por supuesto tampoco culminó en la amistad que solicitaba porque volvió a desaparecer como era de preveer.
Este tipo de historia, como se repite ya y me consta que lo mismo le pasa a otras Amas, me lleva a hacer una reflexión sobre todo esto.
Puede que sea, más que falsa sumisión, algo que tiene que ver con la personalidad, y como no se puede separar sumiso y persona, a fin de cuentas alguien así tampoco sirve como sumiso porque no te da la certeza de ir serenamente hacia adelante. La cosa es más o menos así en esos casos. Me dicen que soy la mega-leche como persona y como Ama, avanzan hasta el punto en que se sienten cómodos y no deben arriesgar absolutamente nada de su vida y... lo próximo es huir, o apartarse, por decirlo más suavemente. Las cosas son como son y las desilusiones vienen de imaginarse lo que no hay, por eso toda precaución es poca por nuestra parte (entre indecisos y aprovechados vamos a tener que salir con un tanque blindado ahí afuera), y de donde no hay no se puede sacar, pero como no puedo evitar querer llegar al fondo de las cosas por eso estoy escribiendo este post. Porque me rondan muchos interrogantes en una especie de expediente X sobre ciertas actitudes de los sumisos.
¿Por qué?... ¿por qué?, ¿qué ocurre exactamente? ¿Por qué se produce ese fenómeno de estampida? Como digo otras veces, algunos parece que no encuadran el femdom en temas de este planeta, sino que creen que hay reglas y leyes extraterrestres para este tipo de relación o algo así. Cuando seguir adelante no se ve como el hecho lógico de que un hombre y una mujer, que casualmente son sumiso y Ama, se sigan conociendo y creando un vínculo natural, es que algo falla. Algo “les” falla, y tengo mis múltiples teorías al respecto.
Esto es para algunos como ese vicio secreto humillante que está bien guardado en un cajón, pero imaginarse aparecer frente a sus conocidos con su Ama, aunque no vayamos a ir con la etiqueta en la frente, les produce sudores fríos. Al chico del ejemplo le pasaba eso. Cuando eres consciente de que no le habla de ti a NADIE mientras que tú al menos a tu mejor amiga o incluso a algún familiar les dices que estás quedando con ese hombre, te das cuenta de que te tiene en un compartimento convenientemente aislado de su vida y su cerebro, y que ni va ni irá en serio contigo nunca. Esto es común para cualquier hombre vainilla con miedo al compromiso o incapacidad de implicarse emocionalmente, o con inmadurez permanente y síndrome de Peter Pan, pero con el agravante de que estar con una Ama es un paso más allá que redobla la dificultad.
El tema social pesa mucho. Basta con ver el comportamiento en público del sumiso para notar su lucha interna entre el modelo de machito que le imponen desde fuera y su sumisión: cuando vas por la calle y te pone la mano en el hombro justo cuando se cruza con otros machitos para “marcar territorio” o cuando mira en plan conquistador a otra mujer y al decirle que te das cuenta te lo niega en las narices sin que le tiemble una pestaña, etc. Pueden parecer tonterías, pero en los pequeños gestos es donde se conoce a una persona.
También está el hecho de que un sumiso novato no sabe hasta qué punto puede “soportar” una relación femdom hasta que no la prueba más allá de su imaginación. Y no todo es de color de rosa, y no es fácil sentirse controlado el 100% del tiempo ni apetece obedecer cuando no es excitante hacerlo.
Otro tema es el miedo puro y duro. Esto les atrae tanto que temen engancharse sin remedio y ya se sabe que no se tiene control sobre las adicciones, y eso produce un temor lógico, aunque yo opino que no hay adicciones sino adictos y que todo se puede afrontar de manera sana o malsana, según nuestra elección. Hay miedo a seguir adelante, y hay miedo a retroceder, por eso llegan hasta ese punto, porque al principio puede más la emoción, la atracción, hasta el riesgo, y no son literalmente capaces de resistirse. Al principio son ellos los que me buscan a todas horas y luego tengo que tirar de paciencia infinita para comprender sus ritmos y sus “desapariciones” hacia zona segura.
Es un pelín agotador, como podéis suponer. Y es otro ejemplo de lo que comento siempre de que el sumiso al final es el que intenta imponer su criterio, porque, ingenua de mí, supongo que vamos en línea recta como dos personas que se van conociendo, y de repente (al menos a mí me parece que es bruscamente de golpe) saltan con eso de que, justo ahí, justo cuando (para mí) la cosa tiene pinta de ir por buen camino o de no ir mal al menos o que de ahí se podría evolucionar hacia algo que funciona, zas, ellos no pueden dar ni un paso más. Te dejan “atada” con su silencio o te marean con mil vueltas sobre lo que sienten o dejan de sentir y lo único claro entre tanta maraña mental es, oh vaya jodida casualidad, que no pueden seguir contigo (¿pero poder no era querer...? Ains).
Podría ser malpensada y decir que se llevaron su experiencia, al nivel que sea (para algunos un rato de chat o un café ya les impacta tanto como contactar con alguien caído de un ovni), sin que yo les interesase más allá de ser Ama aunque digan lo contrario, o puedo disculparlos por las circunstancias que nos separan o por una supuesta mala racha (...quien más quien menos tenemos todo tipo de problemas, la vida es eso...), etc, pero ese momento llega tan de golpe sin que venga a cuento, que solo puedo ponerle un nombre: cobardía. Porque oye, qué coincidencia, ninguno de los sumisos aludidos tuvo los webs de al menos pillar el teléfono y aclararme el tema sino que se escondieron en un sms o un email, y el único que me lo soltó en persona fue porque lo acorralé casi textualmente y me lo dijo mirando al suelo y medio dándome la espalda. Claro que, tan de golpe no sería, porque como dijo el chico este, tras el subidón inicial y mirando al futuro, no podía hacer hueco en su vida para algo serio en plan Ama-sumiso. Supongo que para un rollete continuo y al ritmo que les venga bien no tienen problema alguno.
Por resumir, creo que pesan esos tres motivos principales para “no seguir”: incapacidad de incorporarte a su vida de manera natural, choque con la realidad/no estar preparado, y miedo o pánico a secas. Esos serían los motivos que yo encuentro, ojalá ellos pudieran aclararme más, porque yo solo veo el resultado final en el sumiso: atado a sí mismo, bloqueado, paralizado...
Y no hay manera de verlo venir, a pesar de las coincidencias con casos anteriores; hay que meterse sin prejuicios en el camino de conocer a alguien porque es la única vía para saber qué ocurrirá. Para mí es una desilusión este fenómeno en un hombre que me interesa como persona y como sumiso (una vez pulida su inexperiencia), pero entiendo que tendrá que ser más duro para ellos mirarse en un espejo y no ver una imagen reconocible, sentirse sumiso y por el motivo X no poder serlo en efecto, eso debe de ser mucho peor, sin duda. Ojalá sea algo curable en el tiempo. Por lo positivo que me aportaron cada uno de ellos, así lo deseo, de todo corazón.
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