Hay una serie llamada Black Mirror que trata de manera impactante los avances (o retrocesos) de esta era tecnológica que nos va absorbiendo a tod@s sin remedio. En un episodio, la chica pierde al novio y lo reemplaza por una especie de muñeco realista que se comporta en base a las pistas de la personalidad que el chico real dejó por toda la red. Tiene su forma de hablar y su aspecto pero claro, no es él. Ella siente que lo “tiene” de nuevo a su lado en cierto modo (casi como lo que “tenemos” cuando chateamos con alguien que no conocemos en persona o que en persona poco tiene que ver con lo que imaginamos tras la pantalla), pero lo que no tiene y es irreemplazable es lo querida que se sentía a su lado. Como ventaja tiene la de disponer de un semental que nunca se cansa :P
No, no se me ha ido la cabeza hablando de cosas que no tienen nada que ver con el tema de este blog. Resulta que ese androide, o lo que sea, trata de complacerla, de ser lo que ella espera de él... es decir, en el fondo es sumiso, aunque se trate de una vuelta de tuerca en la que él tenga que ser a ratos un “poco cabrón” (forma que tiene la la chica para describir a un hombre “de verdad” y no sumiso para nada). Porque lo que a ella le empieza a crispar los nervios, aparte de ser consciente de que ese muñeco es un sucedáneo de su amor perdido, es que el medio robot no tiene criterio propio ni se rebela ante ella, ni (atent@s al colmo del cabronismo ese) le pega en una discusión subida de tono. Pobrecilla, dios le da pestañas a quien no tiene ojos, como suele pasar, aunque en lo del criterio propio coincido plenamente.
Bueno, pues resulta que ella (aviso, voy a destripar del todo el capítulo) decide que la solución es obligarlo al suicidio saltando por un barranco, y justo cuando él va a obedecer, le dice ella que menuda decepción, que ya podría resistirse y suplicarle un poco y tal, que su amorcito habría hecho eso. De manera que así lo hace nuestro androide-sumiso y al final acaba aparcado en el desván donde sirve de compañero de juegos de la hija de la protagonista. Esto último, por cierto, parece salido de la mente retorcida de esos sumisos que fantasean con ser un objeto que se guarda en un baúl cuando el Ama no quiere usarlo.
A mí me ha gustado el episodio, no por lo que propone como sustituto de algo que no tiene sustitución posible (me parece traicionero con el difunto aparte de malsano psicológicamente por lo de no saber pasar página), ni por la previsible crítica hacia los hombres demasiado sumisos, sino por un aspecto concreto que refleja la historia.
Ya vi hace años una película que no tengo manera de encontrar, de argumento parecido. Ella acaba hasta las narices del androide obediente, mientras que a mí se me quedó la película grabada porque me parecía, en parte, un sueño hecho realidad tener a “alguien” que dijera que sí a todo. En la prehistoria de mi conciencia de mujer dominante me pareció el ideal de hombre.
Pero... hay algo que ahora entiendo y comparto con la protagonista de ese capítulo. Imaginemos que no es un androide el chico ese sino un sumiso. Hay una cosa fundamental para mí en una relación de Dominación Femenina para que funcione. No basta con que él sea sumiso. Me explico.
Dije al principio del post que ella echa de menos no solamente a la persona fallecida sino lo de sentirse querida... A eso me refiero, a lo que me transmita el sumiso... Si el sumiso se limita a obedecer y complacer, que no es poco, puede parecer un muñeco de latex de tamaño real, que además podría obedecerme a mí tanto como a cualquier otra mujer. Necesito que no caiga en el extremo patológico de ser pasivo absolutamente para todo, porque entonces no siento que sienta nada por mí, y dejo adrede la redundancia de la palabra sentir porque se trata de eso: SENTIR. Yo siento la Dominación Femenina, no juego a ello, y necesito saber que al otro lado hay sentimientos profundos y verdaderos, que él no sea una máquina de obedecer ni me convierta a mi en otra máquina de dar órdenes. Por supuesto que quiero que me obedezca en todo y lo hará porque llegamos a ese punto en que sabe que nada malo le pasará (no le ordenaré que salte por un acantilado ni en broma), pero quiero que lo disfrute, que lo haga porque no hay nada que le haga más feliz, no como un trámite para conseguir de mí que le cumpla tal o cual fantasía. Algunos disimulan muy mal eso de estar en un simple trámite y otros ni se molestan en fingir.
Como dice la RAE:
pusilánime.
(Del lat. pusillanĭmis).1. adj. Falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes. U. t. c. s.
¿No es algo grande una relación de Dominación Femenina...? Pues eso, sin ánimo y valor, poco se puede caminar en la senda de construir una. O qué menos que tener también valor para reconocer, a tiempo, que no se puede recorrer esa senda. (Hablando de esto, me anoto otro próximo post: cuando el sumiso “no puede seguir”).
Entonces, cuando llega un momento crítico, si el sumiso parece un robot... ¿qué sentido tiene? Yo quiero un hombre que tenga sangre en las venas en vez de horchata y que no desaparezca si hay un problema o me eche a un lado porque esté confuso o, en definitiva, que no sea pasivo hasta la náusea en esos momentos en que lo último que necesito es que se parapete tras su silencio o ausencia, porque una persona que no se comunica abiertamente y se esconde está lanzando un arma de destrucción masiva al corazón de cualquier tipo de relación y en cualquier fase en la que se encuentre dicha relación.
Como dije en aquel post y repito ahora: quiero un sumiso, no un pánfilo-pasivo. Será que pido mucho y pretender que un sumiso sea dócil pero a la vez le eche webs a la vida es como lograr la cuadratura del círculo. Qué sé yo (sip, ciertos temas me siguen confundiendo hasta el infinito). Aunque en el fondo todo esto tiene más que ver con la personalidad de alguien y no con su sumisión, me parece que algunos encuentran la excusa perfecta en eso de “ey, es que soy sumiso, soy la parte pasiva, no esperes que mueva un dedo más allá de lo necesario”. Pues sí, lo espero. Es más, si no lo mueves me queda claro que somos incompatibles.
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