Hace un tiempo publiqué una entrada llamada Femdom o disfuncionalidad, en la cual hablaba de cómo la D/s se convierte a veces en el refugio de inadaptad@s y trastornad@s debido a ese halo de frikismo que se transmite al “público general” desde los vídeos, ciertos blogs, etc, y del temor a acabar mal de la cabeza que tienen algunos hombres psicológicamente estables si dejan salir su tendencia natural sumisa.
También he hablado de armarios cerrados y miedo a salir a la luz, etc. Y ambos temas me parecen relacionados, así que voy a repasar varias cuestiones porque no está de más insistir en las cosas básicas del femdom. Tal vez lo mismo se podría aplicar al maledom, pero creo que aquí el hombre lo tiene más complicado por salir de la imagen de macho alfa que todavía está tan bien vista en general.
Me dejé en el tintero cómo me afecta a mí, y a otras Amas supongo, el hecho de que algun@s quieran mantener este tema en una oscura mazmorra cerrada a cal y canto. Repito que los que juegan a bdsm es normal que le vean un punto de morbo añadido, o de elitismo o de lo que sea. Pero que al resto nos jode mucho la existencia. Primero porque, tal como están las cosas, encontrar sumiso es como buscar una aguja en un pajar, donde además la aguja es transparente y el pajar es enorme. Si podemos tomar este blog como muestra, las estadísticas son desoladoras. 2 o 3 hombres compatibles y con mi mismo concepto acerca de la Dominacion Femenina aparecidos en más de tres años no indica que sea precisamente fácil, y eso que creo que esto tiene una difusión notable y un nº de visitas considerable. Si no tienes blog ni eres muy activa en las webs temáticas, no veo la forma de que tengas sumiso como no sea dando la casualidad de que tu vecino/amigo/compañero de trabajo lo sea, Y ADEMÁS no se esconda o finja lo que no es. Y aquí llego a mi queja principal en esto del “mazmorrismo”.
Por simple estadística, a nuestro alrededor tiene que haber sumisos por narices. Tal vez no estén repartidos de manera uniforme por todo el país o por todo el planeta, y en las grandes ciudades supongo que abundan por cuestión de cifras, pero vaya, que seguro que en cualquier punto geográfico HAY sumisos. Desde luego mis visitas llegan hasta de la última aldea del país. Otra cosa es la clase de sumisos que sean, pero esa es otra historia.
Aparte del tema de lo difícil que es encontrar sumiso (y Ama tres cuartos de lo mismo) por falta de visibilidad, está el problema de tener que hacer una primera criba por si el sumiso en cuestión no es más que un perdido de la vida que no sabe dónde meterse ya. Porque como ya dije, hay hombres perturbados que creen que aquí no van a desentonar, pero, ¿y si fuese al revés? Es decir, lo del huevo y la gallina... ¿Un hombre está trastornado antes de ponerse la etiqueta de sumiso, o se trastorna en cierto modo cuando lleva desde la adolescencia sintiéndose el rarito de la manada?
Yo he encontrado a muchos locos, incluso por aquí ha habido ejemplos, pero también he conocido a hombres muy válidos que tenían algún grado de malestar psicológico. Cuánto sufrimiento inútil y cuánta barrera que impide que una mujer cercana acabe con su agonía de ir vagando sin encontrar lo que necesita. Porque cuando encuentras al hombre/mujer complementario se te olvida todo, da igual lo que piensen los demás, si es que alguna vez te importó.
Y todo el tema enlaza con sentirse rar@s por no encajar en lo “normal”, como he comentado últimamente. Me parece de traca dar por sentado que una relación sexual normal es “pene en vagina”. ¿Por qué? ¿En qué momento nos programan el cerebro para que eso sea una verdad universal? Yo de pequeña creía que los embarazos se producían cuando hombre y mujer se besaban y que por la saliva o algo se metía la semillita, imaginaos jaja. Y entonces una amiga me contó la gran verdad, que había una cosita en ellos que se “enganchaba” (palabra textual que me impactó y aún recuerdo) en la chica y así ocurría. Y yo me quedé a cuadros, diciendo que eso era imposible, que menuda barbaridad... Porque oye, podría pasar a la inversa, que lo del pene-vagina nos pareciese una cosa rarísima o reservada a la fecundación, y sin embargo chupar un pie o mil cosas más son lo raro en opinión de una mayoría. Por esa regla de tres, ningún homosexual tendría una sexualidad sana, puesto que no hay pene-vagina, no al menos de manera natural.
En fin, como soñar es gratis, imaginemos el alivio que supondría ir por ahí comentando tranquilamente lo que somos y buscamos. A más de cuatro se le iban a curar los traumas de golpe. Hasta el hombre más sano enferma si le obligan desde que nace a comer un plato único, que para colmo de males ni le gusta ni le sienta bien. Pues eso, que reivindicamos variedad y comprensión. ¿Es pedir mucho? Pues eso parece, por desgracia.
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