MIS LIBROS FEMDOM

17 marzo 2015

La vulnerabilidad del Ama


Cada vez leo más comentarios de mujeres dominantes acerca de lo mal que lo pasan cuando un sumiso de repente da un cambio brusco y se aleja de ellas cuando todo parecía ir bien. Esto ocurre por varios motivos pero los principales son tres:

-por cobardía de ellos cuando pasan de la imaginación a la realidad y todo les da terror
-porque ella está demasiado pendiente de ellos y ningún hombre es capaz de valorar a una mujer a la que no tiene literalmente tiempo de echar de menos
-por el motivo del título

Daremos por sentado que no hay otros motivos como la falsedad pura y dura del sumiso o que le diga que ella le gusta cuando no es así. Y atención, aunque diga por (intentar) quedar bien algo así como “no sé qué me pasa, no sé qué decirte, no tengo queja de ti pero no es mi momento” y bla bla bla, puedes estar segura de que no te cuenta la verdad. Siempre hay un motivo para que se aleje y por supuesto que es por ti, o bien le vienes grande o bien te quedas corta para lo que busca. Y puedes jugarte el cuello sin miedo a perderlo a que al día siguiente ya está buscando a otra Ama en el ciberespacio.

Como diría el anuncio, en nueve de cada diez casos, yo me he topado siempre con sumisos que buscaban un modelo de mujer concreto. Dominante, claro, pero también una mezcla de todopoderosa, fuerte, luchadora hasta el límite de su resistencia, en resumen, una especie de mujer de hierro que todo lo soporta, incluyendo por supuesto todas las inseguridades y meteduras de pata de él. En resumen, más diosa que humana:

La imagen de diosa entre las diosas, encima, para colmo de males, la fomentan una serie de mujeres que fingen encajar (porque nadie es en realidad así) justo en ese perfil, que hablan siempre desde un pedestal de hielo, que aparecen en fotos con aspecto de leona a punto de devorar todo lo que caiga en su mandíbula, que parecen no pillar ni un resfriado o despeinarse el flequillo nunca, y si eso ocurre, se esconden convenientemente hasta que se les pasa la fase humana y vuelven a estar en el punto óptimo para seguir con su película de falsa perfección.

Y claro, aparte de todas esas amitas de postal estamos las pobres mortales que hablamos desde la naturalidad de no hacer un papel, y llega el conflicto. Porque un sumiso que tiene un cliché en su cabeza muy parecido a lo anterior, cuando descubre (oh sorpresa, ejem) que esa Ama tan estricta y firme en general es, a la vez, una mujer vulnerable como cualquier ser humano, algo se le desinfla y hasta pierde respeto e interés por ella, porque total, si es una mujer como cualquier otra, para qué se va a someter... Ese es el razonamiento del sumiso de fantasía, que solo vive esto como una realidad paralela, como los que solo se excitan con el porno y no con una mujer de carne y hueso (fenómeno que, según cuentan por ahí, va en aumento entre los jóvenes).

Cuando un sumiso lo es más allá de su fantasía, no utiliza los momentos vulnerables de esa mujer dominante para sacar su lado vainilla o incluso de macho alfa. Sabrás que una persona realmente te adora si no aprovecha para utilizar su fuerza cuando le muestras tu debilidad, o cuando no te ignora si le cuentas un problema o le dices que estás mal. Recuerdo docenas de casos en los que empecé a hablar con supuestos sumisos, y cuando me preguntaban, de puro compromiso y peloteo, cómo estaba yo, y les respondía con sinceridad, algo cansada o incluso un poco mal por algún virus primaveral, pasaban rápidamente a otro tema con un “vaya”, y si volvían a aparecer otro día, ni recordaban mi padecimiento ni les importaba medio rábano.



Es cierto que un sumiso no se va a poner en manos de alguien más débil (psicológicamente) que él, eso sería un poco suicida por su parte, para eso se quedan con una vainilla a la que convenzan de hacerles el favor de realizar tal o cual práctica y encima son más fáciles de encontrar. Y si una mujer solo le cuenta lo mal que lo pasa cada día y lo hundida que se siente, es normal que huya, y de entrada ella misma debería saber que no está en condiciones de que nadie se le entregue.

Pero no me refiero a estar por lo general decaída o necesitando que un hombre les saque las castañas del fuego. Ni las mujeres que me pidieron consejo sobre esto ni yo somos de ese estilo y sin embargo a todas nos ha tocado el misterioso caso del sumiso que huye sin (aparente) motivo, y en más de una ocasión. Y el motivo oculto, lo que no te confesará ni bajo tortura, con frecuencia es justo ese: que el señorito sumiso ha visto ALGO en ti que le recuerda que eres un ser humano vulnerable, y que te puede hacer daño, y que... no quiere eso sobre su conciencia, que ya bastante sufre el “pobre” con su propia vulnerabilidad.


Fin del misterio, ahí estaba. ¿Recuerdas ahora aquel momento en que se quedó medio bizco cuando estuviste a punto de soltar una lágrima o las soltaste todas? ¿O cuando le confesaste tu talón de aquiles? ¿Desapareció justo cuando le tuviste la suficiente confianza como para contarle “aquello”? Ains, qué jodidos son y eso que van de sencillos por la vida. No les mola que les rompan el esquema, no, no, no. Nosotras, en nuestro papel, sin salirnos una coma del guión, ¿que te duele una muela?, coño, cuéntaselo a una amiga, no a él, que te quiere ver hecha de bronce. Qué ocurrencias tienes, mira que bajar al mundo terrenal de los mortales...


Recuerdo una historia que me chocó muchísimo, de cierto sumiso que se le notaba todavía pilladísimo por su ex-Ama, y resulta que ella había decidido quitarle el collar porque... estaba delicada de salud y andaba con medicamentos y doctores. ¿Se le puso enferma también la dominación...? Oye, ¿es que acaso en una relación “normal” la enfermedad es un motivo de ruptura inmediata? ¿No puedes contar con la persona que (se supone) mejor te conoce y te apoya, para que te lo demuestre? ¿No entra el cuidado, mutuo, en una relación? Y respecto a él, no parece que dejase lo bastante claro que estaría ahí para cuidarla o para lo que fuera necesario, tal vez por eso ella levantó la barrera. Y eso que con echarle imaginación hasta se abren nuevas y excitantes posibilidades:





Pero malestares físicos aparte, lo que bloquea al sumiso y hace que sus ardientes deseos de sumisión entren en cortocircuito, es ese momento en que ella hace algo que lo descoloca, algo que haría “cualquier otra mujer”, ya sea un comentario moña, ya sea un minuto de despiste en que no lo pone en su sitio, ya sea lo que sea, y en ese momento, él, que está “poniendo a prueba” a esa mujer en su dominación todo el rato, piensa, “ajá, te pillé, NO eres tan dura como decías ser”. Y ahí es el principio del fin.


Hay que tener en cuenta que los hombres no han sido educados en lo emocional, de hecho en todo lo contrario, lo único que aprenden sobre el tema es a bloquear lo que sienten y a que nadie lo note. Por eso mismo hacen la distinción radical entre amiga y amante, y les cuesta un mundo unificar ambos sentimientos en la misma mujer: o ella le pone a cien o es alguien a quien poder contarle sus cosas con confianza, pero el combo casi ninguno lo logra, y no por culpa nuestra sino por esa tara emocional congénita. Y algo así le ocurre al sumiso, que para algo es un hombre. Su Ama le produce emociones en la línea de sentirse pequeño y sobrecogido a su lado pero no el impulso de acogerla en su regazo por lo general.


Entonces, ¿no tenemos “derecho” las Amas a dar señales de que somos humanas? ¿Nos tenemos que tragar las lágrimas cuando vienen o escondernos en un rincón si tenemos un día tonto para que el sumiso no nos baje de nuestro pedestal? ¿Debemos estar siempre alerta por si el sumiso nos pone a prueba haciéndose el rebelde solo para saber hasta dónde le vamos a consentir?


Quien no conozca mi línea de escritura no sabe que las preguntas anteriores no esperan respuesta y que son ironía pura. Por supuesto que no voy a esconder cómo me siento en cada momento. Por supuesto que no voy a fingir estar bien cuando estoy mal. Por supuesto que voy a pedir un abrazo si lo necesito (y vaya mierda que tenga que pedirlo porque él no sea capaz de darse cuenta de que es lo que quiero), y en definitiva, que esto de la Dominación Femenina va de lo que a MI me gusta en cada momento, y en mi vida hay muchas clases de momentos: los hay de lujuria desatada, los hay de estar acurrucada viendo una película, los hay de reírme a carcajadas y los hay de llorar a raudales, porque sí, soy humana, y no voy a ponerme una careta ni embrutecerme para ser esa tipa insensible y castigadora con el látigo en la mano 24 horas tan solo porque a ti eso te ponga la entrepierna como una roca. Lo siento. Digo... no, no lo siento, que te den, si no me ves a mí sino a la imagen que sale rebotada de tu imaginación te puedes comprar una muñeca hinchable vestida de latex, que te va a hacer mejor apaño y ni siquiera te va a molestar con sus días malos.


Si eres una mujer dominante en duda y desconcertada por esos gestos de sumisos que se apartan en cuanto estornudas (es una metáfora), alégrate de que se vayan, no merecen la pena y se delatan ellos mismos. Si no te puedes apoyar en él, que repite tanto eso de la entrega y otras frases hechas por el estilo, ¿qué confianza tienes tú en que eso sea sólido y duradero? No quiero dar con esto la razón a los que niegan la posibilidad del 24/7, aunque esos se refieren a no mantener un papel bdsm todo el rato y ahí están en lo cierto. Si un sumiso hace el papel de perro literalmente y pilla un resfriado por estar desnudo por el suelo, tendrá que aparcar eso hasta que su dueña llame al veterinario, uy, digo, hasta que el chucho se recupere como pueda, que ella no se va a rebajar a cuidarlo...


Quien quiera un Ama todopoderosa, que lleve cuidado: a veces, una personalidad supuestamente dominante solo esconde miedos, inseguridades y traumas, y si no que se lo pregunten al señorito Grey. Quien no se muestra nunca frágil es por mantener una pose irreal que incluso puede esconder a un@ perturbad@ mental. Si eso es lo que quieres, que te aproveche, que yo esperaré lo que tenga que esperar a ese hombre que me vea y me admire en toda mi dimensión humana, sombras incluidas, que ellos bien que quieren que los aceptes con el pack completo, que para eso son “pobres sumisitos buscando quien los cobije...”


Como resumen-consejo final, te puedes quedar con esto: solo cuando ese hombre sea capaz de aceptarte en todas tus facetas, sabrás que se somete a TI, no a SU idea de lo que tú eres. 

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