MIS LIBROS FEMDOM

25 noviembre 2011

Esclavo, bésame en... la boca


He buscado y rebuscado una foto para esta entrada y que no, que eso de 'Ama besa salvajemente a sumiso' no da ni un solo resultado. Lo más cercano era un beso a través de una mordaza y puf tampoco me vale, así que me apañaré con estas dos y la amiga Lita Ford con su canción.

Parece que lo único permitido al sumiso según los cánones es besar los pies, el culo y las botas. Sí, de acuerdo, muy excitante todo, sobre todo el beso negro, pero, ¿qué pasa, que los besos en la boca son exclusivos de parejitas empalagosas enternecedoramente enamoradas? Bueno, son propias, pero no exclusivas. Además, como no podía ser de otra manera, los besos a los que me refiero son parecidos, pero no idénticos. En vez de decir aquello de “la española cuando besa es que besa de verdad”, podríamos decir que “el Ama cuando besa es que te lanza descargas eléctricas por la espina dorsal”. A mí me ocurre una cosa muy radical con esto de los besos. O no me apetece nada o le devoro la boca al que tengo delante. Será cuestión de química (y de higiene dental...).


¿El beso ideal? Veamos. Lo primero, la posición. No “nos besamos”, YO beso y tú aguantas el tipo. Yo encima o más arriba o como sea, pero que quedes bajo mi control, para que pueda agarrarte la cara, la nuca, tirarte del pelo, apretar tu cuello, 'cosillas' por el estilo. Tal vez te vende los ojos o no. En este último caso te miraré muy seria, porque vamos a jugar, pero a algo serio. Te vas a entregar a mí como si en cada beso te fuera... no la vida, pero te juegas mucho. Te voy a morder los labios, voy a jugar con tu lengua porque me pertenece, como todo tú me perteneces en ese momento, naciste para darme placer y no voy a parar hasta que me quede satisfecha, hasta que sienta que te falta el oxígeno y supliques que me detenga para recuperarte, con expresión entre asustado y alucinado, con la barbilla brillante por la saliva apasionada, que ahora extiendo con mi lengua por tu cuello mientras te permito respirar un rato, y cuando te haya mordido el cuello y susurrado al oído algo que solo tú sabrás, volveré a la carga con sed renovada y rezarás porque no pare nunca...


Bueno, volvamos a la árida realidad. Aquí dejo la canción de la rubita, que dice algo así como bésame mortalmente... Pues eso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario aparecerá publicado si supera la supervisión de contenido permitido

¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...