Sigo con la ronda de consejos. Esto va por vosotras, pero también me lo autoaplico yo de vez en cuando. Veamos. Amas decepcionadas... por un sumiso, quiero decir. Creo que si algo he aprendido con el tiempo ha sido a “bloquear” ciertas reacciones o como mínimo a neutralizarlas, a pesar de que nunca dejan de aparecer, al menos por el momento. Decepción, desilusión, rabia, o directamente una profunda sensación de desagrado por esa persona que te prometía el oro y el moro, son sensaciones que incluso el Ama más fría seguro que experimenta alguna vez, o muchas.
La principal fuente de decepción, en el nivel que sea (cuando empiezas a conocer al sumiso o cuando ya lo tienes a tus pies) es “palabras frente a hechos”. No vaya a ocurrirte como a esas mujeres que aparcan mal, las pobres llevan media vida escuchando de boca de ellos que “aquello” son 20 cm, y claro, luego ven un hueco de 3 m y se creen que son 4 y medio.
Para una Ama principiante, escuchar “A sus Pies, Señora” y frases por el estilo, le puede hacer experimentar algo cercano al éxtasis de Santa Teresa, pero no hay que dejarse deslumbrar ni perder el norte. Una cosa es decir que están a tus pies y otra totalmente distinta es que lo estén o tengan previsto estarlo.
Así que, mis 3 breves consejos para superar la fase de desencanto son:
- Piensa (sí, deja de sentir por un momento y solo piensa), que ese sumiso no es lo que parecía, o siendo más benévolas, piensa que no sabe comportarse como tú necesitas. ¿Y quien quiere en su vida algo que no funciona? Debes sacarlo fuera para hacer hueco a algo mejor (o dejémoslo en más compatible contigo).
- No escuches sus palabras. Bueno, escúchalas, claro, incluso dile que las ponga por escrito para luego comparar hasta dónde pueden llegar mintiendo, pero en definitiva, no te guíes por lo que te diga. Fíjate en lo que hace. Esa es la prueba del algodón. Si te quiere dar explicaciones, mejor que aporte pruebas, reales y tangibles, de por qué hizo A o por qué dejó de hacer B. Si la situación no parece convincente... será porque no lo es. Si además le das la oportunidad de que explique su actitud y encima se pone evasivo... reúne a tus amigas y haz una fiesta por todo lo alto, hay que celebrar la enésima caída de careta que te tocará presenciar en tu búsqueda de sumiso complementario.
- El sumiso que buscas debe llenarte por su sumisión, entre otras cosas. Si no te hace feliz, entonces es que solo te va a dar disgustos. Y “eso” que te ha disgustado solo es el primero de una larga lista de chascos que están por llegar si sigues con él. Y no queremos eso, ¿verdad?
Es un ejercicio que a mí me funciona. No es agradable, a veces es doloroso reprogramar el cerebro para darte cuenta de que hacía tal cosa para conseguir aquella otra, o que cuando decía X era lo mismo que le dice a todas, o... Pero cuando lo ves desde esa perspectiva, ya tienes medio camino andado, y el olvido llega en cuestión de minutos, horas o días, dependiendo de las expectativas que te hubieras creado.
Y la buena noticia es, que para la próxima ya sabrás lo que debes y no debes hacer. Así que ya sabes:
- Solo te sirven los hechos.
- No te molestes en darle oportunidad a quien no se lo gana a pulso.
- Cuando por fin aparezca “él”, te vas a alegrar de haber alejado con viento fresco a aquellos que parecían o decían ser tan entregados, tan sumisos y tan todo.
...De nada.
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