MIS LIBROS FEMDOM

08 septiembre 2012

La elección de sumiso


Esto va por los sumisos que intentaron, intentan e intentarán “llevarme al huerto” sin éxito. No me refiero a los que prueban suerte y les resbala si les dices que no porque ya tienen a la/s siguiente/s Ama/s en el punto de mira, total, cualquiera les sirve. Me refiero a esos hombres sensibles (haberlos haylos) que lo intentan de verdad, que se interesan por la persona antes que por el Ama y que no dejan la sumisión para el último momento como un conejo sacado de una chistera, y que no llegan a donde pretendían llegar conmigo (porque no hacen lo que deberían, o porque no se le pueden pedir peras al olmo, o por una incompatibilidad del tipo que sea) y además se quedan con la sensación de que es una lástima que así sea.



Por hacer una posible comparación, -aunque salvando las distancias-, esto es como ir a comprarse un vestido. Tal vez vea uno que no me queda mal, pero yo sigo mirando escaparates, porque ayuda a poner en perspectiva las ideas y a darte cuenta de lo que le falta o le sobra al otro. Puede que no encuentre otro que me quede mejor, de hecho por eso me lo probé en primer lugar, o puede que me de cuenta de que ese vestido no es para mí. Fijaos que no he utilizado en ningún momento la palabra “gustar” y lo he hecho adrede. Puede que un vestido me encante cuando lo veo en la percha, pero otra cosa es cómo encaje conmigo. Tal vez ese vestido le quede perfecto a otra mujer, y sería injusto que me lo llevase yo teniendo mi vestido perfecto (o casi) en otra tienda, aparte de que aquella mujer se queda sin el suyo y el primer vestido se queda sin lucir de verdad con su verdadera dueña.


Si eres un sumiso de los que digo, piensa que si no te elijo es porque no te ajustas con comodidad a mí. Tal vez me gusta “como quedas en la percha” porque me parezca que pensamos parecido y tal, pero luego no te comportas como yo espero o me falta “ese algo” o en fin, que por el motivo X lo tuyo no me termina de convencer. En algunos casos puede ser falta de empeño del sumiso y en otros que no da para más (ya digo que lo mismo a otra le sirve). Pero he hablado de una situación de descarte definitivo. También podría usarte un tiempo y tirarte luego como unos zapatos usados, pero no soy de esas, no quiero utilizarte, quiero me seas útil, que no es lo mismo.


Dos matices para terminar:

Ya he dicho otras veces que no existe el sumiso perfecto, pero a veces basta con “hacerle unos ajustes” y llevarlo al terreno que quieres sin grandes cambios, al igual que esos vestidos que solo necesitan un retoque de costura para quedarte como la seda.

Un sumiso no es algo pasivo como un vestido, pero sí que comparte el hecho de mostrarse ante ti para que tú escojas, sin intentar presionar para que te lo quedes de buenas a primeras (Señora quiero ser su sumiso; soy lo que busca; no busque más que aquí estoy... frases reales que no llevaron a nada conmigo). Lo único que puede y debe hacer el sumiso es mostrarse ante ti tal como es, por dentro y por fuera, en sus ideas y sus hechos, lo demás está en nuestras manos, donde pretendemos que estén ellos cuando finalmente se queden en nuestra vida.

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