MIS LIBROS FEMDOM

18 octubre 2012

Carta a mi sumiso ideal




Hola, sumiso Mío. Anoche soñé contigo. Esta frase la he oído cientos veces de sumisos que habían cruzado conmigo dos frases por chat, pero yo lo digo en serio. Te vi. Sé cómo eres, y sobre todo, cómo no eres. Sé cómo te comportas, y desde luego lo que no harías jamás. Estás tardando en llegar, sí, pero las cosas buenas toman su tiempo. Me ha parecido verte, a ratos, en otros. Algunos en verdad lo intentaron, otros eran simplemente farsantes. El tiempo lo pone todo en su sitio. Qué fácil es hablar, como si las palabras no se las llevara el viento. ¿Cuántos prometen servirte en t-o-d-o y se les olvida cuando les pasa el calentón o ven que no son palabras mágicas para conseguir lo que pretenden de mí? ¿Cuántos manejan la teoría y lo estropean todo con un simple gesto o detalle que les delata? No hace falta que te diga lo que tú ya sabes, que esto se trata de hacerme la vida más feliz, no de aguantar tus excusas, tus mil justificaciones, tus conceptos equivocados. No hará falta tampoco que te aclare que yo seré el centro, tu centro, y que ninguna nube de duda se interpondrá en tu camino. Seré la más Diosa y a la vez la más humana de las mujeres junto a ti. Me verás a MÍ, no a la imagen de tu fantasía.

Eres fuerte (por dentro), eres valiente, eres lúcido, inteligente, honesto, una compañía agradable, me gustas. Y te admiro. Sí, te admiro porque sabes lo mucho que vales y por eso me lo entregas.

Así que, hasta que nos encontremos, he decidido que no te voy a seguir buscando. No. Porque me vas a encontrar tú a mí. No tendrás que hacer nada más que ser tú mismo, y pulsarás la tecla que mi Dominación necesita, de manera natural, sin esfuerzo por parte de ninguno de los dos. Y ese será el final de mi búsqueda y el comienzo de algo que solo tú sabrás.

Hasta entonces, una caricia y un azote.

Anoche mientras estabas en mis brazos y yo me preguntaba dónde estabas,
parecías un bebé profundamente dormido en este mundo peligroso,
cada estrella brillaba reluciente, al igual que hace un millón de años,
y nos sentíamos muy pequeños debajo del universo.

Y sabes que voy a ser la que estará allí cuando necesites a alguien de quien depender,
cuando llegue mañana...
no puedo esperar a que llegue mañana...
quiero estar contigo cuando llegue mañana.




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