Si algún sumiso ha visto esta película de Tim Burton, posiblemente habrá reparado en la “chica mala” que aparece, o sea, en la bruja. Es curiosa la historia, ella se enamora del personaje de Johnny Depp, y al no ser correspondida, lo convierte en vampiro. Pero él prefiere a la chica modosita y no hay nada más que hablar. Bien, está en su perfecto derecho. Pero hay una frase la mar de curiosa. Cuando él le dice que ella no quería amarle sino poseerle... Vamos a ver, que ya digo que si prefiere a la cara-pánfila, ejem, digo, que si tiene sus gustos pues suyos son, pero que la bruja podría tener a cualquier hombre babeando por ella y sin embargo 200 años después sigue sintiendo lo mismo. ¿No es eso amor? Y otra cosa. ¿Es incompatible posesión y amor? Ojo, no posesividad, ni entrega forzada, sino sentirse “propiedad” de alguien, sin que se trate de una posesión diabólica ni historias raras. Pero bueno, el error de la bruja fue ese, forzar la voluntad del poseído no lleva a ninguna parte. Solo se entrega quien quiere hacerlo. Como decía nuestro yogurín alemán aquí en una escena magistral que casi resume la Dominación Femenina en un minuto: “aquí estoy, usted puede tenerme”.
Ahí van algunas escenas para estas fechas de “jalogüin”. En el primer vídeo, la reencarnación de la modosita da su opinión (bastante femdomera) sobre la igualdad de sexos. Los demás, sobre la bruja, mala, o no tanto.
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