MIS LIBROS FEMDOM

07 noviembre 2012

El sumiso que busca Ama-sumisa




Cuando hablé de los tipos de Amas que buscan algunos, me dejé bastantes casos fuera, como el Ama-profesora (y no estoy hablando de una fantasía de rol, sino a esa Ama a la que utiliza el sumiso para obtener la experiencia que quiere y luego sigue buscando a su Ama complementaria con la que poder presumir de un mínimo de currículum), y otras cuantas más. Tal vez lo comente en otro momento, pero hoy me centraré en lo que digo en el título, que aunque parezca un galimatías o un contrasentido, es más sencillo y habitual de lo que parece.



Como ya sabrán algunos, me refiero al sumiso que “manda desde abajo”. Unos son más sutiles que otros, pero los que están en el grado más extremo y desesperado son muy fáciles de detectar. Vamos, que si algo positivo tienen es que te lo ponen en bandeja (lo de rechazarlos, se entiende), y que se les ve venir como a un chaleco reflectante en mitad de la noche.


Ejemplo típico de estos mandones (que no Amos) disfrazados de sumiso:

-Entra pisando fuerte, arrasando, sin poder apaciguar a la fiera-macho que lleva dentro. Siempre te habla de EL, de lo que él siente/piensa/busca. Jamás se ofrece (normal, solo te puede ofrecer un dolor de estómago permanente). Lo primero que te suelta es lo muuuucho que lleva buscando Ama, y al pobre ninguna le viene bien. ¿No será que todas lo calan tarde o temprano...? ¡Qué va! El tío es un máquina, lo hace TODO bien, son las Otras, nunca tiene la responsabilidad él.


-Tiene una amargura/mala leche/llámalo como quieras, que te produce la misma sensación a su lado que estar en una cueva llena de estalactitas. Qué frialdad, qué desssagradable, por todos los demonios del infierno. Peor no se puede hacer. Y tú te quedas pensando... vamos a ver, se supone que este tipo me va a hacer la vida más agradable, que me va a servir, que... ¡una puñeta! Este lo que quiere es otra cosa, pero claro, es que ni yo ni las tropecientas Amas anteriores a mí en su larga e interminable búsqueda teníamos ni repajolera idea de lo que significa la Dominación Femenina. Como me dijo un vainilla una vez... “ah, dominación... femenina.... pues ya está: dominar a la mujer, ¿no?”.


-Su principal defectillo es que te pone los puntos sobre las íes de manera constante, permanente y machaconamente irritante. Porque, no lo olvides, nena, él vale demasiado, él no se arrastra a los pies de cualquiera, de hecho, es que no se arrodilla ante NADIE, y eso te incluye a ti, posible víctima de sus maquinaciones.


-Cuando le pones tú los puntos sobre las íes y le plantas el espejo delante de los morros, bueno, prepárate, el rebote y la indignación le saldrán por las meninges explotando en todas direcciones. Relájate, respira hondo, no es el momento de estrenar esa fusta tan mona, porque si dejaras salir toda la rabia que te produce sentirte la diana de su asquerosa bilis, reconcentrada tras largos años de chasco en chasco, entonces, digo, si lo tuvieras a mano y te dejases llevar por tus peores impulsos, la cosa podría acabar realmente en tragedia. No, un hombre que no solo no te ayuda a ser mejor sino que saca lo peor de ti, (pues ni tú misma sabías que podías tener instintos asesinos hasta ese momento), no es la mejor elección como sumiso. Qué digo como sumiso, yo a estos tíos no los tendría ni como conocido lejano. Y como amigo ni te cuento, ¿quién necesitaría enemigos con estos angelitos?



-¡¿Errores?! ¿Ellos? ¡Qué coño! Ellos no se han equivocado en ssssu puta vida, eres tú, que no sabes apreciar su grandísima valía en todos los sentidos. Esa simpatía, esas agradables maneras, ese calor humano... ¿que no lo ves? Claro, si es que estás ciega, tía, si es que no te enteras de nada, que esa es la última moda en perrito dócil y fiel, ¿que el tío parece un rottweiler estreñido? ¡Bah! Imaginaciones tuyas, chavala, que él es pura bondad, que rezuma por cada poro de su piel una infinita capacidad de llevarte al cielo... de un disgusto.


Y claro, ¿qué alternativa le queda al sumiso que de sumiso no tiene ni la pezuña? Pues una de dos:

-o fingir dos minutos delante de un Ama de verdad, cosa que dura medio minuto al final, porque algunos baten el récord de la estupidez superlativa con un par de frases
-o buscar una sumisa directamente, como bien saben las pobres que suelen ser objetivo de mega amos que no van más allá de llamarlas puta-zorra antes de correrse en un minuto tras la pantalla del ordenador, de locos de todo pelaje, y de estos que comento, que directamente les sueltan eso de que quieren que, rizando el rizo, sean sus siervas para convertirse en su Ama. Pero, tampoco les sale bien la jugada, porque si nosotras no somos gilipollas, las sumisas tampoco.


Lo dicho, cuando quiera a mi lado un tío que me provoque una crisis de ansiedad cada media hora, varias úlceras al mes, y al que le demuestre mi inmenso poder sirviéndole yo a él, ya sé hacia dónde tengo que mirar. Hasta entonces, y mientras a los burros les crecen alas, regresa al averno y quítate de enmedio, que me tapas la vista y no veo a esos sumisos que, sin abrir la boca, te dan mil vueltas a ti, cantamañanas de tres al cuarto.

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¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...