Esta es una pregunta que sirve como buen filtro para detectar las intenciones del sumiso que se te acerca, y comprobar si pretende servirte a ti o a él mismo en el fondo.
Si tú, sumiso X, tienes un historial, del tamaño que sea, de novias convencionales, habrás tenido en algún momento un comportamiento que, visto desde afuera, podría confundirse con el de un sumiso. Si eras sumiso en ese momento, de manera consciente o inconsciente, de hecho estabas siendo solo lo que eres y has sido siempre, pero, lo que quiero decir, es que está bastante asentado como norma social eso llamado cortejo, mediante el cual un miembro de la pareja, normalmente el hombre (en relaciones hetero, se entiende... jo, es agotador puntualizar cada cosa...), despliega cual pavo real sus más deslumbrantes cualidades y es más servicial que un camarero buscando propina. Porque ESA es la clave del comportamiento del macho en fase de conquista, BUSCA obtener algo a cambio de.
¿A cambio de qué? Bueno, ya ahí cada uno va a lo que va. Unos, querrán conseguir sexo sin complicaciones, otros buscarán una pareja estable y madre de sus hijos, y todas las variaciones posibles (aunque creo que la mayoría pasa de un extremo a otro, ejem).
Un sumiso puede parecer algo así como un novio en perpetua fase de cortejo. Y en realidad, es ESO para mi manera de verlo. Pero, ojo, la diferencia es que, si lo siente de verdad, si no finge ni hace un papel para pillar Ama por un rato o por un período de tiempo X, NO ESPERARÁ NADA A CAMBIO. Ya expliqué aquí que el sumiso obtiene todo lo que desea a pesar de no esperar nada. Lo otro se llama ser un pelota, de toda la vida de dios.
La diferencia entre sumiso y pelota, entonces, está clara. El pelota va a decirte lo que quieres oír, te va a intentar “comprar”, va a ir a deslumbrarte o a impresionarte, en definitiva, va a hacer todo lo que pueda para tener lo que ÉL quiere tener, que eres tú, o mejor dicho, lo que tú le vas a dar, y una vez que lo tenga, se va a olvidar de todo lo que dijo, prometió o insinuó.
Un sumiso que se mueve por su interés está en las antípodas de lo que es la sumisión.
Claro, pensará alguna que me esté leyendo, eso es fácil de saber si abrimos el cerebro del sumiso en canal, porque a ver cómo distinguimos a unos de otros. Bueno, es más fácil de lo que parece. Hay grandes actores entre los aspirantes a sumisos, pero no se puede fingir de por vida. Una pista bastante fiable es ver cómo reacciona si no se lo pones fácil o si le haces ver algún fallo: si se rebota intensamente o se aleja de ti, te lo está dejando bien claro. Es muy fácil hablar, y las palabras bonitas y las buenas intenciones se las lleva el viento.
Aprovechando que esto ha parecido por momentos una revista literaria en comentarios recientes, podemos tomar ese ejemplo mismo. Por cierto, el poema ganador, el mío, por supuesto, que para eso soy la que manda aquí, jaja. Bueno, sigo. Me encantan los detalles y me tocan la fibra los gestos sinceros, pero todo tiene su momento y lugar. Si mi sumiso (cuando ya es MIO o está en (buen) camino de serlo) me envía unas líneas, en verso o en prosa, de palabra o por sms o por telegrama, me encanta, por supuesto. Y lo tomo como lo que es, un gesto para demostrar lo mucho que valora estar conmigo o por el motivo X. Ahora bien, si alguien, ANTES de conocerme de nada, o por un par de charlas, me envía un poema, pues bueno, lo tomo con la reserva que merece el caso. No puedo paladearlo como algo propio, no me siento el objetivo de esas palabras, porque NO soy yo la que produce esas palabras, sino la imagen platónica e idealizada que el sumiso se monta en su cabeza. Es como cuando, sin conocerme, me sueltan “a Sus pies, mi Diosa”, solo son palabras huecas. Si el objetivo del poema, por seguir con el ejemplo, es impresionarme, en ese caso es que directamente lo tiro a la papelera (virtual).
En resumen, se trata de mantener la cabeza fría cuando hay que tenerla, no dejarse llevar por cantos de “sirenos” y dejarles claro que no pueden seguir un guión convencional con unas mujeres y un tipo de relación que, de convencionales, tienen poco.
No quiero decir con esto que vaya a rechazar de un puntapié a alguien por el hecho de que me escriba un poema o una novela (bueno, si es larga y pesada sí lo descarto por cansino...), y me agrada, o busco en realidad, un hombre con cultura e inteligencia, pero hago una distinción muy clara entre culto y pedante, y entre atento y pelota. No hace falta que te esfuerces en demostrarme lo que eres, ya lo veo yo, veo lo que eres y también lo que pretendes esconder, no te esfuerces en parecer lo que no eres, esfuérzate en complacerme, lo único que voy a valorar es que un hombre como tú, que me agrada en muchos aspectos, me haga sentir como tengo que sentirme, lo demás ni me impresiona ni me sirve para nada.
PD.- No estoy llamando pelota a ningún comentarista, no de momento hasta que me de motivo para ello ;)
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