O no debería serlo, en mi opinión. Porque una cosa es dejar las riendas de la relación en manos de la mujer y otra muy distinta esa actitud de “tumbarse a la bartola y que aquí me las den todas”. Entre los sumisos que no me interesan están los que se toman la sumisión como una especie de jacuzzi relajante para compensar su vida de macho alfa dominante de cara a la galería. Es un buen ejemplo de lo que quiero decir. Esa clase de sumisión nace de la comodidad, de la pereza, incluso del egoísmo. El sumiso puede, y debe, proponer, y ya luego atenerse a lo que le ordene su Ama. Llega a ser irritante toda esa colección de peticiones enmascaradas de entrega, tales como: “¿qué quiere hacerme ahora? (ah, pero, ¿esto no va de lo que tú haces por mí?, ejem), “¿quiere insultarme para desahogarse?" (¿me notas estresada acaso?), “me estoy portando mal, ¿verdad?, merezco un castigo" (mereces que te ignore hasta que aprendas a no buscar el castigo adrede), etc.
Una vez explicado a qué me refiero con la no-pasividad mal entendida, sigo con otros casos de pasividad que tampoco me interesan.
Al principio, -y cuando lean esto mis compis Amas empezarán a mover la cabeza como en un concierto de rock, asintiendo sin parar-, el sumiso alcanza la estratosfera, todo es un mega-ímpetu y un subidón como si en vez de estar contigo se hubiera inyectado tu persona en sus venas. Pero después, igual de rápido bajan de bruces al suelo, por uno de estos dos motivos:
-piensan que no se va a concretar lo vuestro o no será duradero, así que toman la actitud pasiva de no luchar por evitarlo, y se produce la paradoja de que ellos no luchan, vemos que no luchan, perdemos interés, y acaban siendo ellos solitos los que nos pierden
-piensan que ya te tienen en el bote de manera definitiva y caen en la actitud pasiva de relajarse y comportarse con menos eficacia que antes, pasando por alto que este tipo de relaciones funcionan (cuando funcionan, claro) por ese permanente estado de “estás casi ahí pero ahora te dejo con las ganas, porque así lo aprecias más la próxima vez”, y eso se aplica tanto al tease and denial como a cualquier aspecto de la relación
Así que, para mi gusto, sumiso sí, pero pánfilo pasivo cómodo no, para nada en absoluto. Un hombre (sumiso) que no lucha por mí no es el hombre que quiero en mi vida, y uno que no se esmera en reconquistar su sitio cada día, tampoco.
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