Decía el otro día elliot en su blog algo sobre reinas malvadas y príncipes azules, más bien referido al contexto de una relación vainilla en la cual ella le puede reprochar a él no ser el príncipe azul que nos venden en los cuentos, a lo que él le reprocha a ella no ser la reina malvada de sus fantasías más escondidas. Bueno, más o menos ese me pareció el sentido de sus palabras, pero contenidos e interpretaciones aparte, a lo que me quiero referir es que, como le dejé en mi comentario, para mí no hay mejor príncipe que un buen sumiso.
Este enfoque le puede chocar a más de un@ debido al cliché porno de sumiso rebajado en su dignidad, de poco hombre, de piltrafilla para uso y abuso de su dueña, y un largo etcétera que todos conocemos.
Dice Elise Sutton que el hombre anhela someterse a la autoridad amorosa de la mujer, lo cual habría que matizar en cada caso concreto, porque por supuesto que existen los sumisos a los que el amor en todo esto les sobra y les resbala. Pero no digo ya amor romántico, sino un mínimo de cariño o de consideración, y lo que quieren es ser tratados como basura. Por otra parte, al hilo de la teoría de Sutton, llama la atención que entre las experiencias supuestamente reales que nos relata se dan casos extremos de maridos-esclavos que viven casi de manera permanente en una jaula mientras ella se va de parranda y le llama a cada rato para contarle a cuantos se ha pasado ya por la entrepierna, aparte de para saber que él está bien, que aunque malvada de manual, la mujer tiene sus principios y se preocupa por su trapo-marido. No sé si es contradictorio o si es el no va más de la entrega llevado al límite, en todo caso no es mi ideal de relación.
Aunque no hago hincapié en lo físico no digo que no haya espacio para el desenfreno, no hablo más de cuatro veces de esas cosas porque a algunos se les va el santo al cielo y pierden el hilo de lo que quiero decir, y que es lo siguiente: algunas opinamos que la Dominación Femenina está más relacionada con las sensaciones mentales de poder que con todo el catálogo de prácticas bedesemeras, y desde ese punto de partida no buscamos un hombre poco hombre, de hecho es que NO nos sirve para lo que buscamos. Sé que llevo anunciando el post de la hombría del sumiso desde hace meses, pero no dejo de añadirle cosas y me está quedando tamaño bíblico, así que no sé si publicarlo por entregas o qué, pero sí me parece importante dejar el tema claro y transparente porque para mí es la piedra angular de todo esto, así que ya saldrá cuando tenga que salir.
A veces me comentan, por privado pero también en los comentarios (si estáis atentos hubo un caso reciente), que mis palabras les sirven a algun@s para ver las cosas más claras. No me considero ni pretendo ser un referente de nada, y creo que en esos casos solo soy el último empujón, porque todos en el fondo tenemos las ideas claras, aunque tal vez estén un poco desordenadas. Pero a lo que voy es, que hay una visión que SI me gustaría aportar desde aquí y es algo que no veo que abunde en otros blogs de Dominación Femenina llenos de cuadras, malas malísimas y pobres hombres degradados hasta la náusea.
Mi visión consiste precisamente en esto del príncipe azul. Un buen sumiso, es decir, ese que no se mueve por sus impulsos ni egoísmos, es exactamente ese hombre que te va a hacer la vida más fácil dentro de las circunstancias y posibilidades que tenemos todos en el mundo real, es ese hombre que admiramos (sip, ADMIRAMOS) porque es un hombre completo y valiente, y fuerte, tanto que antepone la felicidad de su Ama a la suya.
Y eso “reivindico” desde aquí. Que yo, y por lo que veo es un fenómeno en expansión, tengo una forma de relacionarme emocional y sexualmente de una manera determinada y que es MI o NUESTRA manera ideal de relación, la que nos llena, la que nos sirve, la única que nos funciona, y que es algo que se establece entre dos seres humanos, no entre una diva caída del cielo y un perro pulgoso salido del barro, eso vende muy bien en el porno, pero en la vida real las cosas son más sencillas y a la vez más intensas. Un “mi Ama” pronunciado de verdad es más potente que un juego de electroestimulación. Y ahora, adelante, que me llamen loca, pero como dijo aquel, hay que estar muy cuerdo@ para llamarse loc@, o como cantaban aquellos otros, no estamos locos, que sabemos lo que queremos.
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