MIS LIBROS FEMDOM

05 junio 2012

Comportamiento social del sumiso


El vídeo-post del otro día fue una avanzadilla de un tema que ya comenté que abordaría desde que apareció Daniel Craig por aquí en pose de “soy todo tuyo”.

No sé si surgirán más comentarios, pero por el momento ha habido opiniones más bien favorables a que una dominatrix humille en un parque público a su esclavo. No di mi opinión entonces, así que voy a desarrollarla aquí.

Ya hablaré de salir del armario/mazmorra, de los miedos sociales del sumiso, y de otros temas relacionados alrededor de Dominación Femenina y sociedad, pero ahora en concreto me voy a centrar en esto, porque también es una pregunta que me han hecho de manera repetitiva muchas veces: “¿cómo es un día completo suyo junto a un sumiso?”. La respuesta que muchos esperan es la de la fantasía 24/7 llevada a la realidad, pero algunos van un poco más allá (de la puerta de la alcoba), y se preguntan qué demonios se supone que hace un sumiso al cruzar el umbral y salir a la calle con su Ama.

Algunos, incluso, no han pisado JAMAS la calle con su Ama. Obviamente se trataba de una relación de sesiones. En otros casos, algunos me comentaron que habían quedado en X lugar para X práctica, precisamente en algún parque alguno que otro, por lo visto meterse entre los arbustos ofrece muchas posibilidades...

El vídeo del otro día me produce una serie de reflexiones, algunas contrapuestas. Por una parte, me parece inaceptable, ahora explicaré por qué, y por otra parte, me parece que, como elemento simbólico, tiene un mensaje muy positivo. Es decir, le faltan elementos y le sobran otros, en mi opinión. Ya sabéis, y para el que no lo sepa lo repito, que lo mío es la Dominación Femenina (definición rápida: la mujer disfruta dirigiendo y el hombre dejándose llevar), desde la cual llego cuando me apetece a las prácticas bdsm, todo lo cual no es un juego, o no solo eso, para mí. Por tanto, para mi gusto, le sobra parafernalia, la cadena, el collar, la vestimenta de mega-Dómina, es decir, falla en las formas. Yo no necesito ir vestida así por la calle ni llevar al sumiso con una correa. Esto es darle la razón al topicazo cliché que gobierna las fantasías onanistas de muchos supuestos sumisos. Algunas fantasías están bien donde están, pasadas a la realidad pierden su hipotética gracia.

Esa situación, por muy natural que nos parezca dentro de un contexto, no lo es (todavía) fuera de él, y no es la mejor manera de naturalizar este tipo de relaciones. La revolución que comentaba Walkariano me parece necesaria, pero siempre que se haga de manera gradual. Repito, hablo desde la óptica de la Dominación Femenina; si lo dejamos en una sesión bedesemera de puertas para afuera, no me parece ni bien ni mal, el teatro al aire libre siempre me ha parecido interesante...

Bien, después del inciso para llamar teatrero a más de cuatro (alguno se dará por aludido con lo que va por tantos y tantos como él, y, ojo, un adjetivo no es un insulto), continúo diciendo que no me parece la mejor manera de comportamiento público. Dejando a un lado la presencia de niños en los parques, con lo que conlleva de respeto absoluto hacia ellos, no se trata de imponer situaciones a personas que se sientan incómodas presenciando algo que no les encaja con sus parámetros, o incluso que lo entiendan y acepten pero lo vean como lo que es, una relación (íntima) entre dos personas que no hay por qué exhibir de manera tan contundente. Para mí, que no separo sexualidad y Dominación, esa escena equivale a tener sexo (convencional) en público, y no me atrae la idea de escandalizar a nadie, ni el caso contrario, es decir, “animar” al mirón de turno, como parece ser el caso del individuo que observa a ratos sin disimular su deleite. Todo esto suponiendo que los del banco no sean todos actores contratados, porque lo de Dómina profesional creo que se huele desde lejos.

¿Cómo debe comportarse un sumiso en público entonces?

Pues igual que en privado, PERO con mayor sutileza. Se trata de pasar de lo evidente a lo sugerido, de lo sexual a lo sensual, de poner en práctica el erotismo de la sutileza. Y por supuesto, con naturalidad, siendo él mismo y la gran parte del rato haciendo lo que pueden hacer un par de personas humanas y corrientes, que alguno hasta me ha llegado a preguntar si deberán cambiar su forma de caminar, hablar, estar, incluso de respirar estando a mi lado.



Esta otra escena me parece algo más razonable. Puede ser práctico, no es tan diferente a lo que hacen los padres al coger a su retoño en brazos cuando no queda sitio libre. Pero claro, todo depende de los ojos con que se miren las cosas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario aparecerá publicado si supera la supervisión de contenido permitido

¿Qué me atrae en un sumiso?

Aunque ya expliqué aquí lo que busco en un sumiso, voy a especificar un poco más. Lo que voy a comentar no es una guía de lo que debe hacer...