MIS LIBROS FEMDOM

11 mayo 2013

¿Qué es la Dominación Femenina?




Sí, vale, a estas alturas salgo con esta pregunta... Aprovechando que algunas visitas llegan tecleando justo esa frase, la mayoría poniendo dominación femenina, y recientemente desde el enlace que dejé en el artículo de elpais Mujeres que mandan en el sexo, me da qué pensar acerca de lo que se supone que significa, o lo que busca la gente cuando mete esas dos palabras en un buscador.


Antes de seguir, comento que en el artículo del enlace, titulado Mujeres que mandan en el sexo, se ve lo que suele pasar cada vez que se saca el tema en sociedad. Mis palabras allí resumen a qué me refiero:


Es muy triste (por no decir indignante en el caso de algunos comentarios) la desinformación y la falta de respeto sobre lo que se aparta de lo convencional. "Menos hombres", "cosas peores esconden algunos"... En fin, aquí dejo mi grano de arena por si sirve para arrojar algo de luz.


Luego dejé el link a mi blog, y las visitas se dispararon hasta las 3.000 al día, como se ve en las “montañas” del centro de la gráfica de estadísticas:



Cifras aparte, que no significan gran cosa, (¿cuántos llegarán buscando todo el repertorio típico de porno y manuales y no entenderán una sola palabra?), me llama la atención esa curiosidad o ese querer saber más, y no sé si es en su sentido positivo desde una postura de respeto o en plan “vamos a ver los frikis estos en qué se entretienen”. Lo de abrir el tema a la sociedad me parece un avance más que necesario, vista la desinformación y rechazo por sistema cada vez que se toca el tema en sitios no específicos. Aunque, claro, si resulta que la Dominación Femenina es, según opinan algunos, toda esa legión de gusanos arrastrados buscadores de cuernos y demás medios de anular su hombría, y de amas nazis que a falta de valía propia necesitan hundir en el barro a los otros para poder destacar ellas, entonces soy la primera que voto porque se queden donde reconocen ellos mismos que más a gusto están, o sea, en el fondo de las oscuras mazmorras y escondiendo “lo suyo” de espaldas a su vida A.


Para mí, la Dominación Femenina no se basa en anular al sumiso ni en ser la mala de manual que esperan ellos según sus fantasías, y creo que mi manera de enfocar una relación de Dominación Femenina se aleja bastante de los tópicos. Muchos llegan hasta aquí tecleando alguna burrada, pero a la vez noto que no estoy sola en mi forma de verlo, y eso es algo que me parece fantástico.


Volviendo a los comentarios de “incomprensión” del artículo, creo que, intolerancias aparte, se deben a todo el conjunto de tópicos sobre el tema, ya que hay muy pocos testimonios de personas que narren sus vivencias reales (cuántos blogs de supuestos sumisos contando su vida con su Ama X solo salen de sus calenturientas mentes y ni se molestan en avisar al lector de ese pequeño detalle...) y entre las que son reales, pocas se apartan de las cuatro prácticas de manual porno, sin que lleguen a transmitir lo que sienten, sobre todo a nivel psicológico.


Leer ese tipo de comentarios me produce una sensación de cosa vista cien veces antes, es todo lo que se repite una y otra vez. Lo de la poca hombría es lo que más temen algunos sumisos en duda y por donde les atacan los supuestos hombres de verdad. Para mí, un hombre no pierde ni un miligramo de hombría por someterse a una mujer, sino todo lo contrario, pero claro, preguntemos a Ama Zutana que tiene una cuadra de gusanos arrastrados a los que humilla día y noche recordándoles lo poco hombres que son, y ya nos topamos con la duda de quién tiene razón, si ella o yo. Pues según se mire... porque ella se amolda, sin saberlo o sabiéndolo, a la fantasía más extrema de algunos, y sigue el modelo tradicional de masculinidad=poder=violencia, así que bajo mi punto de vista, yo me acerco más a la Dominación Femenina real porque soy una mujer que no necesita disfrazar sus actitudes de rudeza y masculinidad, pero esto da para otro post.


Entonces, ¿qué es la Dominación Femenina? Para mí es muy obvio su significado, pero parece que, por una parte, hay como una especie de biblia no escrita sobre el tema (bueno, vale, sí que está escrita, véase todo lo que dijo Elise Sutton desde su púlpito...), y por otra parte parece que depende de a quien le preguntes que te dará una u otra definición, por ejemplo, degradar al sumiso, despojarlo de todo atisbo de masculinidad, suministrarle dolor en altas dosis, encerrarlo en una jaula a pan y agua, batir el récord mundial de colita encerrada en un CB, ponerle los cuernos con un macho “de verdad”… Todas esas prácticas, separadas o unidas en todo o en parte, darían como resultado supuestamente una relación de Dominación Femenina. Y, sin embargo, si empezamos a analizar cada una de ellas, veremos que no tienen por qué tener NADA que ver con eso de dominar y someterse. Feminización, cuernos, scat, sodomización, incluso sadomasoquismo, son prácticas o experiencias que puede vivir cualquier persona sin que tenga un pelo de sumiso o de dominante.


Y aquí hay que hacer un inciso para hablar nuevamente de la división entre juego y vivencia. Yo no juego, yo vivo. Yo no practico, yo siento. Habrá quien busque cosas nuevas y se tope con la Dominación Femenina y habrá quien se tope con la D.F. y descubra que ESO es lo que ha sentido desde siempre y no sabía ponerle nombre. Opino que las sesiones de bdsm pueden estar enmarcadas en la Dominación Femenina o pueden ser poco más que funciones de teatro. La base de mi concepto de Dominación Femenina es que una mujer es la que toma la decisión acerca de cómo va a ser esa relación, y el sumiso lo acata. A partir de ahí, lo que hagan o dejen de hacer es cosa de ellos. Sip, no voy a ningunear el poder del sumiso en todo esto. Si él no quiere, poco se puede hace para dominarlo. Eso por una parte. Por otra, no hay que olvidar la compatibilidad. Un sumiso que no se sienta realizado a través del dolor, podrá moldearse a la situación pensando que no tiene más remedio que entrar en los “cánones”, pero a la larga, se sentirá igual de atrapado y menos él mismo que en una relación convencional. Si un sumiso me viene contando que era una criada sussy con su ex-Ama pero que ahora va a quemar el vestido de chacha porque yo se lo ordene... una de dos, o la engañaba a ella o me engaña a mí. Eso es un sumiso camaleón, como ya dije aquí.


Todos tenemos nuestra identidad, y no podemos dejarla en la puerta, esto no iba a ser una excepción. Fingir no trae buenas consecuencias. Una relación de Dominación Femenina podrá tener varias caras vista desde fuera, pero la honestidad por ambas partes es lo que no debe faltar. Sobre esto último, el enésimo casado que me escriba sin leer el resto del blog opinará que él es super honesto... con su entrepierna claro. Pero en fin, sigo.


Entonces, ¿cualquier cosa sirve para considerar que un sumiso lo es y una Ama también? ¿Todo vale como Dominación Femenina mientras ambos lo decidan así? Bueno, según dicen por ahí es así de fácil. Mientras un tío diga que es sumiso y que lo suyo es válido porque él lo decide y porque siempre habrá alguna Ama-tonta que se lo consienta todo, ya tenemos una relación femdom. Que los dos serán felices, no lo dudo. Otra cosa es que se pongan la etiqueta y salgan al mundo presumiendo de otra cosa distinta a lo que es en realidad, y que es justo todo lo contrario: un hombre que decide cómo, cuándo y dónde someterse a una mujer que le va a dominar justo de la manera que él decida.


Hacer una lista de prácticas y subirse al púlpito a decir tajantemente lo que vale y lo que no, o lo que se supone que hay que hacer por narices, es tan absurdo como si se quisiera hacer una ley acerca de lo que una pareja heterosexual convencional debe hacer con su vida dentro y fuera del dormitorio (aunque en realidad muchas parejas “normales” se ajustan a esa hipotética ley sin salirse ni una coma del guión), pero me refiero a que nadie examina el grado de vainillismo de nadie ni le pregunta si practica el misionero tres veces por semana y la felación al menos una vez al mes, y sin embargo, viendo ciertos testimonios de sumisos, parece que lo suyo no es una relación sino una estadística permanente que traduce a cifras TODO, desde el número de orgasmos hasta las veces que puede mirar a los ojos a su Ama al mes. Sobre esto de las prácticas, es tan fácil como decir que si algo no me/nos sirve, puede servirle a otros, pero que por hacer X o por no hacerlo, nadie es más o menos sumiso o Ama.


Si alguien busca información sobre el tema sin saber nada, puede que acabe con una confusión considerable. Y en cuanto a los que tienen una idea fija en la cabeza cuando navegan por la red creo que deberían replantearse si lo que les venden desde el porno es realmente Dominación Femenina.  Yo, si tuviera que poner una piedra angular en esto, sería la que comenté arriba. Ella decide y él acata, pero sin presiones ni deshonestidades por ninguna de las dos partes. No hay que seguir ningún catálogo de prácticas obligatorias ni forzar a nadie ni esperar que el/la otro/a sea como en determinado vídeo de porno femdom. Se trata de dos personas afines, ni más ni menos, que están de acuerdo en la manera de enfocar su relación, y mientras sea ella la que pone las reglas y él las acepte encantado, será Dominación Femenina. Así de “simple”.


Uno de los motivos que me impulsaron a empezar este blog fue que echaba en falta una visión acorde con mi manera de vivirlo y sentirlo, que aunque no sea la única ni pretenda ser la tabla de los 10 mandamientos del supuesto femdom puro, tiene mucho más sentido común, más realismo y más “papeletas” para ser el futuro de las relaciones de Dominación Femenina normalizadas y sacadas de un armario-mazmorra.


Cuando se entienda que la foto que acompaña este post es un SIMBOLO de lo que ocurre el 90% del tiempo entre Ama y sumiso, y que estar a los pies de ella no significa estar pisoteado, sino que él está a su disposición, llegaremos a un concepto de Dominación Femenina mucho más auténtico y realista, para alegría de los que aspiran a vivir esto sin paranoias y parafernalias, y para decepción de l@s que la única esclavitud que conocen es la de un patético estereotipo que ahoga y limita la grandeza de la Dominación Femenina.

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