Voy a sacar de contexto una escena, aun más de lo que suelo hacer a veces, porque ya tengo bastante con hablar de falsos sumisos como para hacerlo de falsos políticos. Este momento me ha parecido curioso, ya digo, contexto aparte, con ese hombre ahí en actitud de penitencia y cabeza baja.
Me recuerda a los castigos de zipi y zape, o a este otro momento en el cual un chico es castigado también con libros en las manos por haberse dejado embaucar por la pérfida de su novia, que lo lleva por el mal camino de obligarlo a hacer cosas con la promesa de sexo a cambio. Pobre... digo, merecido se lo tiene. Eso sí, enternece cómo se sacrifica por ella.
En fin, como castigo educativo me parece genial, sobre todo si se obliga al sumiso a leer los libracos también. Me lo apunto.
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