Que algunos sumisos ven a las Amas como esas Diosas del Olimpo alejadas de las pequeñeces mundanas ya lo sabía. Pero a partir de leer algunos comentarios en el ciberespacio me he dado cuenta de otra cosa más chocante aún. Frases como “una Ama no puede ponerse en la piel del sumiso al igual que nosotros tampoco podemos ponernos en la de Ella” se repiten mucho, o como alguien comentó por aquí, “me alegro de saber que hay sentimientos en la otra parte”. Es decir, poco menos que considerar la dominación como un mundo tenebroso e incomprensible que está en otra dimensión en vez de pertenecer Ama y sumiso a dos mundos unidos y complementarios. Vaya, que les falta poco a algunos para vernos como al tipo de la foto.
Vamos a ver. Hay varias cuestiones aquí. Ellos no pueden ponerse en nuestro lugar... Obvio, a menos que sean switch. Pero no es eso. Lo dicen más bien en el sentido de que no entienden qué siente una mujer dominante exactamente, que es lo mismo que plantea la segunda frase. O sea, que por lo visto somos un trozo de carne que mecánicamente dominamos porque no tenemos otra cosa mejor que hacer, o que somos frías muñecas mutantes que hacemos lo que hacemos sin sentir nada. Se explota mucho esa imagen de Ama glacial e insensible que domina y no siente excitación sexual, y para algunas que lo practican como sesiones independizadas de su vida erótico sentimental puede ser exactamente así. Aparte de toda la gama de sensaciones mentales que me produce la Dominación Femenina yo tengo una peculiaridad, no sé si debería examinarme un doctor... resulta que yo, cuando estoy dominando a un hombre, incluso sin tratarse de un juego sexual... pues, confieso que... ejem... que me pongo como una moto... ¡Pues claro! Es que no sé cómo esto se le escapa del entendimiento a los sumisos. Supongo que es la clave para distinguir a un Ama vocacional, sin menospreciar a nadie, pero oye, esto es una relación hombre-mujer y tiene un componente sexual innegable, como es lógico, aunque se venda la imagen de sumiso empalmado mientras el Ama se queda impasible como un témpano de hielo. Además, si yo aceptase dominar a un sumiso que no me pone, la situación sería que él se lleva el placer y yo me llevo el trabajo, o sea, que sería yo la que estaría sirviéndole a él, eso se llama hacer un servicio, y en ese caso, ya puestos, qué menos que cobrarlo, ¿no?...
Por otra parte, ¿nosotras no podemos entender lo que siente el sumiso? Es terrible que esto mismo lo suelte tan alegremente un ¿sumiso?. ¿Qué creen? ¿Que somos psicópatas que utilizamos al sumiso aun creyendo que ellos no lo disfrutan y sin importarnos un rábano que fuera así? Yo entiendo el placer de la sumisión, aunque no sea ni sumisa ni switch. Se puede comprender algo aunque no lo compartas. Yo entiendo que haya gente que se congela hasta perder un pie porque la adrenalina de subir al Himalaya es más fuerte que nada. No lo haría ni loca (por friolera principalmente...), pero entiendo el placer que supone. Porque entiendo los elementos satisfactorios que conlleva, el esforzarse por lograr un objetivo, la belleza de las cumbres heladas, el mérito de que un minúsculo ser humano se enfrente a la grandiosidad de la naturaleza, etc. Vamos, que entiendo que el sumiso disfrute, por supuesto que sí. De lo contrario, si yo supiera que alguien está haciendo algo enfermizo y contra natura, me preocuparía muchísimo el hecho de ser la otra parte complementaria de esa monstruosidad. Me iría al psiquiatra del tirón.
En fin, luego se extrañan y se quejan de que no los entiende la sociedad, cuando no se entienden ni a ellos mismos ni a nosotras.
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