El archiconocido cuento de caperucita roja, uno de los tantos relatos populares que pasaban oralmente de generación en generación, tiene, también como otros, un trasfondo sexual, convenientemente suavizado en su versión escrita para poder llegar al público general y al infantil en particular. Parece ser que este en concreto se lo fueron pasando de los Grimm a Perrault y viceversa porque no se atrevían a adaptarlo, ya que es un cuento que bebía de la linea del matriarcado. Es una historia que subraya la libertad, la individualidad femenina y el poder de la mujer. Al final Perrault solucionó el tema quitando 15 años a la protagonista. Con lo cual, si te das cuenta, solo consiguió empeorar el tema, ya que no tenemos a una mujer adulta poderosa sino a una niñita en tratos carnales con un “lobo” que probablemente sería más humano que la propia abuelita.
Lo dicho, que en la versión original Caperucita demostraba que se las apañaba bien sola, y añadiendo un poco de imaginación femdomera al asunto, seguro que se ponía botas de tacón de aguja y se zampaba al incauto lobo, que sería más bien un tierno corderito deseoso de ser devorado hasta la última pezuña. Con lo que mola esta versión y en lo que se ha quedado. Ay, lástima de sociedad patriarcal...
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