En ocasiones tenemos algo tan claro que pasamos por alto que los demás no lo entiendan a la primera. Ya debería quedar claro, pero ¿de qué va este blog? Hay una frase bajo el título y una nota arriba en la columna lateral (en negrita). Pero lo explicaré con más detalle, porque me llegan muchos despistados que buscan practicar bdsm conmigo y, para colmo de males, a ratos sueltos.
Como también digo en la columna lateral, soy anti-etiquetas. A mí no se me puede encasillar como Dómina, Ama o bedesemera. Sí, en mi nick pongo Ama, pero vamos, es por resumir. Ante todo soy persona y mujer, por ese orden. Luego, en mis relaciones erótico-sentimentales con el sexo opuesto (porque concretamente soy hetero, no lesbiana ni bisexual), me manejo estrictamente en los parámetros de la Dominación Femenina. Del bdsm cojo lo que me interesa, sin uniformes... yo no me pongo ninguno, entendido uniforme no como una prenda sino como lo que significa el adjetivo, un todo igual y sin salirse de la norma establecida. Porque si sigues un manual al pie de la letra estamos en las mismas, pasamos de un convencionalismo a otro.
Me parece perfecto que dos (o 3 o una multitud) de adultos se reúnan para jugar a lo que sea mientras sea en plan sano, en este caso bdsm. Pero yo no entro en ese bloque, no lo escribo ni en mayúsculas, aunque sean siglas. Entiendo la diversión, yo también he “jugado” sin entrega de por medio, para acabar sintiendo que eso no me llenaba.
No soy una experta en látigos, pero me puedo poner al día rápido, lo importante es tener claro quien manda, y eso no se puede aprender de un día para otro. Yo lo tengo tan interiorizado como mi adn.
Cuando comencé a bucear en la red buscando información “de lo mío”, que no sabía ni ponerle nombre, me topé con el mundo de dominantes y sumisos, entrelazado todo con azotes, ataduras y demás prácticas, con una mayoría abrumadora de Amos y sumisas. Me sentía, y me siento, desconectada de un mundillo de “jugadores de rol” donde, además, la mayoría de roles son contrarios a mi tendencia. Me produce además rechazo toda la vertiente extrema de dichos juegos, no comprendo el erotismo de las agujas, ni de la sangre ni de la tortura.
Al buscar información sobre el tema resultó inevitable toparse con las teorías de Elise Sutton. Ya digo que el bdsm como juego o práctica sexual sin más trasfondo ni fundamento vi que no encajaba conmigo, pero gran parte de lo que defiende esta mujer, tampoco. Como la supremacía femenina; por muy merluzos que puedan llegar a ser muchos hombres, tampoco se sostiene, merluzas las hay igualmente. Y además ella seguía enlazando dominación con todo el catálogo de prácticas bdsm, como algo indisoluble y obligatorio si quieres adentrarte en ese mundo de la Dominación Femenina. Así y todo, el enfoque era interesante básicamente por dos cuestiones.
En primer lugar hablaba exclusivamente de mujeres que dominan y hombres que obedecen. Justo lo que yo buscaba. En segundo lugar, prácticas aparte, el fundamento era que la mujer manda en todo momento, no solo de manera física, sino mental. Y ahí es donde radica el quid de la cuestión: ACTITUD. Entrega, respeto, obediencia, humildad, etc. Sin esto no me sirve todo lo demás. El bdsm a secas no me dice absolutamente NADA.
Pero el caso es que se llama todo igual y se engloba en un mismo mundillo a pesar de que la diferencia puede ser abismal. Viene a ser algo así como comparar un polvo rápido de una pareja vainilla de desganados sexuales crónicos con un acto sexual (convencional o no) pero de gran intensidad entre dos personas a las que les tiembla todo con solo rozarse la piel. Pero así es, se llama sumiso tanto al bedesemero por afición como al que vive devotamente entregado a una mujer, su Ama, pasando por todos los grados intermedios que caben entre ambas posturas. Ama igualmente es una palabra que también la usan las prostitutas, o las chicas que juegan con su novio a atarle las manos y darle un azotillo en el culo (uno nada más, no vaya por dios el otro a enfadarse y la abandone y ya no pueda presumir de novio delante de las amigas...).
Para mí, ser sumiso solo tiene un significado desde siempre, pero cuando empecé a contactar con supuestos sumisos descubrí, con enorme decepción, que la mayoría jugaba a serlo dentro de prácticas bdsm. Por tanto, yo ya pregunto a todo el que me aborda si es sumiso bedesemero o total. Si ni siquiera entienden la pregunta o si responden de la primera clase, asunto aclarado, no me interesan. Si dicen de los otros, tendrán que demostrarlo, como es lógico, pero no parece mal comienzo.
Como cualquier practicante sabe, puede haber bdsm sin un sentimiento de dominación ni sumisión profundo ni verdadero. Perfecto, ya digo que cada cual es libre, y entendido así hasta es compaginable con una vida vainilla, si es lo que Ama y sumiso quieren, infidelidades, dobles vidas y moralidades (o ética) aparte. En mi caso no es así, lo vuelvo a aclarar para los que ni se molestan en leer mi lista de falsos sumisos y me sueltan que serían mi sumiso-a-ratos cada vez que pudieran escaparse de la parienta. Qué triste. Es decir:
No entiendo cómo se puede jugar a médico y enfermera pudiendo SER médico o enfermera, por poner un ejemplo. Pero, claro, para eso hay que tener muy clara la vocación, y es muy jodido que te llamen al busca en mitad de la noche. Los enfermos deberían tener la consideración de ponerse malitos a otras horas, leñe... Qué queréis que os diga, he conocido médicos patéticos que mentían sobre su profesión para que los vecinos no les dieran la lata... Pues no te hagas médico, coño... No me gustan las malas imitaciones ni la falta de autenticidad. Un buen sumiso es como un buen médico, siempre dispuesto a servir, porque lo llevan dentro, es un estilo de vida, no un traje de quita y pon. Eso se llama ser auténtico. Los médicos “funcionarios” pueden ser estupendos profesionales cuando se ponen a ello y en el horario establecido, pero prefiero mil veces al que no entiende de horarios ni deja su vocación colgada en el perchero junto con la bata blanca.
Otro ejemplo. No es lo mismo ser nadador profesional que darse un chapuzón en la piscina 10 días al año. Para lo primero hace falta vocación, esfuerzo, sacrificio. La meta puede ser batir un récord personal o tocar el cielo con una medalla olímpica. A mayor entrega, mayor recompensa. Justo lo contrario de esos que buscan la mejor Ama pero sin tener que mover un dedo, ley del máximo beneficio con el mínimo esfuerzo.
Yo no sé si la Dominación Femenina se engloba en el bdsm o es al revés, -he leído todo tipo de opiniones contradictorias al respecto-, o si comparten códigos pero no son lo mismo; aunque si entendemos la Dominación Femenina como algo que trasciende lo meramente sexual, yo diría que la respuesta está más cerca de la segunda opción, es decir, que no son lo mismo. Y lo creo en base a la siguiente reflexión: igual que puede existir bdsm sin D/s auténtica,- y de hecho es así en la gran mayoría de los casos, sobre todo con el boom de internet-, puede existir D/s sin una sola gota de bdsm. Yo siempre he sido igual, mi comportamiento frente al otro sexo nunca ha seguido la corriente convencional, ni en el sexo ni en ningún otro aspecto. Por resumir, aquello solo funcionaba si el chico no intentaba imponerse en nada. Al principio no había bondage, no había azotes, no había nada de nada de ese mundillo y sin embargo lo mío seguía siendo una relación de Dominación Femenina porque yo mandaba y punto. Si no lo era del todo no era por la ausencia de esos elementos bedesemeros, sino porque faltaba la parte complementaria, la sumisión por la otra parte. Y de hecho algo sí que había, hasta donde yo conseguía imponerme, que puedo ser muy persuasiva, pero ya digo, el otro llegaba a un punto en que no se dejaba hacer más allá porque eso era salirse de la estúpida norma establecida y un hombre no hace ciertas cosas y bla bla bla. Pero remarco que mi relación con un sumiso no consiste en cumplir a rajatabla un catálogo de prácticas.
Ya comenté que probé a estar con vainillas solo para reafirmarme en que no era lo mío, y sin pasar de esa fase previa del cortejo en la cual los hombres, o la mayoría de ellos (chulitos perdonavidas aparte) tienen un comportamiento parecido al de un sumiso: son complacientes, todo lo aguantan, no quieren llevar la contraria... y sin embargo, falta lo más importante, la entrega sin recompensa (inmediata) a cambio. Solo fingen. Una vez conseguida la presa, el hombre atento y abnegado se convierte en un egocéntrico que se cobra con creces cualquier favor que hizo antes. Bueno, hay que reconocer que ellas sacan también su tajada (maridito o pareja, como dios, o el entorno social, manda), así que todo se equipara más o menos. Bueno, vale, se me nota mucho la urticaria que me da el tema matrimonial, pero no viene mucho a cuento.
No digo tampoco que la Dominación Femenina no tenga nada que ver con el bdsm, porque en realidad es inevitable que se entrecrucen. En cuanto la dominación se materializa en algo físico ya entramos en el terreno de las “prácticas”. Se trata de someter y dominar, y en eso ayuda toda la parafernalia asociada. Ejemplo. Me pone a cien tener atado al sumiso; no hace falta algo muy elaborado, lo justo para tenerlo inmóvil a mi merced. Es hermoso cuando ni siquiera hacen falta ataduras, solo decir 'no te muevas' y que mantenga los brazos inertes aunque se le vayan las manos solas y desee tocar mi cuerpo; pero las cuerdas no están de más, igual que no están de más los tacones ni la lencería.
No sé si es razonable mi forma de verlo, o si la Dominación Femenina se diferencia del bdsm en que este es consensuado y aquella es un yo-te-lo-ordeno y punto como alguna/os defienden, que también podría ser, pero creo que esto rara vez ocurre, pues solo se puede dominar al que quiere ser dominado y pocos se entregan a ciegas.
En resumen, por si no ha quedado claro, solo acepto una relación de Dominación Femenina. Nada más y nada menos. Si sigues sin entenderlo, no es porque yo no me explique bien, es que no podrás entenderlo nunca porque no eres capaz de concebir que exista algo ni remotamente parecido.
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