Bueno, pues mientras me encierran o no en el manicomio como dicen por ahí, sigo aportando mi granito de arena al asunto que de verdad me interesa. (No, no voy a contrareplicarte, no voy a pegar el trozo exacto en el que dijiste que me tirarías los tejos si no estuvieras pillado, por poner un ejemplo, solo digo que todo está escrito y el que sepa leer sabe que jamás he promovido la violencia física, que parece mentira que no pilles una ironía, y que de todo esto me queda la certeza de que tú solito te has quitado la careta, llevabas 7 meses siguiendo mi blog, en el que siempre he seguido la misma línea, dijiste en tu blog que te gustaban mis exigencias, etc y fue entrar aquí tu ama como un elefante en una cacharrería y giro de 180º tuyo, pero ok, que lo entiendo, te debes a ella, no a mí. Y tranquilo, que lo que me confiaste está a salvo, sí que soy una persona de fiar, pero si tú te consideras mejor persona que yo por ser cínico tal como admites, ok, adjudicado, en tu escala de valores es así, espero que seas mogollón de feliz con tu harén, yo soy más modesta y busco un sumiso que se complemente conmigo, ni soy una mega-Ama ni he dicho nunca tal cosa. Bueno, me ha salido algo de contraréplica, pero tenía que dejar claros esos puntos, y en realidad solo quería despedirme: me quedo con los buenos momentos pasados en tu blog, y yo no te digo hasta nunca, sino hasta siempre.)
Esto de las minorías eróticas viene de un libro escrito por Lars Ullerstam en los 60. Recibió críticas desde todos los frentes, el colectivo gay no quería sentirse englobado junto a los raros esos del bdsm, los del bdsm no querían ser llamados minoría porque suena a marginal, los ciudadanos de bien no querían que ninguno de esos depravados saliera de sus reductos, y el propio autor recibió ataques por predicar el todo-vale al ver normal las relaciones con menores y parientes. Polémicas aparte, es una buena definición para todo aquello que se aparte de lo estadísticamente mayoritario. Ahora bien... esas estadísticas, encuestas, e investigaciones que se hacen acerca de las costumbres sexuales de la población, ¿hasta qué punto son reales? ¿Hasta qué punto es la gente sincera a la hora de responder lo que hace o deja de hacer en la alcoba? Imaginemos una hipotética encuesta telefónica:
Srta encuestadora: Señor, ¿puede decirme si usted se excita siendo amordazado, vendado o sodomizado?
Sr. encuestado: ¡pero chica! ¿Por quién me tomas? ¡Que yo no estoy loco, en mi casa somos decentes, no hacemos esas cosas!
Al rato, el mismo honorable ciudadano se pasea por webs temáticas o incluso concierta una cita con una Ama profesional. Y seguro que no estoy exagerando.
Se compara muchas veces la D/s con el mundo gay, en cuanto a elegir entre esconderse o no esconderse, ocultarse o exhibirse, doble vida sí o doble vida no. Siguiendo con el paralelismo, la naturalización social de cualquier tendencia, siempre que no sea naturalizar el terrorismo o cualquier otra barbarie, es un proceso lógico que solo es cuestión de tiempo. Si no seguimos viviendo en cuevas es por esa capacidad de evolución que tenemos de manera innata todos y cada uno de nosotros.
Leí el otro día un artículo en una revista de divulgación científica acerca de sexualidades alternativas. Incluía una encuesta al final, muy bien planteada para... pillar en un renuncio al más pintado. Preguntaba cosas como “¿se te ha pasado por la cabeza realizar X práctica?”, o “¿qué te parece que un masoquista obtenga placer del dolor?”. Las posibles respuestas iban en un escala del “no/ es de locos” con 0-1 puntos hasta el “sí/ me parece bien” con 4-5 puntos. Bueno, pues los resultados de estos dos casos extremos eran curiosos. Los que hubieran conseguido menos puntos, es decir, los que no se salían de lo establecido ni un milímetro, obtenían el resultado de reprimido parafílico de manual. Y el otro caso opuesto era digno de elogio por no mostrar signos de doblez en su vida y por ser la compañía ideal de alcoba.
La represión, propia y ajena, pesa mucho todavía. Imaginemos a una persona, hombre o mujer, que es educada en un convento, que no sabe nada de sexo. Su naturaleza sigue luchando por salir, la libido sigue estando ahí, se masturbará o tendrá sueños húmedos. Se lo confiesa a la madre superiora o al padre prior y le dicen que no lo haga más (masturbarse, lo de soñar es inevitable) y le “informan” de que eso es pecado y arderá en el infierno entre terribles agonías. Bien, pues exagerando un poco, esto es más o menos lo que ocurre con cualquier tendencia que se salga de lo “normal”, o mejor dicho, de lo normalizado o estandarizado. ¿Quién tiene razón? Desde luego que ni las monjas ni los monjes tienen la última palabra sobre lo que se supone que es lícito o ilícito en sexo, y lo mismo ocurre con esas cabezas bienpensantes y esos ciudadanos más preocupados en parecer decentes que en serlo, y que resultan ser los más depravados cuando se quitan la represión a escondidas.
Lo triste de todo esto es, que incluso los que están DENTRO del bdsm/Dominación Femenina, realmente están a la vez dentro y fuera. Me explico. Creo que hay dos actitudes que un@ puede tomar acerca de sus tendencias, ya sea la sumisión, la dominación, la homosexualidad o una parafilia o preferencia sexual.
1- Puedes gritarle al mundo, o a quien te quiera escuchar, que eres así y bien contento que estás. Bueno, o comentarlo tranquilamente y con naturalidad.
2- Puedes esconderlo porque ENTIENDES Y OPINAS que es algo digno de ser escondido, porque TU, como parte integrante de esa bienpensante sociedad, comprendes que lo que haces a escondidas es degradante, sucio y perverso, algo de locos y degenerados, una obsesión permanente en la que viven los locos del punto 1.
¿De qué parte estás tú? Eres libre de estar donde quieras, solo que si estás en el punto 2 no eres ningún referente válido ni tienes autoridad moral para tacharnos de fundamentalistas o de obsesionados a los que vivimos en el punto 1. Somos honestos y consecuentes, ¿puedes decir lo mismo tú? Llamamos a las cosas por su nombre, ¿haces tú lo mismo o le das mil vueltas para autojustificar tu engaño? Alguna/os somos tan ilusos que creemos que es posible un futuro mejor, estamos deseando que te vengas al planeta 1, en serio, pero no pretendas que vayamos al barro contigo, que se nos mete en un ojo y no nos deja ver con claridad, y nos gustan las cosas puras, sobre todo como sinónimo de cristalinas.
PD- esto lo tenía escrito antes del culebrón, me repito en el mismo discurso desde la página 1, como ya sabéis los habituales, que estáis acostumbrados a aguantar mis “locuras”.
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