Esta serie me encanta, aunque no precisamente por esta pareja, que mantiene una relación de idas y venidas, algo lógico, ya que son muy distintos y él no es el tipo de ella para nada. Esto, que como situación cómica funciona hasta cierto punto, me parece desastroso llevado a la vida real. Uno de los dos, o los dos, deben fingir lo que no son y... seguro que a más de uno le suena la historia de algo.
En la escena se resume esa lucha que tienen los dos. Él debe fingir ser el típico macho dominante perdona-vidas (arrogante es la palabra que ella usa literalmente) para tenerla interesada y sexualmente a punto de ebullición, pero enseguida le sale al pobre su lado complaciente, por lo que ella se enfada y pierde todo interés por él. “Te juro que haré todo lo que tú me pidas”, le dice a la chica, y ella pone cara de asco y decepción infinita. Pues nada, hija, tú te lo pierdes, y para asco, el que me dan a mí los putos manidos clichés sobre lo que debe ser todo un hombrecito.
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