MIS LIBROS FEMDOM

02 marzo 2012

El sumiso susceptible



O lo que es lo mismo, tiquismiquis, quisquilloso, suspicaz, fácil de resentirse o enojarse. Me los he encontrado en la vida real y muchas más veces en la cibernética. Dirán de sí mismos que son almas sensibles, pero nada que ver. Me encantan los hombres sensibles, pero estos son sensibleros, que es distinto. ¿Cuál es el problema con este tipo de sumiso? Muy simple. Un sumiso debe ser un hombre fuerte, no por masa muscular, sino con fortaleza mental para entrar en una relación en la que no va a imponer su criterio y en la que tendrá que dejar su amor propio a un lado (que no la dignidad, ojo). Es decir, debe ser un hombre entero, con los pies en la tierra en cuanto a lo que esta relación supone y significa para poder después dar rienda a la fantasía y a la imaginación de todas las posibilidades que ofrece el par Ama-sumiso. Bueno, pues resulta que estos sumisos lo hacen justo al contrario. Primero parten de la fantasía, de lo irreal, se montan la película en su mente, teorizan hasta el infinito sobre el tema, y después (si es que llegan a querer realmente dar el paso, que esa es otra) plantean la relación de una manera mecánicamente realista, sin margen para experimentos imaginativos, que para eso ya dejaron bien acotado lo que ellos creen que debe cumplir toda buena Ama que se precie de serlo. Y cuando le dejas claro que esto no va de lo que ellos quieran sino de lo que queramos nosotras... explotan de fastidio.


No sé si recordáis al chico virgen del que hablé en El sumiso resignado, aquel que se hizo pasar por sumiso por ver si pillaba cacho conmigo. Pues es un buen ejemplo del caso que comento (es que algunos llevan varias etiquetas juntas...). Cuando le dije, con todo el tacto que pude, pero con la necesaria firmeza, que se estaba metiendo en algo que le quedaba grande y que no contara conmigo para sus planes, pilló un rebote de película, una pataleta que, por otra parte, se veía venir dadas las circunstancias. Me dijo, haciendo oídos sordos a mi consejo y a mis palabras de adiós definitivo, que él estaba “dispuesto” a que nos volviéramos a ver, pero que yo no encontraría a ningún sumiso en esa ocasión. Vamos, já, como si hubiera encontrado a un sumiso antes, en vez de a un desesperado que creía que por tomarme un café ya íbamos de cabeza a “arreglar lo suyo”. De risa, o para echarse a llorar. O sea, para haberle dicho si me hubiese molestado en responder, ¿y a quién me voy a encontrar entonces... a un “tío de verdad”?


Porque claro, en el fondo lo que les ocurre a este tipo de supuestos sumisos es que todo esto de la sumisión les fastidia bastante. Si respondieran con sinceridad a la pregunta que puse por ahí acerca de borrar su sumisión si pudieran, su respuesta sería que ellos la borrarían y la arrancarían de cuajo de sus cerebros. Es algo que, para su desgracia, les atrae, pero solo hasta cierto punto, y sin perder de vista que ellos son muy hombres y que ninguna mujer les va a cantar las cuarenta. Podrán ser amables, o pelotas en realidad, con las Amas que ellos vean que se adaptan a su modo light de entender el tema, pero cuando alguna sospeche (con razón) de sus intenciones y diga de frente que se equivocan de planteamiento, -sin ni siquiera atacarles personalmente eh, sino diciendo que hay sumisos y sumisos y que no es razonable que encima se vendan como expertos en el tema-, entonces, como digo, saltan como la niña del exorcista y se sienten ultrajados, ofendidos y heridos en esa supuesta sensibilidad. Que una cosa es ser sensible y otra muy distinta es ser pusilánime. Y la sumisión no es para pusilánimes, lo repito las veces que haga falta. Un buen sumiso es algo admirable, es un diamante para el Ama que tiene la suerte de tenerlo, para disfrutarlo y para respetarlo. Pero estos no merecen respeto. Son intrusos. Ni siquiera sirven para sesiones (sin menospreciar a los practicantes de esto), porque son tiquismiquis también físicamente.


Yo creo, en definitiva, que no basta con que algo te atraiga, tienes que valer para ello. Si te fascina la música pero tienes voz de rana, quédate en tu casa. Si te encantaría ser médico pero te desmayas con las agujas, olvídalo. Si te llama la atención “el fascinante mundo de sensaciones de la femdom” pero no te paras a pensar que la más simple orden procedente de una mujer te ataca los nervios... déjalo, hazlo por ti y por nosotras.


Creo que con el tiempo ellos mismos se rinden a la evidencia, de hecho ya tienen preparada la vía de huida con frases como... “tampoco me voy a volver loco buscando algo que puede que no llegue nunca”... pues no, el Ama light a la carta que tú necesitas no existe, o vivirá esto de manera tan transitoria como tú, así que es casi imposible que coincidáis en este siglo. Lo dicho, lo tuyo con ver un par de videos se arregla, no quieras abarcar más, que quien vive en una casa de cristal no es recomendable que vaya lanzando piedras, siempre habrá quien te devuelva el ataque, y tu corazoncito de niño malcriado no está para esos trotes.

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