
Espero que esta entrada sirva a algún vainilla despistado para aclarar cuestiones que, por obvias para nosotros, se dan por sentadas a veces a la ligera.
Centrando el tema: ¿Qué es la D/s? Uno manda y el otro obedece, por resumir. Es decir, no es una relación de igualdad. Alguien está por encima y la otra parte por debajo. También existe el equilibrio y la “equitatividad”, y aunque no es una democracia tampoco es una dictadura pura. No es algo impuesto ni obligatorio, ambas partes son libres y conscientes de donde se meten.
Ahora voy a explicar a qué me refiero con el título del post. Los visitantes del blog que entren por curiosidad, sin ser practicantes ni partidarios de la Dominación Femenina, pueden tener una duda principal: ¿Cómo es posible que, a estas alturas de la historia de la humanidad, algunos no hayan avanzado y pretendan basar las relaciones en la desigualdad?… A eso voy a intentar responder.
Las relaciones de Dominación-sumisión no suponen un retroceso ni una falta de evolución, aunque al mismo tiempo responden a un impulso primitivo de nuestra parte más animal. Lo de la doble vuelta de tuerca consiste en lo siguiente. El punto de partida es que las dos partes implicadas en la relación tienen claro que la igualdad entre seres humanos es algo absolutamente indiscutible y exigible en cualquier ámbito, sobre todo social y público. En eso soy todo lo radical que tengo que ser. Me pone enferma cualquier tipo de abuso, de prepotencia, de creerse por encima de los demás, los clasismos, las jerarquías, la opresión del pobre/extranjero/distinto. Es decir, soy una persona partidaria de la igualdad absoluta en cuanto a derechos humanos. Ese punto de igualdad, que todavía no se ha alcanzado del todo, -y en según qué zonas del planeta, están a años luz de alcanzar-, sería el primer giro de tuerca.
A partir de la primera vuelta de tuerca, la igualdad real y absoluta, viene el segundo giro: Dos personas adultas, libres y conscientes se embarcan en una relación de desigualdad. ¿Por qué? Porque desde ese punto de igualdad debe existir una libertad de tal calibre que te permita escoger el tipo de relación que más te realice.
Ejemplo. Una alta ejecutiva que lidera un numeroso equipo humano, que aboga por políticas de no discriminación hacia las empleadas femeninas de su plantilla, es totalmente libre de escoger en su intimidad la forma de placer que más le apetezca. Puede ponerse a 4 patas delante de un tío que le llame cachozorra. ¿Significa eso que ella lo sea? ¿Significa eso que ella sea menos mujer o menos persona? ¿Significa eso que él lo piensa realmente así? Pues NO. Son dos seres jugando en la cama y dejando salir sus instintos más primitivos y animales, sin hacerse daño ni hacérselo a nadie. Mientras ni él ni ella pretendan que vayamos todas por la calle con un collar y besándole los pies a cualquier hombre como si fueran seres supremos de la creación, todo perfecto.

Yo soy partidaria de que se reconozca la Dominación Femenina como una opción más dentro de la sexualidad, y que no se base en copiar los peores defectos del patriarcado tradicional. Los sumisos, como hombres que son, no manejan otros parámetros que no sean los ya conocidos y trillados, y pretenden que se les aplique lo mismo que han visto desde siempre. La dominación ejercida por una mujer tiene sus propias particularidades. Yo me niego a ser el equivalente femenino del peor machista, o a vestirme de nazi, todo eso forma parte de las fantasías de ellos más que de las nuestras. Que también se puede alegar que vestirse de nazi en un juego tampoco es tan malo. Bueno, a mí me corta el rollo el pensar en la atroz realidad histórica del asunto, pero quien lo sepa separar pues adelante. El uniforme me puede quedar monísimo, pero no quiero ningún símbolo macabro que lo adorne.
Entonces, la doble vuelta de tuerca, ¿no conduce al mismo punto de partida? No, no es un giro de 360º en el que todo cambia para ser lo mismo. Es utilizar nuestra capacidad como humanos pensantes para alcanzar la libertad absoluta, que por ahí van los tiros. Y, estimada lectora, no te confundas, la humillación, en el contexto adecuado, es un gozo para el sumiso; no espero que lo compartas, ni que lo entiendas, pero sí al menos que lo toleres y lo respetes.
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