No soporto a los fanfarrones. Aparecen en rápidos flashbacks en mi memoria varios casos cada vez que escucho esta canción.
Recuerdo al típico musculitos que se acerca en la disco y no para de ajustarse la camiseta para que se le marque todo, por si no te habías percatado del volumen.
O aquel que, en una excursión por un paraje apartado de un castillo en ruinas, se dedica a dar saltos de piedra en piedra cual cabra montesa para demostrar lo ágil y amante de lo natural que es, mientras yo pienso "como se desnuque conmigo aquí a solas nos vamos a divertir".
Pero la palma se la lleva ese que, tras ruptura y segunda oportunidad que le di, reaparece con una flamante Harley en la cual me traslada a un Mercedes también nuevo de clase no sé cual, pero la más alta de la gama, eso sí. Qué risa me entraba cada vez que tenía que aparcar aquel mamotreto ostentoso.
A los 3 les dedico la canción. Y a todos los que intentan deslumbrarme también. A mí no me impresiona ni el dinero ni lo guay que te ves a ti mismo. Quiero admirar tus valores como persona y tu grado de sumisión, sin que lo subrayes con rotulador. No intentes venderte. Te voy a poner a prueba, ya lo comprobaré por mí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario aparecerá publicado si supera la supervisión de contenido permitido