Comentaban hace poco por aquí que la adoración del Ama por parte del sumiso no tiene lógica porque se trata de un par de iguales. ¿Cómo explicar esto para que se entienda? Veamos. Lo cierto es que muchos sumisos, para entregarse de verdad, necesitan ver al Ama como a la mujer de la foto, como una Diosa venida directa del Olimpo, -o de otro planeta por lo de Alien-, perfecta, maravillosa, con todas las virtudes y ningún defecto. Y esto no es tan difícil de lograr si se mantiene una prudencial distancia, si el contacto real no es muy frecuente, si todo lo que ocurre entre ambos queda en el nivel Ama-sumiso, sin que ninguna trivialidad de la vida cotidiana se interponga entre ambos.
También están los que no quieren verte fuera de tu “papel” y les importa tres rábanos como sea la mujer+persona que eres. Decía Rita Hayworth que los hombres se acostaban con Gilda y se despertaban con Rita. Pues tres cuartos de lo mismo ocurre con los sumisos que no ven más allá del corsé, el látigo y las medias sobre tacones imposibles. Me han llegado a preguntar cómo me iba a vestir para ese café de 15 minutos que tendríamos como primera impresión. Pues muy sencillo. Casi lo primero que pille. Vamos, que no me vas a poder diferenciar de una mujer “normal”, porque eso es lo que soy.
Y luego está el caso extremo de los que no ponen exigencias en cuanto a esa mujer que “ejercerá” de Ama con ellos. Con tal de que sea una mujer, o lo parezca de lejos, ya les sirve.
Esto puede parecerse a esa fase adolescente en que las personas del sexo que no es el tuyo (para los heterosexuales) son “los otros”, y nada más. No sé si será habitual, yo desde luego la tuve. No los veía como personas, ni como seres humanos, ni como organismos vivos con sentimientos, excepto si eran familiares y conocidos cercanos. Es decir, todo bicho viviente que fuera susceptible de ser algo en plan sentimental o sexual en mi vida, era eso, un hombre a secas. De manera que creo entender lo que les ocurre a esos sumisos respecto a las Amas, que las ven desde un solo punto de vista, porque no pueden o no quieren ver nada más.
Pero todos los casos de arriba corresponden a algo que tiene más de platónico e irreal que de verdadero, con el riesgo de caer en la idealización y consiguiente batacazo, así que pasemos al caso que me interesa para explicar eso de la adoración.
Cuando el sumiso conoce de verdad a la mujer y a la persona que es su Ama, y el Ama conoce al sumiso de la misma manera, cuando existe una cotidianeidad entre ellos, cuando hablan de todo, cuando el sumiso no solo ve las virtudes sino también los momentos de errores y debilidad, entonces podremos hablar de una relación auténtica de Dominación Femenina, porque quedarse en una fantasía idealizada es frustrante, y pretender ser la Reina de Saba las 24 horas del día, sencillamente agotador. Entonces, en este caso, ¿dónde queda eso de la adoración? ¿Es posible? ¿En qué consiste?
Bueno, veamos lo que se entiende por adoración. Según la RAE:
3. Dicho de un cardenal: Postrarse delante del Papa después de haberle elegido, en señal de reconocerle como legítimo sucesor de San Pedro.
En nuestro contexto, nos quedamos con las acepciones 1, 4, 5 y 7. Cada uno es libre de adorar a quien le apetezca, otra cosa es que desde el punto de vista cristiano eso sea una blasfemia, pero, como dice el punto 1, considerar a alguien una cosa divina no quiere decir que esa persona lo sea para el resto de la humanidad, ni tampoco significa que el sumiso sea una piltrafa.
Vuelvo a conectar el tema con lo que he dicho otras veces, para mí hay una diferencia abismal entre ver esto como una fantasía a ratos y verlo como un modo de relación, ya sea con convivencia o el tiempo que dure. Me aburren hasta la náusea esos que cuando hablamos solo van a la suyo, que preguntan “¿y Usted qué les hace a sus sumisos?” “¿y Usted hace esto o lo otro?” Es imposible hablar de NADA que no sea lo que llevan incrustado en su fantasía de ama de manual. Mírame a los ojos, mírame a MI, ¿ves quien soy o solo te intereso como instrumento para cumplir tu fantasía? No juego a hacer un papel, no voy de mega Diosa, esto no es cosa de fingir estar en la estratosfera, esto es tan natural como que hay un hombre y una mujer y en esa relación Ella manda en la cama y fuera de ella también.
Entonces, ¿Diosa o humana? Pues ambas a la vez, a los ojos del sumiso, y la adoración se refleja en hechos reales, en su actitud de absoluto respeto, admiración, humildad, obediencia, en definitiva, demostrando, más allá de las palabras, que se encuentra a los pies de Ella, porque es donde ha elegido estar y donde se siente realizado y feliz. No necesita adorar a una Diosa, solo tiene que hacerle sentir como tal a una mujer de carne y hueso, a la que aúpa por encima de él mismo con su entrega, su devoción, sintiéndose útil cuando logra que la vida de Ella sea mejor en cada pequeño o gran detalle de la vida real.
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