Siempre ando dando consejos y este me lo dedico a mí misma. He dudado un poco acerca de publicarlo o no. Vaya por delante que no lo hago por desquitarme o algo parecido. A veces he dejado caer que algo ha habido en mi vida en estos años de blog y que me sentiría como una boba si siguiera aquí con las manos vacías a estas alturas. No voy a entrar en detalles ni mucho menos, si alguien bucea en la etiqueta Cosas mías verá retazos de experiencia real que fueron inspirados por alguien en concreto. Hubo un par de historias más, pero no duraron tanto. Y bueno, tras muchos meses el resumen es que la historia no es que haya que luchar por mantenerla a flote, sino que hay que achicar a toda velocidad porque no para de entrar agua. Sin malos rollos, pero con una barrera invisible con la que choco una y otra vez.
Tengo que confesar que llevo luchando contra esa barrera desde el principio, sabía que no era una situación sencilla ni una persona abierta en sus sentimientos, pero a pesar de todo no lo descarté ante la primera “espantada” que dio, no me rindo fácilmente. Soy comprensiva, empática, paciente. No con cualquiera. Casi con nadie, añadiría, y ya sabéis cómo voy calando a cada farsante que me llega, por eso, cuando me vuelco, me vuelco. Y eso hice. O eso creo. Y le di tiempo. Y espacio. Y desaparecí para que se aclarase y regresé a ver qué tal. Pero la barrera sigue ahí, nunca cayó de hecho. Sé que es mucho resumir, pero básicamente es el principal escollo para mí, ese muro infranqueable de alguien que no puede abrirse como necesito o que no quiere o que... yo qué sé, a estas alturas poco importa el motivo. Alguien no está “ahí”, en el punto X, y es lo único que te queda claro. Como claro me queda que no es mi ideal de compañero en la vida una ostra cerrada, y tampoco me gusta hablar en estos términos, pero es para que se me entienda.
He dicho que me vuelco, que es la forma de “entregarnos” que tenemos la parte dominante, porque en todo en esta vida hay que dar para recibir, esto no es una excepción. Me refiero, claro, cuando el sumiso interesa, de lo contrario no le des ni la hora. Tienes que crear un entorno de confianza, tienes que transmitirle que puede abrirse a ti sin temor a salir herido, es mucho lo que va a entregar (a sí mismo) y es normal que no se lance a lo loco, y el primer paso para crear el entorno seguro lo tenemos que dar nosotras. Luego tiene que haber apertura mutua, y si él se cierra en banda, tenemos un problema. Que no te vea como alguien a quien confesar sus problemas, preocupaciones, etc -sin tomarnos por un paño de lágrimas- no es buen augurio.
Pero no me quiero desviar ni dejar correr ríos de tinta. Escribo este post porque me parece importante dejar constancia de que esto puede funcionar (usar internet para encontrar parte complementaria) y para animar a todas esas mujeres quemadas en la búsqueda, porque tengo algo positivo (creo) que aportar a vuestro momento de desesperación y manos vacías.
Hablar de intentos fallidos no es agradable. Además, ¿fallidos en qué sentido? ¿Porque no hubo final “feliz”? ¿Acaso tenemos que llegar siempre a un punto cuando salimos de otro y no sabemos ni a dónde vamos ni planeamos siquiera el viaje? Casi siempre es más importante el trayecto que el destino, y un finde de cámping puede pesar más en tu vida que un mes de crucero.
“Un fracasado es alguien que no convierte su fracaso en experiencia”. Este es uno de mis lemas en la vida, de todo intento sacar conclusiones positivas, incluso de lo malo sacas lo que no quieres repetir. En la vida no sabes lo que te encontrarás al final de cada curva (sip, la foto es real), así que al menos lleva el plan de ruta de intentarlo cada vez, “querer es poder” es otro de mis lemas.
Por si alguien se está preguntando cómo funciona esto de que ocurra el milagro de que la super exigente Ama S. de una oportunidad, lo comento a continuación. ¿Qué pasa cuando conozco a alguien que parece compatible como persona y que tiene la misma tendencia (D/s) que yo? Pues realmente no planeo que pase nada, en todos los casos a los que me refiero no empezamos a hablar en términos de Ama/sumiso desde el “hola”, simplemente acaba pasando algo porque es bastante inevitable. Estás a gusto, notas que te entienden, sientes que tú empiezas a dominar la situación y él empieza a someterse a que todo vaya a tu ritmo y manera, y de forma rodada pasas a otro nivel y a otro. Luego a lo mejor te das cuenta de que no era tan así la cosa, y de que aquello que no cuajó ya venía torcido desde el comienzo. Y no pasa nada, oye, a quien no se le nubla el entendimiento es que cayó de una nube de los dioses, a cualquiera le puede pasar. Lo importante es el aprendizaje y la vivencia, y como digo en el título, la certeza de que lo intentaste. Y un día te paras, piensas en que lo único que tienes es más bien una nube flotante, él encima lo confirma, deja claro que si alguna vez dijo algo de luchar ya la palabra no aparece por ninguna parte, y la cosa se deja estar quieta una temporada o para siempre antes de que llegue a una hecatombe mayor.
Pero voy al mensaje positivo que quiero transmitir con esto. Si pusiese fin a este blog mañana o dentro de X tiempo, sin resultado positivo en mi búsqueda, podría poner con toda la tranquilidad de mi conciencia ese epitafio digital: “lo intenté”. Porque sí, señor@s, yo puedo decir que lo intento, que por energía de mi parte no quedará, y que cuando me dicen eso mismo de “vamos a intentarlo”, yo pongo de mi lado, mucho, demasiado a veces, más allá de lo razonable en ocasiones. Y cuando veo que al otro extremo de esa supuesta cuerda conectora hay una especie de globo que se va desinflando por mucho que sople, porque hay un agujero que no vi desde el primer momento, ya aplico lo de “no esperar lo imposible ni retrasar lo inevitable” (tercero de mis lemas). Y aquí lo más desconcertante es cuando veo que por la otra parte hay una actitud de ni me voy ni me quedo, no voy más allá pero sigo con la lluvia de tejos. Ahí es cuando me tengo que plantar porque me gustan las cosas claras y no creo merecer medias tintas.
No quiero sonar como esas mujeres que exclaman incrédulas “pero si lo di todo, y él no me correspondió”. No, no hay que tener expectativas ni culpar a alguien por no estar en el punto que tú quieres, ni culparte a ti, siempre hay dos culpables, o ninguno, y es en todo caso culpa tuya por insistir en sacar de donde es complicado hacerlo si ya estabas viéndolo venir desde el momento en que tú lo empujaste la primera vez a salir de su esfera de confort. Confort no significa estar genial, es solo esa zona conocida y cómoda, eso de preferir lo malo conocido antes que lo bueno por conocer.
Lo dicho, lo intenté. Lo seguiré intentando. Eso es vivir. Lo de los muertos vivientes debería quedarse para las películas gore. Espero que resuciten todos esos zombis. No es un insulto ni un reproche, en serio lo espero, y que sea pronto, por su bien y por el de las mujeres como yo que no vemos esos agujeros por los que se les escurre la vida sin que tampoco ellos se den cuenta. Hoy estoy triste, y no es por mí.
Lo intenté... debería ser el epitafio de todos los mortales, ¿no os parece?
(Gracias por hacerme ir a “lugares” que pensé que solo volvería a pisar en sueños. Ojalá saques beneficio de mis palabras algún día, lograr dejarte esa huella me llenaría de satisfacción aunque no fuese yo el espejo de tu dicha, te mereces ser feliz por mucho que no lo creas).
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