No recuerdo en mi infancia referentes atractivos acerca de chicas dominando y chicos sometiéndose de manera evidente, ya sea en la pantalla o en cuentos/libros, más allá del príncipe fetichista de pies que todos conocemos y de la madrastra malvada, y con esta última no podía identificarme por aquello de sus instintos asesinos, aparte de que en esas edades no puedes meterte en la piel de alguien tan alejado de tu momento vital. Así que no hay nada en mis recuerdos excepto por estas dos escenas, que no es mucho pero que a mí me impactaron una barbaridad. “Como desees”... habré visto esa escena cien veces y se me sigue poniendo la misma sonrisa siempre, y en cuanto a la otra, eso de “no tienes poder sobre mí” fue como abrirme los ojos de par en par y exclamar, “¡esa, esa es la actitud que necesito ver en una chica!”.
Hoy en día el tema no ha evolucionado demasiado desde el cuento del príncipe azul que salva a la pobre chica que al parecer no es capaz ni de ponerse sus propios zapatos, y ya está bien de hacer creer a todo el género femenino que esa clase de príncipe azul existe; yo en todo caso creo que un sumiso -mi modelo de sumiso al menos- es lo más parecido que hay a eso, y por lo demás, la única manera de que un hombre se vuelva azul es hacerle un bondage... en el cuello.
Así y todo se van viendo algunos cambios en ese modelo tan trasnochado y falso, y parece que se empiezan a poner las pilas un poco a la hora de presentarnos modelos femeninos en pequeñito. Con escenas como las que traigo sí que se puede identificar alguna futura Ama. A mí al menos me tocan la fibra. Y para quien se sorprenda de que yo vea esta clase de películas, pues sí, las veo y las disfruto; cuando son buenas no me importa el género, a pesar de que en el manual de la perfecta Ama de cartón-piedra no quepan ciertas aficiones...
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