Respondo aquí una pregunta surgida en un comentario. ¿Qué pasará con este espacio cuando encuentre lo que busco? (Si es que eso llega a ocurrir, claro). Se sabe cuándo empieza algo pero no cuando termina, el tiempo lo dirá... serían las respuestas típicas, pero iré un poco más allá. Puede que se quede en pensamientos sobre Dominación Femenina como ya he escrito por aquí, o lo deje tal cual para que el hipotético sumiso no se duerma en los laureles, o hago una segunda parte tipo “Ama S. y sumiso-pata-negra en su mazmorra feliz” o lo dejo del todo porque mi misterioso visitante de Arabia Saudí (verídico ehm) da el paso de presentarse y acabo en un palacio cual sultana de película, qué-sé-yo, yo-qué-sé lo que puede pasar, pero tengo claro dos cosas:
-postear por postear sobre el tema que sea, por amplio y fascinante que pueda ser, llega un momento que se agota en sí mismo y ya resulta repetitivo y sin aportar nada nuevo. Llegados a ese punto, se cierra el blog de manera temporal o permanente y ahí queda por si sirve de algo;
-al mismo tiempo, todo lo que contribuya a difundir este modelo de relación, que ciertamente es minoritario dentro de la sexualidad en general y de la D/s en particular, será positivo, y si alguien siente atracción hacia esto, o no se termina de aclarar, etc y llega hasta aquí y “ve la luz”, no porque yo pretenda ser una autoridad en la materia, sino porque le sirva en algún sentido lo que lea, pues me daré por satisfecha, aunque no fuera esa la intención original.
La semilla de este blog surgió casi un año antes de ponerse en marcha, pero para hacer las cosas medio bien se necesitan circunstancias adecuadas. El ciberespacio no es un lugar grato a veces, y yo acabé algo quemada de cierta etapa forera, por eso un blog es lo que necesitaba para estar a gusto. Es tu casa, dices lo que te apetece y rechazas a quien no se comporte. Por tanto, las ventajas de entrada superan los inconvenientes.
Bloguear es algo que no se hace por obligación sino porque te apetece, te entretiene y relaja, y te llena cuando completas el post, lo montas y lo publicas, convirtiéndonos en periodistas por un rato. Como cualquiera que tenga uno sabe, mantener un blog es algo que requiere tiempo y esfuerzo. Tan solo buscar la foto que acompañe el texto es una tarea que a veces lleva más tiempo que escribirlo. Y escribir para mí es fácil. Si no fuera así sería absurdo ponerme a acumular entradas. Hay blogs que producen dolor de cabeza, con textos sin editar y contenido farragoso. No dudo que esos blogueros tengan cosas interesantes que aportar, pero no resulta tentador pararse a comprobarlo.
Se me ocurren algunas reflexiones sobre la blogosfera. El tema del número de visitas, por ejemplo. Creo que todos al principio miramos mucho las estadísticas, comprobando con ilusión y orgullo que aquello va subiendo como la espuma, o sintiendo desilusión cuando la cosa se estanca. Cosas propias de principiantes. Porque el número de visitas no sirve para gran cosa. Me explico. Puedes tener 100 visitas al día. Eso no significa que haya 100 personas que hayan leído el blog, ni entero ni algunas partes. Algunas visitas llegan tras meter unas palabras en el buscador, que ni siquiera son de Dominación Femenina, o vienen de páginas extranjeras tipo spammer, etc. Es decir, de visitas reales de gente interesada en leerte y que quieran volver o hayan estado antes, habrá la mitad de la mitad como mucho.
Más interesante es comprobar el “feedback” que tienes, reflejado en comentarios o en seguidores. Pero con los seguidores pasa otro tanto. Algunos tal vez se apuntaron un día y no han vuelto a pasar, o están ahí bien calladitos, como si no tuvieran nada que opinar o esperando que les entretengan sin más, lo cual es un derecho de cualquier internetero, pero que a veces te preguntas qué interés real tiene esa persona que te sigue pero que no participa al menos una vez aunque sea para saludar.
Después suele ocurrir que se forma una especie de corrillo, en el buen sentido de la palabra, con los comentaristas habituales. Te acostumbras a ver que están ahí fielmente y los echas en falta cuando no escriben. Se crea una sensación de familiaridad curiosa, un fenómeno muy típico en las ciber relaciones del tipo que sean, una falsa sensación de conocer a la otra persona, cuando realmente sois desconocidos por muchos posts que intercambiéis. Y esto no es ni malo ni bueno. Es otro tipo de relación, epistolar en este caso, que tiene sus ventajas. No hay prejuicios, no hay etiquetas, nadie juzga a nadie, la otra persona te produce un determinado efecto y con eso te quedas, incluso temes que no te cayese tan bien si os conocierais en persona, etc etc etc
Por último, decir que un blog es como todas las cosas en la vida, un 10% como son y un 90% como te las tomas, así que intentemos disfrutarlo porque para eso está. Te sirve a ti y no al contrario. Si no apetece o no hay nada que decir, ahí se queda parado el tiempo que haga falta. Sobre mi objetivo, decir que no he necesitado blog para conocer sumisos, pero quién sabe lo que puede surgir, es una vía como otra sin descartar otros medios. La verdad es que el porcentaje de los que me contactan es reducido en comparación con el número de visitas, lo cual es de agradecer, porque no se trata de probar suerte sino de hacerlo con un mínimo de convencimiento de que pensamos de modo parecido. Supongo que cuantas más visitas lleguen más probabilidad habrá de que alguien se identifique con lo fundamental de mis palabras.
En fin, que acabo de empezar y no es plan de ponerle fecha de caducidad, solo sé que con lo que escribo a ratos sueltos tengo material para bastante tiempo y siguen surgiendo temas a raíz de los comentarios, como es el caso de esta misma entrada. Así que de momento esto sigue. Y agradezco de antemano a los que me acompañéis en el trayecto.
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