A veces los sumisos dicen que hay que tener cuidado, que el Ama te puede comer. O no lo dicen, pero su comportamiento demuestra que andan con esa precaución. Yo no sé las demás, yo todavía no me he comido a nadie. Un mordisquito tal vez, pero nada para preocuparse. Además, hay cuerpos más apetecibles que otros para hincar el diente.
Pero, hablando algo más en serio, no me refiero a comer literalmente; de los muchos locos que andan por ahí todavía no he topado con alguno tan trastornado que piense que el canibalismo sea el no va más de la D/s. Lo cierto es que está tan mezclado el tema de la hombría, el miedo social, el desconcierto por la inversión de roles, que es difícil buscar un extremo del cual tirar y desenredar la madeja mental en la que se puede meter el sumiso a poco que le dé vueltas a la cabeza. Pero lo voy a intentar.
Algunos opinan que hay que tenerlos bien puestos, porque si no el Ama te come. Si el Ama en cuestión utiliza al sumiso como una marioneta con el que volcar todo lo peor que lleva dentro, tal vez sea un miedo justificado. Y se da el contrasentido de que eso es justo lo que quiere el sumiso, que lo utilicen, que lo humillen, que lo traten como un perro sarnoso, pero al mismo tiempo tiene su corazoncito y su dignidad y no quiere que nadie lo pisotee más de lo debido.
Miedo a que el Ama te trastorne, a que abuse, a que pierdas cualquier control sobre tu vida... entiendo que a esto se refieren los sumisos con sus temores al respecto, porque confieso que no comprendo del todo esa reacción de considerar al Ama como su peor enemiga, en vez de la cómplice y la parte complementaria de su sumisión. Si los límites son sanos -y con dos personas sanas y una relación sana no debe haber problema-, ese miedo no debería ni asomarse a la mente de nadie. Hay una frase que dice “Serás amado cuando puedas mostrar tu debilidad sin que el otro lo utilice para usar su fuerza”. En la femdom ocurre que el sumiso se muestra debilitado y el Ama ejerce su poder, pero el matiz es que esto no se utiliza para quitarle nada al sumiso sino para aportarle lo que le hace sentirse realizado, a no ser que ni una parte ni otra jueguen limpio, momento en el que se entra en cosas como el abuso financiero, la esclavitud estilo Guantánamo etc. Pero por lo general, el sumiso debería estar tranquilo de mostrar su debilidad sin que el Ama haga abuso, en vez de uso, de ello.
El sumiso desea -y al mismo tiempo teme-, perderse en el universo del Ama. Sigue siendo un hombre, o lo que se supone que significa eso que se le inculca desde todos los frentes sociales, no quiere perder su terreno. Teme que ella le lea la mente. O los hombres son muy simples o nosotras tenemos la famosa intuición o un sexto sentido, pero esto normalmente es así, los llegamos a conocer como si los hubiésemos parido. Suele ocurrir siempre, excepto cuando una mujer se deja llevar demasiado por sus sentimientos y se coloca la venda y deja de recibir las vibraciones, o los letreros luminosos, de que ese hombre en realidad no es lo que parece o finge ser. El (mal) sumiso teme que Ella sea inteligente y conozca hasta el último rincón de su alma, porque sabe que una vez que se entregue, no tendrá escapatoria, que se cumplirá su deseo de encontrar una mujer que es dominante, que le atrae y que encima es inteligente, y que de ese hechizo no lo va a poder sacar nadie ni nada.
Pero, ¿no es eso lo que buscan? Se supone que sí, pero... Y luego dicen que somos complicadas... Lo quieren pero siempre que puedan dejar una puerta abierta para escapar si aquello se pone demasiado... serio, complicado, intenso (cada cual que elija la palabra que se adapte mejor a su temor concreto). Yo creo que no temen a que el Ama se pase de intensidad con los latigazos, lo que verdaderamente temen es encontrar una mujer que tenga inteligencia y que encima la utilice, porque ese es el verdadero dominio, el mental, y ahí es donde entra la verdadera hombría, hacer frente a lo que deseas y aceptarlo, pero de eso hablaré más extensamente en otro momento. Lo que digo ahora es que es difícil dominar a quien no confía, es como intentar atrapar el agua, solo te moja pero siempre se escurre entre los dedos. Y así no hay manera, sumisitos míos...
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